En redes sociales las opiniones de los cucuteños respecto a este mural han estado divididas, pues algunos consideran que es una expresión pacífica y válida de los jóvenes, quienes han encontrado en el grafitti y el muralismo una forma de manifestarse, mientras que otros consideran que esta es una acción que atenta contra el patrimonio público de la ciudad y la relacionan con vandalismo.
Llamado a la tolerancia
El alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, se pronunció frente a estas diferencias de ideología para que haya un diálogo sin acudir a la violencia entre las dos partes.
“Respetar nuestro espacio público es un deber de todos. Las manifestaciones pacíficas son bienvenidas, pero salvaguardando siempre la integridad de los ciudadanos, con tolerancia y convivencia ”, dijo el mandatario de los cucuteños.
Asimismo, indicó que está abierto para trabajar con un solo propósito: cuidar y sacar adelante la ciudad.
La otra cara
Por su parte, Diego Villamizar, coordinador del Centro Democrático en Norte de Santander, emitió un comunicado en un tuit, en el que señaló no se mostró las dos 'caras' de lo ocurrido.
Según Villamizar, recibieron amenazas de ser 'chuzados' con arma cortopunzantes cuando un grupo de ciudadanos intentaba restaurar un bien público.
"Dos jóvenes que se movilizaban en bicicletas, que portaban armas blancas y quienes minutos antes consumían sustancias alucinógenas debajo del puente, se acercan dando la orden de vamos a chuzarlos. Por lo que el hombre de protección reacciona en defensa ante esta amenaza", dice parte del comunicado.
A su vez, una de las personas que estaba pintando el mural señaló que uno de los jóvenes los llamó "paracos". "Los vamos a chuzar; les vamos a hacer otro más grande para sacar a ese cerdo", manifestó.