En Norte de Santander, el factor económico afecta gravemente el derecho a la educación, porque el 46,7%, de los 84.000 habitantes entre los 6 y 21 años que debe o desea estudiar, no accede al sistema por tal situación.
De acuerdo con la reciente Encuesta de Calidad de Vida (ECV) 2024 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 21,6% no va a una institución educativa por falta de dinero o costos educativos elevados y el 25,1% no lo hace porque necesita trabajar.
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El año anterior, la falta de dinero o costos educativos elevados pesó 13,0%, por lo que se ve un aumento de 9,6 puntos porcentuales (p.p.); y la necesidad de laborar, 26,2%, es decir, hubo una reducción de 1,1 p.p.
Para el economista e investigador Mario de Jesús Zambrano Miranda, al revisar el nivel de formación alcanzado por rango de edad, el informe revela que el ciclo educativo comienza con buena cobertura y que, conforme avanza en edad, se enfrenta a rezagos, bifurcaciones y desigualdades.
Zambrano explicó que los niños entre 6 y 10 años se concentran casi exclusivamente en básica primaria, con un 93,7% ya insertado en este nivel. Mientras que, en el grupo de 11 a 14 años, se percibe una transición activa hacia la educación secundaria, con un 71,5% cursando este nivel.
Resaltó que, no obstante, el 27,2% que aún permanece en primaria indica que existen rezagos académicos o dificultades en la progresión escolar.
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“La mejora de las trayectorias educativas implica no solo mantener el acceso temprano, sino asegurar la permanencia, la progresión oportuna y la transición efectiva hacia niveles superiores”, dijo a La Opinión el docente de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).
El economista sostuvo que es crucial atender los rezagos con políticas diferenciadas, especialmente para adolescentes y jóvenes, y fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida para adultos que aún no han concluido su formación básica o desean continuar en niveles superiores.
“Es inadmisible que el derecho a aprender siga siendo una variable determinada por el lugar de nacimiento, moldeada por la pobreza y una guerra ignominiosa. En Norte de Santander, superar la pobreza de aprendizaje es un imperativo de justicia territorial. Parafraseando a un poeta: un niño sin escuela, es un grito sin eco’”, agregó.
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El educador manifestó que el rango de 15 a 16 años marca el paso crucial hacia la educación media, con 41,2% de los jóvenes allí ubicados. Sin embargo, un importante 50,4% aún se encuentra en secundaria, lo que sugiere un retraso acumulado en el avance escolar.
Por otro lado, Mario Zambrano señaló que en la población de 17 a 21 años se destaca un cambio positivo: 32% ya accede a educación superior y 45,3% cursa media, lo que implica una inserción significativa a niveles avanzados de formación. A pesar de ello, un 16,4% permanece en secundaria.
En los mayores de 22 años, la diversidad educativa se amplía. Mientras que un 30,2% solo alcanzó la primaria y un 11,7% la secundaria, también se observa que 23,8% cuenta con formación superior y un 3,9% ha alcanzado posgrados.
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