Las personas en situación de calle abundan en diversos sectores del Táchira, y la mayoría corresponden a hombres adultos mayores, niños y adolescentes, que durante la noche duermen sobre cartones y en el día deambulan por diversos puntos de la ciudad.
En la avenida Lucio Oquendo y calles adyacentes al Hospital Central de San Cristóbal, los adultos mayores en indigencia se observan visitando los locales comerciales de la zona y pidiendo dinero a los transeúntes. Algunos se han tomado una acera de la citada avenida para pernoctar, lavar algunas viejas mudas de ropa y dormir a la vista de los sancristobalenses.
No solo adultos mayores se observan pidiendo dinero, también se notan a varios niños de edad escolar visitando los comercios de La Concordia, donde algunos piden monedas en pesos colombianos y otros venden dulces o limpian vidrios de los carros.
Explotan a los niños
Un estudio de Uniandes detectó que cuidadores y familiares están explotando a niños en las calles de diversos municipios del Táchira, exponiéndolos a mendicidad. Nancy Ibarra, coordinadora del programa Somos Protección para Táchira, de la citada organización, expuso que esta situación se viene presentando en Ayacucho, Michelena y San Cristóbal.
Lea: Estado Táchira, en emergencia por continuos cortes eléctricos
“El 3% de los casos atendidos, de 366 casos de niños, niñas y adolescentes, desde enero hasta la presente, corresponden a niños que están en situación de mendicidad, que no tienen dónde pernoctar y no tienen cuidadores”, detalló Ibarra.
Refirió que la organización no gubernamental que promueve la defensa de los derechos humanos, viene trabajando con apoyo del Consejo de Protección en los tres municipios, logrando articular en operativos.
Subrayó que este tema ya dejó de ser de los niños que no tienen familia, e incluyó a los familiares y cuidadores que los convierten en mendigos, al ver los frutos que generan los infantes en las calles pidiendo dinero.
Algunas personas que tienen hasta cinco hijos se dedican a enviar a las calles de a dos, y en casos han detectado que a los niños les genera una situación de discapacidad adquirida para que den lástima, exigiéndoles una cuota mínima para regresar a casa.
Los menores que han detectado en las calles tienen una edad comprendida entre 6 y 12 años. Los que circulan en San Cristóbal se trasladan desde el municipio Torbes, una de las jurisdicciones con mayor índice de pobreza del Táchira.
Le sugerimos: Empresarios y colaborares dialogan sobre la integración económica
“Hay personas que los traen en las mañanas y les cobran en la tarde por devolverlos (a Torbes), se volvió una explotación con un ingreso fijo para los que promueven la mendicidad”, señaló la coordinadora del proyecto.
Desde Uniandes les brindan a los niños atención psicosocial, enlazan con los Consejos de Protección de los municipios y junto con ellos trasladan a los niños y les hacen acompañamiento legal. Entre marzo y mayo, dijo Nancy Ibarra, a cinco cuidadores del municipio Ayacucho les quitaron a los niños por explotación.
Ibarra comentó que la migración ha generado que los niños queden solos y al cuidado de adolescentes o terceras personas, mientras que en Venezuela no existen programas para adolescentes varones, que son la mayoría en las calles.
La organización cristiana Maranatha también ha puesto la lupa sobre los indigentes y migrantes caminantes. En medio de las jornadas de calle que realizan les dan un plato de sopa, les hacen cortes de cabello y brindan atención médica.
Ariel Flórez, pastor de la citada congregación, explicó que en medio de las limitaciones que actualmente enfrentan en cuanto a la parte económica, han logrado ayudar a un gran número de personas, con jornadas que de alguna manera alivian las circunstancias por las que están pasando.
Infórmese: Café venezolano deslumbra a catadores internacionales
“Hemos notado que en situación de calle hay más hombres que mujeres”, apuntó Flórez, quien detalló que han observado en los alrededores del primer centro asistencial una gran cantidad de personas en necesidad.
“Se requieren más personas y organizaciones que realmente tengan este deseo de sumar y en poder ayudar a las personas que están en estas condiciones, para de alguna manera poderles aliviar la carga”, dijo.
El representante de la iglesia Maranatha comentó que saben que un plato de sopa pudiera ser insignificante porque a las personas les vuelve el hambre, pero se deja el recuerdo que hubo alguien que se interesó, los valoró y los respeta. Aunque también la crisis ha impactado en la iglesia y ha generado que las jornadas se den con menos frecuencia.
Consideró que posiblemente lo que ha ocasionado el incremento de las personas en la indigencia tiene que ver con la crisis económica que existe en Venezuela. También señaló que muchas personas han retornado al país porque tal vez no lograron su objetivo de surgir y están en tanta necesidad que se quedan en cualquier lugar.
Anggy Polanco / Corresponsal La Opinión
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion