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Migración
La cruzada por cuatro venezolanos enviados a la cárcel de El Salvador
Las familias de Andrés Morales Rolón, Carlos Uzcategui Vielma, Widmer Agelviz Sanguino y Luis Núñez Falcón cuentan cómo han vivido estos 15 días, tras la deportación al Cecot en El Salvador.
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Keila Vilchez
Keila Vílchez B.
Domingo, 30 de Marzo de 2025

La vida de 238 seres humanos yace detrás de los barrotes fríos del conocido Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), en El Salvador. 

Todos tienen tres cosas en común: son venezolanos, están tatuados y querían rehacer sus vidas en los Estados Unidos.

La estigmatización de sus tatuajes los relacionó, sin pruebas, con el grupo criminal venezolano Tren de Aragua, catalogado por el gobierno de Donald Trump como  organización terrorista. 

El presidente estadounidense invocó la Ley de 1798, usada por última vez durante la Segunda Guerra Mundial, para justificar las deportaciones masivas. 

Estos 238 hombres desde el sábado 15 de marzo llegaron en tres vuelos procedentes de Texas a El Salvador acusados de pertenecer al Tren de Aragua. Han pasado 15 días, desde esa fecha, y hoy sus familias viven la peor pesadilla de sus vidas, tal como la han catalogado.

No saben nada de ellos, desde ese día en la mañana, perdieron todo tipo de comunicación con sus seres queridos.

El Gobierno venezolano calificó la acción como un secuestro y presentó un recurso de habeas corpus ante la Corte Suprema del país centroamericano para conseguir la liberación de este grupo. Igualmente, la organización Unión Americana de Libertades Civiles (Aclu) está acompañando legalmente a estas familias para representarlas ante el Gobierno de los EE. UU. y defender los derechos de los deportados.

Hoy los núcleos familiares de estos venezolanos alzan su voz para exigir el respeto al libre proceso y para pedir el respeto de los derechos humanos de sus seres queridos.


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La Opinión entrevistó a Deisy Aldana, Elizabeth Mora, Jhoanna Sanguino y Orianny Vásquez, en representación de todas las familias afectadas, y ellas cuentan cómo han vivido esta cruzada con sus seres queridos, 15 días después de la deportación a El Salvador.

 

‘Lo enviaron por sus tatuajes’

Deicy Aldana

Andrés Guillermo Morales Rolón tiene 26 años y es colombo-venezolano. Fue detenido el 5 de febrero, a las 5:00 de la mañana, cuando funcionarios de ICE lo sacaron de su apartamento delante de su esposa, Deisy Aldana, colombiana. 

Ese día, los efectivos de migración hicieron una redada en Denver, Colorado, donde llegó Andrés, en 2022. Cuenta Deisy que ese día comenzó su cruzada.  

Este colombo-venezolano contaba ya con su permiso de trabajo; sin embargo, relata su esposa que “el día que llegó ICE al apartamento, a pesar de mostrarle los documentos les valió nada, porque se los tiraron al piso, lo esposaron y se lo llevaron con su papá, un señor de la tercera edad”.  

Tres días después de los sucedido Deicy se enteró que Andrés estaba recluido en un centro de detención en Colorado. 
Luego de 15 días de la detención, compareció ante un juez y le solicitó su salida voluntaria, pero la corte le dijo que legalmente sería una expulsión.

“Él le dijo que lo único que quería era devolverse. Le llegó su orden de deportación y se enviaron los papeles al consulado de Colombia en San Francisco. Yo misma hablé con los representantes del consulado y 15 días después ya tenían conocimiento del caso, pero estaban esperando la valoración de las huellas. Ya estaba listo todo, le mandaron el número de pasaporte y le manifestaron que en unos días lo regresarían”. 

trabajaba en los Estados Unidos

Sin embargo, desde Colorado lo trasladan a un centro de reclusión en Texas, y estando en este espacio le hicieron firmar una orden de salida. 

Deicy cuenta que pudo conversar con él, por medio de unas tablet que le proporcionan a los reclusos en estos espacios, pero ya desde el viernes 14 no supo más de él. “Me metí en la aplicación y me salía que había sido liberado y en la página de ICE no aparecía nada de él.  Andrés Guillermo ya no estaba en los Estados Unidos”.

Cuenta que en el tiempo que él estuvo en los EE.UU. trabajó en dos empresas y que no posee antecedentes penales. “Lo enviaron para allá por sus tatuajes”. 


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‘Nos dio miedo y le dije que pidiera la deportación’

Familia de Carlos Uzcategui

Carlos Alexis Uzcategui Vielma tiene 32 años y nació en Caracas, pero se crio en el estado Táchira, en el municipio Lobatera. Antes de irse a los EE.UU. trabajó desde los 16 años como minero. Pero la situación económica lo obligó a migrar, tras llegar a un acuerdo con Elizabeth Mora, su pareja. 

El 18 de marzo de 2024 salió para México atravesando el tapón del Darién con un amigo y un primo de su amigo. Llegó a finales de abril a Ciudad de México, desde donde se registra en la aplicación de CBP One. El 10 de diciembre le tocó la cita e ingresó a los EE. UU. por el puente internacional Brownsville-Matamoros. 

“Le dicen que por sus tatuajes lo van a dejar en investigación por unas horas (…) Queda detenido y yo me entero el día 12 que estaba en Texas en un centro de detenciones. Descargué las aplicaciones y por una tablet nos comunicamos hasta el 15 de marzo”, relata. 

Carlos Uzcategui

A Carlos le hacen la entrevista del miedo creíble y fue aprobado. Lo ponen a esperar la fecha de corte para que un juez de migración decida su situación. El 12 del mismo mes acude a la primera audiencia. “Se presenta ante el juez y le preguntan si desea continuar con el trámite migratorio o quiere ser deportado, y él manifiesta que desea seguir. Le dan la planilla de solicitud de asilo y ponen segunda audiencia”, cuenta Mora.

Durante esos casi 15 días salió el primer vuelo de venezolanos a Guantánamo causando temor entre Carlos y Elizabeth. “Nos dio miedo y le dije que no entregara el formulario y que pidiera la deportación en esa próxima audiencia”.

Así lo hizo solicitando su salida voluntaria y el juez le manifestó que le emitiría una orden de expulsión y que debía esperar los próximos vuelos hacia Venezuela. 

El miércoles 12 de marzo les mandaron a recoger sus cosas porque el vuelo ya estaba listo, pero 3 horas después lo devolvieron.. “El sábado en la mañana me llamó diciéndome que lo mandaron a recoger todo y que ahora si los iban a sacar”. Desde esa mañana Elizabeth no ha vuelto a hablar con Carlos, a quien identificó en los videos del Gobierno de El Salvador, mientras era llevado al Cecot.


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‘El primero en la lista’

Jhoanna Sanguino

Widmer Josneyder Agelviz Sanguino es el primer nombre que aparece en la lista de los deportados a El Salvador. Este joven nacido en el estado Táchira solo tiene tres tatuajes en su cuerpo y por ello lo detienen y deportan

Jhoanna Sanguino, tía del joven, y quien reside en Cúcuta, cuenta que Widmer junto con su mamá y sus dos hermanos menores llegaron a los EE.UU. el 19 de septiembre de 2024 en un vuelo procedente de Ecuador, donde habían migrado inicialmente, como beneficiarios del programa de reasentamiento de Acnur y OIM. 

“Cuando ingresan al aeropuerto de Houston lo detienen por sus tatuajes y de inmediato lo relacionan con el Tren de Aragua… Allí comienza toda esta tragedia y le informan a mi hermana que va ser sometido a una investigación”, detalla.

Widmer

Widmer Josneyder estuvo detenido por seis meses y su familia logró contratarle un abogado, y pasó por diferentes solicitudes de procesos migratorios para lograr su salida del centro de detención: parole, fianza y por último la solicitud de asilo. 

Su tía con mucho dolor cuenta cómo a Widmer se le han vulnerado todos sus derechos, sobre todo por el hecho de llegar a los EE. UU. amparado bajo un programa para poblaciones vulnerables. “Mi sobrino no tiene antecedentes en ningún país donde ha estado, ni en Venezuela, ni en Ecuador y menos en los Estados Unidos”. 

El caso de Widmer Josneyde aún permanece en sistema para la solicitud de asilo, de hecho aparece que tiene corte de audiencia el 1 de abril. 

“El lunes luego de la deportación seguía en sistema. Ya el 20 le confirman a mi hermana que había sido deportado (hacia El Salvador), pero ese mismo día sale el listado y sí estaba de primero en la lista”, contó Jhoanna. 

Esto ha sido un duro golpe para la familia, que mantiene la esperanza intacta de volver a abrazar al Widmer. 

Por este joven tachirense la comunidad salió a protestar, porque los vecinos de su sector sostienen que es un muchacho que migró con ganas de salir adelante.


‘Ese es Luis, lo conocí por un video’

Luis en Estados Unidos

Luis Alfredo Núñez Falcón, de 38 años, nació en el estado Portuguesa, pero desde que tenía 17 años vive en Puerto Cabello (estado Carabobo). En agosto de 2023 decide migrar hacia los EE.UU. por petición de un amigo que ya había migrado. 

“Él salió a Colombia y luego a Ciudad de México, el 2 de septiembre estando en México los robaron y deciden entregarse a migración de los Estados Unidos. Estuvo detenido por dos meses y medio, y el 8 de diciembre sale y se dirige a Detroit, su lugar de destino”, cuenta Orianny Vásquez, esposa de Luis Alfredo. 

Este venezolano, quien en su patria era pescador y trabajaba en la construcción, durante su estadía en EE.UU. se desempeñó como removedor de nieve y estuvo  en el área de construcción y demolición. 

En diciembre del año pasado, mientras hacía unas compras para las fiestas de Fin de Año lo detienen y le requisan el carro, y en esa revisión le dicen que se levante la camisa y le ven los tatuajes y se lo llevan detenido. “Pensé que lo soltarían luego, porque le dicen que están en averiguaciones porque puede ser del Tren de Aragua”, recuerda.

Orianny asegura que se lo llevaron detenido por los tatuajes de la rosa y el reloj que tiene, pues ya Luis tiene un proceso migratorio en curso en los Estados Unidos. 

Luis trabajando

Hasta el 8 de marzo su esposa supo de él, y logró reconocerlo entre los videos y fotografías que se publicaron luego del envío de los venezolanos a la prisión salvadoreña. 

“Ese es Luis dije, lo conozco y cuando el martes salió la lista, efectivamente era él, salía en el número 145”, cuenta Orianny, quien sostiene que han sido días difíciles, pero ahora más que nunca tiene toda su fe puesta en Dios, sabiendo que todo se va solucionar.

“Le digo a las familias involucradas que confiemos en Dios, confiemos en la inocencia de nuestros familiares, porque pronto se hará justicia. Tal como dice el salmo 34:19: ‘Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo libra”, cita esperanzada la joven venezolana. 
 


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