Este 16 de abril se celebró en el mundo el Día Mundial del Emprendimiento y, de acuerdo con Naciones Unidas, los pequeños negocios representan el 90% de las empresas en el mundo, brindan entre el 60% y el 70% del empleo y aportan el 50% a la economía mundial.
En Colombia, según la Encuesta de Micronegocios del 2023 realizada por el DANE, existen 3,8 millones de micronegocios en el país, cifra que los ubica como actores clave del aparato productivo nacional. Estos pequeños negocios se dedican principalmente a actividades agrícolas, industria manufacturera y comercio al por menor.
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De ahí que acompañar a los microempresarios del país para que implementen estrategias más sostenibles durante el desarrollo de sus actividades productivas, brindándoles -por ejemplo- acompañamiento, herramientas y recursos que les permitan reducir sus emisiones de CO2, se convierte en una forma de contribuir a mejorar el impacto de los negocios sobre el medio ambiente.
Y es que el 2024 ha estado marcado para el país por los severos impactos climáticos que han alterado en gran medida el día a día de las personas. La declaración oficial de la llegada del fenómeno de El Niño, los incendios forestales ocurridos en enero y el actual desabastecimiento de los embalses en distintas zonas del país, que ha llevado a un racionamiento de agua en Bogotá, son alertas claras de efectos climáticos que está teniendo el planeta.
De acuerdo con el gerente de Sostenibilidad de Bancamía, Óscar Hernández, la sostenibilidad va más allá de ser una tendencia del mercado alrededor de los negocios verdes y se ha convertido en una necesidad para generar un cambio de consciencia entre los microempresarios que estimule transformaciones de sus unidades productivas, tanto para el crecimiento de las microempresas, como por el aporte al cuidado del planeta.
“La sostenibilidad se debe mirar desde tres frentes: el económico, el ambiental y el social. Así, una microempresa que se pueda llamar sostenible debería desarrollar sus actividades a partir de una buena salud financiera, y de la implementación de prácticas ambientales y comunitarias que generen impacto”, afirmó.
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Hernández sostuvo que es importante que los microempresarios vean como una inversión la puesta en marcha de medidas que les permitan optimizar el uso de los recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático, entre otros, como una decisión favorable para el crecimiento integral de sus negocios, que los acerque a un estado de bienestar para su unidad productiva, sus familias y comunidades, buscando que permanezca en el largo plazo.
Entidades como Bancamía, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA, han trabajado para apoyar a las microempresas que deseen implementar prácticas más sostenibles y, en los últimos años, el banco ha desembolsado más de $21.100 millones en 6.600 microcréditos verdes como parte de una apuesta por las microfinanzas sostenibles a través de sus tres líneas de créditos verdes que brindan soluciones para temas de eficiencia energética, la puesta en marcha de medidas de adaptación al cambio climático y el acceso agua potable y saneamiento.
Además del apoyo financiero, el banco, a través de Empropaz, iniciativa liderada por Bancamía, en alianza con USAID, junto a la Corporación Mundial de la Mujer Colombia y la Corporación Mundial de la Mujer Medellín/De Mis Manos, promueve el fortalecimiento integral y sostenible de las microempresas a partir de un modelo innovador de acompañamiento.
Este modelo ofrece a los microempresarios oportunidades para que accedan a productos y servicios en condiciones especiales, mientras van desarrollando habilidades empresariales por medio de formación especializada.
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De esta manera, este programa busca que la sostenibilidad de los pequeños negocios se convierta en un efecto multiplicador de desarrollo económico, social y ambiental en los territorios, especialmente en zonas afectadas por la violencia y la pobreza.
Es por esta razón que Empropaz, brinda 5 tips para que las microempresas sean más sostenibles:
- Ahora que se da una coyuntura por la disponibilidad del agua, es fundamental encontrar otras fuentes que permitan el abastecimiento, como aprovechar las aguas lluvia.
- Para los microempresarios rurales, se recomienda, implementar acciones que protejan los ciclos productivos de los cultivos, teniendo en cuenta el riesgo climático latente. Para ello se pueden poner en marcha medidas de adaptación como, por ejemplo, sistemas de riego por goteo para sequías.
- Incorporar medidas para que la unidad productiva consuma menos energía, agua y que genere menos residuos como, por ejemplo, reemplazar el sistema de iluminación de alto consumo por uno ecoeficiente.
- Asegurar la unidad productiva a través de microseguros paramétricos, que protegen contra fenómenos del clima, teniendo en cuenta que el cambio climático podrá tener algunas manifestaciones que requieren estar preparados. Esto asegura la continuidad del negocio, así como el bienestar para el microempresario.
- Capacitarse constantemente, entender y poder reconocer la importancia de invertir en la sostenibilidad, con los beneficios que trae dentro del rendimiento de las pequeñas empresas.
Ecoemprendedora: la mujer detrás del reciclaje
Entre las diversas actividades productivas que Bancamía apoya a través de los créditos productivos, muchas de ellas logran un impacto ambiental positivo, entre estas se encuentran las microempresas que desarrollan procesos alineados con la economía circular, tal es el caso de la emprendedora Jennifer Gavalo.
Jeniffer es enfermera y vivió varios años en Venezuela, donde conoció a su esposo y tuvo dos hijos, un niño y una niña, quienes actualmente tienen 14 y 9 años, respectivamente. Al llegar a Colombia se enfrentó a la dificultad de conseguir un empleo, así que junto con su hermano aprendieron sobre reciclaje e iniciaron su negocio: Gava Ekos.
Arrancar fue difícil porque el mercado estaba monopolizado por cinco empresas y los recicladores del municipio no confiaban en ellos, con el tiempo se ganaron su confianza y hoy en día trabajan de manera fija alrededor de 10 recicladores y compran entre 1.600.000 a 2.200.000 por día. Junto a Jeniffer trabaja su esposo, su hermano Carlos y su cuñada; además de tres empleados que se encargan principalmente de clasificar el plástico.
Gracias al empeño de Jeniffer y su valor agregado, Gava Ekos ha logrado generar acuerdos comerciales con empresas de Medellín para venderles toneladas mensuales de este material procesado.
Con el apoyo de Bancamía, Jeniffer obtuvo un préstamo con el que adquirió maquinaria para procesar el plástico, además compró un transformador que garantiza el servicio de energía. Con Bancamía llevan varios créditos, el banco ha sido para ella un aliado estratégico y resalta la facilidad que tuvo para que le otorgaran los créditos, en cuanto al proceso y al tiempo de desembolso.
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