Aunque canceló la mayor parte de su agenda de campaña ayer en Cúcuta y el área metropolitana, aduciendo razones de seguridad, el candidato presidencial por el Pacto Histórico, Gustavo Petro, finalmente llegó anoche a la ciudad para encontrarse con sus seguidores, por primera vez en una plaza pública en esta contienda, y ratificar los planes que tiene para Norte de Santander, si es el elegido.
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Esta vez desde Natilán, en Atalaya, y no en el balcón de un hotel, como tuvo que hacerlo en sus dos últimas visitas, Petro se dirigió ante una multitud que lo aguardó por horas para conocer cuál es ese cambio que le propone al país para los próximos cuatro años.
El futuro de la frontera, el nuevo rumbo económico que proyecta para la capital nortesantandereana, las relaciones con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, la seguridad, el Catatumbo y hasta la posibilidad de poner a rodar el proyecto del ferrocarril, fueron algunos de los temas que durante casi una hora, les presentó el aspirante a sus simpatizantes.
En su visita exprés a la ciudad y faltando apenas tres semanas para la primera vuelta presidencial, La Opinión conversó con Gustavo Petro.
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¿Se siente hoy frente a un mejor escenario electoral que hace cuatro años en Norte de Santander?
Indudablemente a nivel nacional hemos crecido, las encuestas lo dicen y estamos a punto de ganar en primera vuelta. La pregunta que uno tendría que hacerse es: ¿Cúcuta qué decide? Ya hubo cuatro años de experiencia, cerraron relaciones y fronteras, en mi opinión las organizaciones multicrimen se tomaron la frontera, los indicadores sociales y económicos no son buenos para Cúcuta, llegaron a ser críticos, casi un colapso. En general, lo que tenemos es una estadística de hambre, de estancamiento económico, de sin salida. Me parece que el balance de esa votación que hubo mayoritariamente por Duque lo que hizo fue quebrar a Cúcuta.
Su proyecto está congregando hoy muchos sectores que hace algún tiempo, difícilmente, hubieran podido llegar, incluidos empresarios y gremios, ¿qué ha hecho posible ese cambio de opinión en un departamento como este?
Estamos proponiendo, como hicimos en 2018, una alternativa diferente. Creemos que la única posibilidad de prosperidad en Cúcuta depende de la actividad de la frontera. Es decir, no se puede pensar una Cúcuta próspera con fronteras cerradas. Cualesquiera que sean los regímenes políticos de uno y otro lado, que se parecen mucho, pues si hay algo parecido a Maduro es Duque, mismo sistema petrolero en la economía, misma concentración de poderes en la política, los mismos grados de inteligencia en el gobernar, pero independientemente de los talantes de los regímenes que haya en un lado y otro, Cúcuta siempre debe preservar la continuidad de las relaciones económicas, sociales y políticas.
Entonces, ¿es un hecho que restablecerá el flujo comercial con Venezuela?
Lo primero que plantearíamos el 7 de agosto es la normalización de las relaciones consulares y diplomáticas, y la apertura completa, sin duda, del comercio bilateral. Hoy hay unas posibilidades mejores que antes.
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¿Cómo concibe esa normalización?
Allá hay un fenómeno económico que es la dolarización, que ha permitido cierta reactivación económica. Dicen que solo en una capa de la población venezolana, pero que les da cierta estabilidad económica. Creo que Cúcuta debe aprovechar esa dolarización. El comercio basado en el dólar, con los peligros que eso entraña, porque no los desconozco, en la frontera permite lo que antes no teníamos en relación a una estabilidad cambiaria y esa estabilidad alrededor del dólar podría, y es mi propósito, propiciar la industrialización de Cúcuta. El dólar nos permitiría una base sólida, sin esas inseguridades que había alrededor de la tasa de cambio.
¿Y volverá a haber diálogo entre los gobiernos de Colombia y Venezuela?
Es carreta y está mintiendo el que diga que se puede normalizar el comercio, sin normalizar las relaciones. Está prometiendo algo que la gente desea, porque sabe ya por la práctica misma que se necesita un comercio bilateral, pero está mintiendo, porque si no hay restablecimiento de relaciones diplomáticas, el otro lado cierra la frontera. Para tener la frontera abierta se necesitan las dos partes y las dos partes solo estarán de acuerdo si hay una relación diplomática normal. Entonces, lo que decimos es que hay que normalizar la relación diplomática y así se normaliza entonces de verdad la relación comercial automáticamente.
Esa relación diplomática normal de la que usted habla implica un reconocimiento del gobierno vecino entonces…
El restablecer relaciones diplomáticas no significa que no ayudemos, en lo que sea posible, al establecimiento de un diálogo político al interior de Venezuela. El diálogo al interior de la sociedad venezolana, en pos de evitar la violencia y de lograr un camino que les permita convivir en paz, debe ser ayudado por el gobierno de Colombia. Yo estaría en disposición de eso.
Pensando en ese restablecimiento comercial, ¿cómo reconstruir la confianza que se perdió hace algunos años con el gobierno de Venezuela por la falta de pago a los empresarios?
Si la base dolarizada es la que logra establecerse en el comercio bilateral, por definición no tiene que ver con el gobierno venezolano. Es algo similar a lo que sucede en el sur, con Ecuador, que tiene una economía dolarizada. Con la tasa de cambio que tenemos, ahí mi énfasis sería muy favorable en procesos de industrialización en Cúcuta, de agroindustrialización etc. Si al otro lado hay una demanda que puede pagar en dólares, pues tenemos la base de un desarrollo en los próximos años y de superación de un problema.
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¿Y cómo confiar, en términos de seguridad, teniendo en cuenta que para nadie es un secreto que los grupos al margen de la ley colombianos se refugian en el vecino país, sin que el gobierno de Maduro haga algo para impedirlo?
Esto tiene que ver necesariamente con que si no hay relaciones diplomáticas, es mucho más fácil que el vacío de los dos estados de la frontera se llenara por paraestados, por organizaciones multicrimen. La ruptura diplomática lo que hace es que los Estados abandonan la frontera, a lo cual se suma la falta de producción, de un comercio normal de bienes y servicios entre los dos países. La ausencia de ese comercio y de trabajo va siendo llenada por la alternativa económica que es el multicrimen. Esas economías ilegales se vuelven poder político legal, es decir, van adquiriendo el poder del territorio.
Teniendo en cuenta los procesos de industrialización que usted propone, ¿Norte de Santander estaría en los planes férreos de un eventual gobierno suyo?
Alguien me enseñó la existencia antigua del ferrocarril Cúcuta-Lago de Maracaibo, que es la salida de Cúcuta al mar. Si uno lo piensa en términos modernos, en un ferrocarril eléctrico como son ahora, Cúcuta tendría una opción maravillosa, porque sería una industrialización con salida al mar. Un proyecto de estos garantizaría una plataforma industrial tanto en Norte de Santander como en el Táchira muy fuerte, porque estaría articulada al comercio mundial. Entonces, es una perspectiva que yo no abandonaría por nada del mundo.
¿Le apostaría entonces a ese proyecto?
Si se logra la estabilidad política al otro lado, a mí me parece que ese es un proyecto binacional que sería importantísimo para Cúcuta. Casi que podría pensar que es el principal proyecto de sostenibilidad económica de Cúcuta.
Esta región de frontera se ha caracterizado mucho más por su vocación comercial que industrial, por varias limitantes, como la falta de gas, ¿qué posibilidades le ve usted a la conexión de Norte al sistema nacional de transporte de gas natural?
Preferiría que habláramos de energías limpias, porque hay que ponerse en la perspectiva moderna contemporánea. La construcción a largo plazo del sistema de energías fósiles no es posible, aún se usará, pero a largo plazo eso no existirá. Este es un problema para Norte de Santander, porque es una región de minería tradicional carbonera, pero tenemos que estudiar la forma de reconvertir la energía y la empresa carbonera nortesantandereana en generadora de energías limpias y agroindustrialización.
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¿Y cómo podría ser esa transición?
En eso tiene que haber un programa del gobierno porque si no, en cualquier momento, y no por el gobierno, se cierran los mercados del carbón y eso puede implicar una afectación social en Norte de Santander. Entonces, yo miraría el tema y esto se tiene que hacer con el conjunto de la sociedad nortesantandereana, mirando cómo construir una plataforma de energías limpias en Norte de Santander, que no es fácil.
Sigue la sustitución, pero una persona no puede sustituir sin algo que sea tan rentable como el cultivo, que no es cultivo sino elaboración de pasta de coca. Es decir, una pasta de coca ya tiene un proceso agroindustrial y no se puede reemplazar por un proceso simplemente agrario. Hay que reemplazarlo por un proceso también agroindustrial. La producción de pasta de coca se está desplazando desde el Pacífico hacia el Catatumbo, es decir, eso trae los niveles de violencia.
¿Y cómo podría darse ese modelo de sustitución?
No podemos competir si no logramos que el campesinado del Catatumbo pueda ser protegido y esto es posible con una alianza política del Estado con el campesinado, en términos no solo de que puedan producir alimentos, sino agroindustrializarlos en propiedad del campesino. Este concepto de un campesinado que sea propietario de la industrialización de sus productos, de manera cooperativa, es fundamental si queremos reemplazar la economía de la pasta de coca.
¿Alianza con Ramiro Suárez?
Hace cuatro años usted hablaba, también desde Cúcuta, de Ramiro Suárez Corzo como la persona que estaba detrás del atentado en su contra, que lo había denunciado por genocida y por gobernar desde la cárcel. Hoy, sin embargo, se dice que personas del círculo político más cercano al exmandatario están aterrizando en su campaña, ¿qué posición tiene frente a esos apoyos?
La investigación de nuestro atentado nunca la hizo la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez. Fue un atentado que no fue investigado en Colombia, por tanto, al no ser investigado, mis sospechas terminaron simplemente en algo personal porque nunca pudo haber un cotejo judicial con el proceso. Ahora, digamos que el electorado nortesantandereano votó mayoritariamente por Uribe, luego por Duque; si el electorado nortesantandereano decide votar ahora mayoritariamente por nosotros, pues es evidente que mucha gente que antes votó por Uribe, ahora quiere es votar por Petro, para lo cual nosotros no vamos a decir que no, porque entonces no hay posibilidad de una reconciliación y de una transformación del país.
Eso quiere decir entonces que si llegan esos votos, ¿bienvenidos sean?
Yo no soy Robespierre para poner una guillotina y expulsar, y no permitir que personas que hayan votado por Uribe antes, se acerquen a una alternativa progresista. Eso sería como exponer una especie de limpieza ideológica y yo si no soy amigo de ese tipo de tareas.
Pero en Cúcuta no ha caído nada bien que esos apoyos lleguen y muchos esperan una explicación suya…
No hay ningún tipo de alianza política con el señor Ramiro Suárez Corzo.
Necesitamos explicación urgente @petrogustavo y/o equipo sobre situación MUY grave:
— Cristhian Morales (@solocamm) May 5, 2022
Me envían fotos y comentan que se ven a Gerardino y Pacheco, alfiles del exalcalde de Cúcuta condenado por parapolítica Ramiro Suárez, haciendo alianzas para campaña Petro presidente en Norte. pic.twitter.com/pqXp6bWPO7
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