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Economía
Florecen de nuevo las ventas de gasolina 'pimpineada' en las calles de Cúcuta
En varios barrios de la ciudad, cada vez más casas y establecimientos comerciales habilitan espacios para la venta informal de combustible.
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María José
María José Salcedo
Miércoles, 1 de Octubre de 2025

La venta de gasolina en pimpinas, un negocio que parecía casi extinto en la ciudad de Cúcuta, ha comenzado a cobrar protagonismo de nuevo. 

En un recorrido hecho por varios de los barrios más populares de la ciudad, La Opinión evidenció cómo cada vez son más los lugares donde se comercializa el preciado combustible de manera informal, con precios que oscilan entre los 13.000 y los 16.500 pesos. 

El típico envase plástico atravesado con un palo de madera, puesto a modo de banderín en el borde de los andenes y marcado con un escueto “sí hay”, es la señal que muchos conductores, de moto o vehículo particular, buscan para cargar gasolina a un costo más accesible que el que expenden las estaciones de servicio. 

Este ejercicio se ha hecho habitual a final de mes, cuando el combustible subsidiado ya se ha agotado por completo en la región, y es que a diferencia de otras épocas, cuando el negocio clandestino se alimentaba de la gasolina venezolana que llegaba de contrabando, hoy lo hace con la que se produce en el país. 


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Uno de los sectores donde se ve el auge de los ‘pimpineros’ es en el corredor vial donde confluyen los barrios Claret y Comuneros. Allí, a cielo abierto y algunos apenas protegidos por la sombra de los árboles, se observan los bidones de combustible listos para la venta, hasta en tres puntos distintos. 

Pero también el auge se nota con fuerza en La Libertad, Aeropuerto, Ospina Pérez, Motilones y Atalaya, donde los porches de las casas, los talleres mecánicos y puestos de montallantas, se habilitan para la comercialización de gasolina. 

Legados familiares

Algunas ventas informales de gasolina han surgido de manera espontánea recientemente, pero otras hacen parte de legados familiares, con hasta 30 años de tradición. 

Conductores compran gasolina ilegal.

 

Tal es el caso de un expendio clandestino en Barrio Nuevo, donde un grupo de hermanos sigue la tradición que inició una tía y hoy continúan con ventas de hasta 100 galones al mes que -aseguran- es el máximo de almacenamiento que logran tener en la vivienda familiar, es decir, unos 370 litros aproximadamente. 

En cuanto al tema de las ganancias, Omar(*) asegura que el margen no es tan alto como algunos pudieran creer, sobre todo porque el diferencial entre el costo del combustible subsidiado y el nacional no lo permite.


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En este sentido, explicó que a la semana pueden obtener un margen de ganancia de hasta 180.000 pesos, “no es mucho, pero siempre sirven”, dijo el vendedor, quien indicó que a su edad y con los problemas de salud que lo aquejan, este es su medio de sustento. 

Y es que como Omar en Barrio Nuevo, solo en Cúcuta se estima que hay alrededor de 245 pimpineros, de acuerdo con el censo más reciente del Sindicato de Trabajadores de la Gasolina. 

Sin embargo, de acuerdo con declaraciones entregadas por Yuleima García, presidenta de este sindicato, a La Opinión en el mes de agosto, los ciudadanos que se dedican a esta labor lo hacen por razones como el desempleo y la falta de estabilidad laboral.

Es decir, que la práctica del ‘pimpineo’ hace parte del fenómeno del rebusque, que podría seguir creciendo en la ciudad. 

Pimpinas de gasolina en el estacionamiento de una vivienda.
 
Reclaman controles 

Pero aunque las ventas informales de gasolina representan el sustento o el ingreso extra en las economías familiares, siempre han constituido un problema los negocios legalmente constituidos

Al respecto, el propietario de una estación de servicio, que pidió la reserva de su identidad, señaló que nunca han habido estrategias para proteger realmente a los empresarios de combustibles del negocio los pimpineros.  

“Acá no se ha valorado el gremio como debe ser, nosotros pagamos impuestos, generamos empleo, estamos en la formalidad, eso nunca se ha valorado. Aquí ni la alcaldía, ni la gobernación y mucho menos el Gobierno nacional hacen medidas para incautar pimpinas”, expuso el empresario.


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Dueños de las estaciones de gasolina se quejan de la falta de controles a la informalidad.

 

Aseguró que la única vez que como sector sintieron un repunte en ventas fue durante la época del cierre de frontera, momento en el que el recaudo del departamento por sobretasa de combustible pasó de $6.000 a $22.000 millones al año, pero “ahora que hay gasolina en Venezuela, los pimpineros volvieron a florecer y las autoridades no han ayudado en absolutamente nada”, dijo. 

Explicó que poner freno a esta práctica es imposible, porque “muy seguramente las personas que revenden el combustible primero fueron a las estaciones a comprar el combustible subsidiado y lo almacenaron hasta final de mes para luego sí venderlo. Eso no se puede mitigar de ninguna manera”. 

Pero además de la venta informal de combustible, asegura que hay otros factores que inciden en la rentabilidad del negocio, razón por la cual se registran caídas en ventas de más del 50%, lo que lleva a la implementación de medidas drásticas para bajar costos, como el recorte de personal o en ocasiones hasta el cierre del establecimiento.

“La disminución en ventas ha sido muy fuerte, pero cuando uno tiene un negocio hay que hacerlo rentable, si no pues tendría que cerrarlo”, sostuvo el empresario.


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