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El hombre que talla el hierro como si fuera plastilina en Norte de Santander
Más de 1.000 piezas ha creado en 12 años de trabajo.
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Juan Marcoantonio Rivas Pinilla
Juan Marcoantonio Rivas Pinilla
Jueves, 2 de Octubre de 2025

Guillermo Hernández, desplazado de Bucaramanga por la violencia, encontró en Norte de Santander una manera de salir adelante a través del arte y, al mismo tiempo, contribuir al cuidado del medioambiente. Tras 12 años dedicados a la artesanía, ha logrado crear más de 1.000 piezas con hierro reciclado.

Radicado en Villa del Rosario desde hace tres décadas, Hernández relató que durante varios años se dedicó a la fabricación de sillas y al tallado de madera, oficios que aprendió de manera empírica. Señaló que en 2013 el arte del hierro llegó a su vida gracias a una tarea escolar que le asignaron a una de sus hijas sobre la guerra y la paz.

“No tenía mucha experiencia creando piezas en hierro; sin embargo, hice un tanque militar usando metal reciclado y cadenas de bicicletas”, recordó.

A partir de ese momento, el santandereano decidió expandir su trabajo y creatividad dedicándose de lleno a la escultura. Para ello llegó incluso a vender su automóvil y con ese dinero compró un soldador, una pulidora y otras herramientas necesarias.


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Entre sus primeras obras se encontraban aviones, motos y figuras de personajes como Don Quijote de la Mancha. Comenzó a venderlas en el parque Los Libertadores de Villa del Rosario y, más tarde, en espacios de Cúcuta y del estado Táchira, en Venezuela.

Aunque en 2015 su trabajo en el vecino país se detuvo, Hernández continuó ofreciendo sus esculturas en distintas ciudades de Colombia, entre ellas Chinácota, Pamplona, Medellín y Bogotá.

Proceso de creación

El escultor explicó que desde 2013 su rutina consiste en comprar materiales a las recicladoras para transformarlos en obras de arte. Aseguró que, gracias a esta labor, logra reciclar más de una tonelada de hierro al año.

Hoy en día, ha desarrollado aún más su talento, creando piezas como águilas, carros, relojes, ferrocarriles y personajes de películas, entre ellos Depredador.

 

Indicó que los materiales que más utiliza son cilindros, tuercas, monedas y cadenas de bicicletas. Primero corta estos elementos y luego los moldea y suelda hasta darles la forma final, como si se tratara de plastilina.

Sobre el tiempo que tarda en cada obra, detalló que varía entre dos días y tres meses, dependiendo de la complejidad de la escultura. Ha realizado piezas que van desde 20 centímetros hasta otras que alcanzan casi dos metros.

Logros y futuro del proyecto

En más de una década de trabajo, Guillermo Hernández ha cosechado logros que lo motivan a seguir adelante: ha logrado sostener a su familia, comprarse nuevamente un vehículo y, sobre todo, dejar una huella positiva en el medioambiente.


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Entre sus obras más emblemáticas destaca un *Depredador* de 1,80 metros de altura y 220 kilos de peso. Además, proyecta crear esculturas de gran formato como el templo histórico, el pájaro toche y el indio motilón barí.

“Una de mis metas es poder abrir un museo en Villa del Rosario, donde los ciudadanos puedan apreciar todo lo que se puede hacer con el reciclaje”, afirmó.

Otro motivo de orgullo para Hernández es poder transmitir su conocimiento. Según cuenta, al menos ocho personas, entre familiares y amigos, han aprendido el arte de la escultura en hierro gracias a su guía.


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