Los fines de semana, el Centro Comercial Bolívar se torna en un apetecido punto de rumba, pero muchas veces la intranquilidad ronda a las afueras de la mayoría de las discotecas, estancos y bares que funcionan allí.

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Para algunos cucuteños se han vuelto normales las peleas en las afueras de los sitios comerciales, cualquier fin de semana en la madrugada, casi siempre cuando los clientes salen en busca de un taxi o sus carros para dirigirse a sus casas. En cualquier momento personas, al parecer, bajo el efecto del alcohol, se enfrentan a puños o hasta botella.

Todo mientras docenas de espectadores no interfieren en las contiendas y se limitan a grabar lo sucedido para subirlo a las redes sociales.

Esta violencia no es controlada por la seguridad privada de los establecimientos nocturnos, pues estos se encargan únicamente de mantener el orden dentro de cada lugar, siendo la calle ‘tierra de nadie’.

En esos casos solo queda que la Policía intervenga, pero los uniformados pueden demorarse hasta veinte minutos en bajar desde la estación de La Libertad. Según vecinos, en la zona es escasa la presencia de las autoridades policiales durante toda la noche, pese a que el Comercial Bolívar está ubicado a pocas cuadras del Comando de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc).

Los propietarios de los diferentes negocios tienen claro que el espacio público no lo controlan, pero en sus discotecas cuentan con equipos de seguridad; quienes a la entrada requisan a las personas e impiden que ingrese armadas, además que exigen que porten consigo su cédula, para que ningún menor se logre colar.

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Daniel Abreo, copropietario de dos discotecas que funcionan allí y miembro de Asobares, explicó que el manejo de las personas ebrias es difícil, pues dentro de los sitios la seguridad impide que ocurran altercados, una vez en la calle nadie les frena que hagan de las suyas.

“No se puede calificar el Centro Comercial Bolívar como un sitio inseguro por lo que sucede en la calle, los sitios nocturnos tienen, en su mayoría, su seguridad privada que impide que ingresen armados, con droga o menores de edad. Pero, ya afuera es de Dios y el diablo”, indicó Abreo.

El empresario añadió que en algunos negocios, pueden no haber requisas y habría mayor libertad para el ingreso de menores. “En esos sitios no hay un filtro de seguridad”, indicó.

¿Y la seguridad?

Los propietarios de los negocios son conscientes de la difícil situación que se presenta. Durante cerca de 10 años han pedido a la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) un Comando de Atención Inmediata (CAI) móvil, como el que tiene el Malecón. Con esta propuesta se busca que el desorden y la inseguridad sean controladas, pero, no se ha logrado.

José Luis Mora, presidente de Asobares, se mostró preocupado puesto que las personas confunden la seguridad privada de los sitios con la Policía, pues creen que ellos tienen autoridad para impartir orden en la calle. Según se conoció, solo patrullarían dos motos de la Policía, con cuatro uniformados. En otras palabras, muy poca autoridad para controlar a cientos de personas que salen de rumba en un fin de semana a esta ‘zona rosa’.

Alejandro Martínez, secretario de Seguridad Ciudadana de Cúcuta, analiza la posibilidad de poner a funcionar el CAI. Por lo pronto –dice- se ha aumentado el pie de fuerza en el Bolívar y el “trabajo interinstitucional de diferentes Secretarias, actuando dentro de sus competencias: Gobierno, Desarrollo Social, etc. Hacemos campañas contra la extorsión y un llamado a la cultura ciudadana”, añadió Martínez.

Los menores de edad

Los fines de semana, la Policía de Infancia y Adolescencia adelanta algunas acciones junto con miembros del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y de la Alcaldía, para revisar si hay menores de edad allí.

La presencia de funcionarios de diferentes organizaciones garantiza que haya un experto para cumplir con los protocolos necesarios. “En caso que el menor sea víctima de trabajo infantil, lo pongan a vender en la calle o en algún sitio, es dirigido con el ICBF”, indicó una fuente de Infancia y Adolescencia.

A los menores que tienen acudiente, son trasladados a una Comisaria de Familia, donde el adulto debe ir a reclamarlo, y podría ser multado, según la Ley 1801, hasta por $956.000. Si no hay alguien que responda por él, queda a disposición del ICBF.

“En cada operativo que hemos hecho encontramos muchos menores, a veces no damos abasto”, añadió la fuente.

Los menores son sorprendidos, en muchas ocasiones en la parte externa de los establecimientos, debido a que no los dejan ingresar. Muchos negocios se ‘curan en salud’, pues si encuentran a un adolescente, este podría recibir una sanción consistente en un cierre preventivo, de hasta 10 días. Si eso vuelve a ocurrir, las consecuencias para el negocio serán más graves.

El expendio

Según fuentes judiciales, la venta de droga se daría mediante el menudeo, es decir, no hay un centro de distribución en la zona sino personas que la venden a sus clientes.

Un comerciante que no reveló por seguridad su identidad, explicó que ese negocio, en muchas ocasiones, sería orquestado por algunos vendedores ambulantes, pues aprovechan su contacto con las personas para ‘jibarear’.

“En mi caso personal, afuera dejamos a los vendedores que conocemos y les tenemos confianza, porque no sabemos si otra persona venga a ‘jibarear’ afuera de los negocios y nos dañe la imagen”, añadió el comerciante.

Frente a esa problemática, el general Óscar Moreno, comandante de la Mecuc indicó que el microtráfico tiene injerencia en los sitios de rumba “que tienen sus canales de distribución”, añadió el mando policial.

El Secretario de Seguridad Ciudadana añadió que se han iniciado diferentes investigaciones al respecto.

El tan anhelado decreto

Dentro del gremio nocturno hay una fuerte disputa por la libertad que tiene el Centro Comercial Bolívar al tener el horario de cierre más amplio de la ciudad: los negocios tienen plazo de apagar la rumba hasta las 4:00 de la mañana, en otras zonas no excede de las 3:00 a.m.

La estrategia para mitigar las ‘trifulcas’ afuera de los sitios nocturnos, según ellos, es que la Alcaldía emita un decreto en el que la hora de cierre de las zonas turística y ‘rosa’ sea el mismo.

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