Por varias décadas, las mujeres trans que viven en condición de prostitución han estado presentes en Cúcuta, pese a las humillaciones, maltratos o rechazo que son constantes por parte de otras personas, además de funcionarios públicos o hasta las autoridades, sin embargo, ellas han sabido sobreponerse y construir una comunidad, que hoy sigue vigente.
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‘Valentina’ hace parte de esta comunidad y cada fin de semana llega a la avenida 7 con calle 3, en la zona céntrica de Cúcuta, junto con ella se encuentran otras mujeres trans, todas buscan ganar algo de dinero para pagar sus gastos mensuales.
“Además de venir aquí los fines de semana, trabajo en otro lugar entre semana, porque la necesidad es muy grande y no hay garantías de un empleo digno para nosotras en la sociedad. Aquí pareciera que nos toleran solo para ser tres cosas prostitutas, modelos webcam o peluqueras, de resto no nos quieren ver en otro lado”, aseguró ‘Valentina’.
En los recuerdos de ella, al igual que otras mujeres trans, que han trabajado por muchos años en esa esquina, todavía existen esos dolorosos momentos en los que por intolerancia u otra razón, varias integrantes de su comunidad han sido asesinadas y lo peor de todo es que hasta la fecha, esos homicidios no han esclarecidos por las autoridades.
‘Valentina’ ha tenido que soportar el crimen de tres de sus compañeras, ‘Yesenia’, ‘Sheila’ y ‘Dani’, quienes fueron asesinadas con balazos a quemarropa. Esta masacre se dio hace más de 10 años. El hecho le provocó pánico y la abrumó, ella no podía entender cómo había sucedido algo así, tan cerca del CAI del parque Nacional, que está a solo dos cuadras de donde se dio todo.
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“Cuando eso, era peluquera en un salón y salí como a eso de las 10:00 de la noche, cuando me encontré con una compañera que venía llorando, la abordé y me contó de los asesinatos, lo primero que hice fue mirar hacia atrás, porque el miedo me invadió y aunque quería volver a mi casa, preferí ir a la escena del crimen y ahí estaban mis compañeras tiradas en el piso, masacradas como perros, fue horrible”, recordó Valentina.
Y las cifras de esos homicidios son poco alentadoras, pues 21 mujeres trans han sido asesinadas desde 1988 hasta la fecha, en ese mismo lugar donde mataron a ‘Yesenia’, ‘Sheila’ y ‘Dani’. Ante esos crímenes, ellas decidieron unirse aún más y crearon lo que hoy llaman una familia.
En donde, según ellas, hay unos principios y valores inviolables, que cuando alguna de ellas no cumple, las demás se encargan de corregir sus comportamientos por medio del diálogo.
“Generalmente dicen que no tenemos sentimientos o que venimos de hogares disfuncionales y por eso somos así, pero nada es más alejado de la realidad, aquí todas siempre estamos pendientes de lo que pasa con nosotras, que si son abusadas o hurtadas. En algunas ocasiones nosotras mismas atrapamos al tipo que había asesinado a una compañera, no muchas veces, pero si ha pasado”, explicó la mujer trans.
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“Ni las instituciones, ni el gobierno ha hecho que la sociedad cambie, es la familia cucuteña, que cuando tiene a una persona de una orientación sexual distinta, empieza a conocer y vivir de cerca los problemas que tenemos, antes la gente era muy agresiva y aunque en algunos casos ese comportamiento se mantiene, ya no son todos. Además, varios líderes y lideresas han alzado la voz, y si se ha hecho un eco”, manifestó Valentina.
¿Qué pasa con las autoridades?
Si bien, resaltan que no todos los policías abusan de la autoridad para someter a las mujeres trans, varios las han humillado y tratado de forma despectiva, cuando van a hacer una requisa o patrullan por el lugar, y pese a los talleres que mujeres trans líderes han dado a la Fuerza Pública, sobre cómo tratar a una mujer de su comunidad, sostuvieron que es muy raro cuando los aplican.
“Algunos, no todos, cuando nos hablan sentimos como un resentimiento o una fobia hacia nosotras, recuerdo que en pandemia nadie podía salir, pero igual nosotros teníamos deudas que pagar e íbamos a las esquina, en algunas ocasiones nos advertían, pero varias veces llegaron y nos golpearon con los bolillos para que nos fuéramos, al final pudimos llegar a un acuerdo con un teniente que nos escuchó”, señaló la mujer trans.
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Lo que más desean, de acuerdo a varios testimonios de mujeres trans en condición de prostitución, es un lugar con más oportunidades, en donde la condición de ser trans no afecte sus posibilidades de desempeñarse en un empleo como una persona promedio.
“Yo me amaño mucho en Cúcuta, por más que digan que está mal o es insegura, esta ciudad tiene mucho que enseñarle a otras más grandes en cuanto a la clase de gente que somos y quisiera tener la certeza de que puedo vivir en este lugar, que para mí es tan especial, trabajando de forma digna”, concluyó Valentina.
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