Desconfianza, temor y pocas palabras fue lo que quedó entre las personas que habitan en ranchos precarios de tabla y plástico, en la trocha La Marina, alrededor de La Parada (Villa del Rosario), luego de presenciar el miércoles, el asesinato de un hombre.
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El hallazgo por parte de las autoridades del cuerpo sin vida de José Gregorio Acosta Alfonso se produjo a las 4:15 de la tarde, en un cambuche, a pocos metros del territorio venezolano.
“Hermano no sé nada de eso, a nosotros nos contaron que habían matado a un hombre, pero mejor me quedo callado, porque si se enteran que hablé yo voy a ser el próximo muerto”, dijo una de las personas que debe sobrevivir en ese lugar.
Según se conoció, una mujer fue la que se encargó de alertar a uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta sobre el asesinato, cuando se le acercó a una patrulla para preguntarle que cuándo pretendían levantar el cadáver de la víctima, que fue atacada a disparos, al parecer, desde las 7:00 de la mañana.
De inmediato los policías llegaron a la escena del hecho, donde hallaron a Acosta tendido boca abajo, con al menos tres impactos de bala en el pecho y en una axila. Al parecer, la víctima llevaba viviendo pocas semanas en ese lugar.
La Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) adelantó la inspección y el levantamiento del cuerpo, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal.
Lo que lograron conocer las autoridades, es que en la mañana los habitantes del sector escucharon las detonaciones de varios disparos y después de algunos minutos, cuando se percataron de que no corrían peligro, encontraron el cuerpo sin vida de la víctima.
Los móviles
La presencia de grupos armados ilegales en la zona de frontera, donde se lucran del cobro de extorsiones por el paso de personas y mercancías de contrabando, al parecer, ronda el reciente homicidio en La Parada.
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Una fuente judicial explicó que los transeúntes y habitantes de La Parada están expuestos constantemente al cobro de extorsiones e intimidaciones por parte del Ejército de Liberación Nacional (Eln), en territorio venezolano y de la banda criminal Tren de Aragua, en suelo colombiano.
“Del río hacia Venezuela es territorio de los ‘elenos’, ellos cobran la primera ‘vacuna’ y en el otro lado de las trochas cobra el Tren de Aragua, eso es un negocio redondo, y las que sufren son las personas que tienen que pagar dos veces para ir de un lugar a otro”, explicó la fuente.