La hipocondría es una condición que se ha construido de falsas suposiciones. Es frecuente que, en algún momento de la vida, ante alguna molestia haya acudido a internet para estudiar sus síntomas.
Luego, al momento de consultar con un especialista, pudo haberse dado cuenta de que no era tan terrible como pensaba. Algunas personas podrían considerar que esto se trata ser hipocondríaco.
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Sin embargo, de esto no se suele tratar este fenómeno. La hipocondría es un trastorno ligado a la ansiedad que se caracteriza por una preocupación constante y obsesiva por su salud.
La psiquiatra Rosana Gluck de Colsanitas explicó que en estos casos, las personas están convencidas de su enfermedad “y está dispuesta a encontrar respuestas y soportes clínicos para ello”, aseguró.
El perfil de una persona hipocondríaca es alguien que investiga múltiples especialistas en búsqueda de respuestas a su “dolor”, hasta que alguno esté de acuerdo con lo que siente.
La hipocondría se explica en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría en su quinta edición (DSM-5) como una persistencia de la ansiedad o la conducta relacionada con la preocupación de estar enfermo.
Además, cuenta con tres trastornos particulares que son asociados con la condición.
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El Trastorno de ansiedad por enfermedad: caracterizado por una ausencia de síntomas (o presencia de unos muy leves) y una ansiedad desmedida, asociada al temor y al convencimiento de padecer o estar por adquirir una enfermedad grave. La angustia es real, constante y persiste a lo largo del tiempo, mientras que el motivo (la enfermedad temida) puede variar.
El Trastorno de síntomas somáticos: caracterizado por la presencia de uno o más síntomas, incluso asociados a una enfermedad o condición médica preexistente, pero que producen una ansiedad y fijación desmedida y persistente que puede llegar a ser incapacitante para el que lo padece.
El Trastorno facticio o Síndrome de Münchhausen: es propio del paciente que finge tener síntomas, se los induce o altera muestras en pruebas diagnósticas (entre otros recursos semejantes) para poder buscar y recibir atención médica sin que esto le traiga un beneficio aparente.
Gluck comenta que el estigma frente a la enfermedad es otro punto a considerar, puesto que muchas veces se les acusa de sobrecargar los recursos del sistema de salud y no se les toma en serio.
El tratamiento de esta enfermedad debe siempre comenzar con la psicoterapia, que puede en muchos casos ser acompañado de medicamentos que faciliten el control de la ansiedad.
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