En la calle 29 con avenida 0, en los márgenes de los barrios Virgilio Barco y El Salado, se perpetró un homicidio del que nadie tiene ninguna pista. Sonó una ráfaga de tiros y los vecinos encontraron a un hombre tendido en plena calle, nadie lo conocía, nadie sabía quién era.

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Fue sobre las 8:30 de la noche del pasado domingo, 28 de septiembre, que en este oscuro punto de la ciudad, la comunidad del barrio escuchó más de 10 disparos. Una vez pasado el intenso momento algunas personas se asomaron, pero ya solo quedaba el cadáver y un pequeño charco de sangre que empezaba a escurrirse por el asfalto.

Entre el temor y el hermetismo, algunas personas se asomaron a ver lo que había sucedido. Sin rastro alguno de quien perpetró el crimen, solo vieron al hombre de aproximadamente 35 años de edad, tendido en el suelo con numerosos impactos.

Según reportes, el ataque fue despiadado, a la víctima le habrían propinado seis disparos en el rostro, más otros siete en el abdomen y los brazos, acabando con su vida en el acto.

Los vecinos llamaron a las autoridades, quienes al llegar no encontraron más que misterio, el cuerpo y 11 vainillas de pistola 9 milímetros, material que fue recolectado por la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) en búsqueda de esclarecer el crimen.

La situación no se aclaró en el acto, pues no hubo testigos, los vecinos no manifestaban mayores detalles y las únicas pistas de su identidad vendrían de una joven, quien se acercó a los uniformados identificándose como la pareja sentimental de la víctima.

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Habría salido por comida

La mujer reveló algunos detalles, pero no todos, pues la identidad del sujeto sigue siendo un misterio. De forma preliminar dijo que lo conocía como Jeffrey Alexander, pero no había rastro de su documento de identidad, pues no lo portaba encima, ni la mujer lo llevó.

Según contó, Jeffrey había salido de su casa a comprar comida. Ella escuchó los disparos sin sospechar que se trataba de él, hasta que minutos después fue alertada por algunos vecinos y al salir encontró la escena del crimen, en medio de la inspección al cadáver.

Al parecer, el hombre sería venezolano y vivían juntos desde hace cinco meses en Virgilio Barco. Manifestó que él era muy cerrado con sus asuntos y nunca le hablaba de familia o amigos, a la vez que desconocía si tenía amenazas o asuntos pendientes.

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