Pedro Luis* lleva dos años de haberse graduado de la universidad. Una vez recibió su diploma como profesional, comenzó a buscar un empleo fijo que le permitiera ganar lo suficiente para solventar los gastos personales y ayudarle a su familia, pero solo le salían trabajos esporádicos, que no duraban mucho y el sueldo no era lo esperado.
Después de varios meses de estar en uno y otro puesto, y de haber hasta trabajado como Indriver en Cúcuta, este joven, nacido en un municipio en el sur de Norte de Santander, comenzó a pensar que la oportunidad de ganar el dinero que quería no estaba en Colombia, sino que debía irse a otro país a buscar nuevos rumbos.
Si quieres tener acceso ilimitado a toda la información de La Opinión, apóyanos haciendo clic aquí: http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion
A mediados de abril pasado, empezó a averiguar cómo podía ingresar legalmente a España, Canadá, Dubái o Australia y así encontrar en qué laborar sin ningún problema.
“Me puse a ver el tipo de moneda de cada país, cuánto me ganaría en un trabajo, es más, llamé hasta a unos amigos que están por allá, pero vi que no era la gran cosa, todo me indicaba que lo mejor sería quedarme en Colombia, sin embargo, seguí analizando otras opciones”, comentó este joven nortesantandereano.
Para mayo, después de averiguar con más calma y de analizar económicamente cuál país le convenía para irse a buscar trabajo y tener un buen ingreso monetario, se decidió por Estados Unidos, pues, además, se enteró que allá estaba el hijastro de una tía, que lleva viviendo alrededor de 17 años y que lo podría ayudar, mientras que se organizaba y conseguía qué hacer.
Él habló con su familiar y le preguntó si lo recibía, pues tenía muy claro que para poder viajar a EE. UU. debía tener definido su lugar de residencia o que alguien lo recibiera, por si las autoridades migratorias le preguntaban a qué iba a ese país y cuánto tiempo se quedaría.
Como estaba organizando todo para poderse ir de manera legal, este joven averiguó lo que le pedirían. “Las alternativas que vi fue sacar la visa de estudiante, porque es la más fácil y rápida de todas, la otra era la visa de trabajo, pero es mucho más complicada porque piden como mínimo dos años de experiencia y hasta una copia del contrato”, contó.
Lea también: Kany García, jurado de La Voz Kids, se casó con su novia
Pero al ver lo difícil y costoso que era obtener cualquier tipo de visa, decidió buscar otra forma de poder llegar allá, que implicaba arriesgarse a entrar a ese país de forma ilegal, como lo hacen mensualmente más de 200.000 personas que se meten por diferentes huecos que hay por el muro de la frontera con México.
Según le han revelado las autoridades a varios medios de comunicación, en mayo de este año se volvieron a romper todos los registros de migración hacia Estados Unidos. Ese mes fueron registradas 239.000 personas que habrían pasado por la frontera con México. Esta cifra representa un incremento del 2% con respecto a abril, aumento impulsado por la llegada de personas de Colombia, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Rusia y Ucrania, entre otros países.
Entre esas cifras oficiales está que en mayo, las patrullas fronterizas capturaron a 177.000 personas a lo largo de la línea, 15% más que las detenciones hechas en abril. Además, 60.000 personas intentaron hacer más de una vez el cruce ilegal.
Lea también: Habrían lavado $63.000 millones con exportaciones ficticias en Cúcuta
Y se ha podido conocer que las cifras de colombianos detenidos por pasar ilegalmente hacia Estados Unidos son muy altas. En los últimos diez meses, según reveló un medio de comunicación nacional, han sido arrestados casi 100.000 nacionales.
Solo en julio, cayeron 14.022 colombianos, aunque en mayo agarraron a 19.322. Ante estas estadísticas, nuestro país ocupa la sexta casilla en cuanto a número de arrestos, superados por México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, y Venezuela.
Pese a todos estos datos que se encuentran en internet y las cientos de historias que le habían contado a Pedro Luis* sobre la mala suerte que han corrido muchas personas que tratan de hacer lo mismo, siendo arrestadas o incluso, que mueren en el intento, él decidió seguir adelante con esa idea ‘loca’ de meterse por el ‘hueco’.
Luego de hablar con su primo y otras personas, se contactó con varios ‘coyotes’ de México, que son los encargados de pasar ilegalmente a los migrantes por la frontera de EE. UU. “Buscar esa gente es lo más fácil del mundo, ellos aparecen por internet y uno los contacta y cuadra cómo se hará todo para que lo ayuden a pasar, le dicen cuánto cobran, cómo hacen todo y hasta los riesgos que hay”.
Poco a poco las cosas se le fueron haciendo más fáciles, pues unos parientes lograron llegar a ese país de Norteamérica de la misma forma, por eso, tener el número de WharsApp de un ‘coyote’ le quedó sencillo. “Cómo ya había trabajado con ellos, sentí mucha confianza. El precio varía, según el punto por dónde lo meten a uno”.
La forma más fácil
Al escuchar a algunas de las personas que lograron cumplir su sueño, este nortesantandereano comenzó a montar su historia y fue así como pensó en hacer lo mismo de muchos: una vez pasara la frontera por uno de los huecos, llegaría a presentarse ante las autoridades estadounidenses para pedir asilo político.
Extraoficialmente se conoció que muchas de las miles de personas que salen de Colombia con la ilusión de llegar a ese país de Norteamérica lo hacen con el argumento de que están huyendo de Colombia por una persecución política, de raza o religión o por otras cuestiones de seguridad, lo que muchas veces funciona por la violencia que azota a nuestro país.
Le puede interesar: 'Fercho', especialista en robar en lujosos conjuntos residenciales en Cúcuta
Y esto es lo que ha llevado a que año tras año las cifras de salidas hacia EE. UU. y México se incrementen considerablemente. Según las estadísticas de Migración Colombia, el año pasado, 804.281 personas salieron legalmente del país hacia Estados Unidos y 411.971 se dirigieron a la nación de los ‘manitos’.
Pero este año las cifras se duplicarán, pues en el primer semestre se registró la salida de 802.281 personas hacia Estados Unidos y 397.681 hacia México, algo que ha resultado muy preocupante, no solo para las autoridades colombianas, sino para cientos de familias que han tenido que vivir ese calvario de pasar de manera ilegal.
“Antes de atreverme a pagarle al ‘coyote’, le pregunté a ellos (parientes) todas las inquietudes que tenía en ese momento, además de querer saber cómo es esa realidad de tener que pasar por esa frontera con México”, comentó Pedro Luis*.
Ya con todas las dudas aclaradas, este joven decidió cuadrar con el ‘coyote’ el pago de 2.800 dólares, llevándolo a hacer un préstamo para comenzar a preparar su viaje al ‘sueño americano’. “Como me dijeron que para lograr la acogida política en Estados Unidos había una opción que era por amenazas, puse unas denuncias, y así llegaría a pedir el asilo”, manifestó el nortesantandereano. Una vez tenía todos esos documentos y el dinero para pagar, este joven se contactó por WhatsApp con el ‘coyote’. “Ellos son muy concretos, le indican a uno que debe entregar la mitad de la plata y mandan a una persona que tienen en esta zona, luego dicen dónde se debe llegar y cómo harán todo. Uno debe comprar los tiquetes de Colombia a Ciudad de México, estando allá, él le compra otros pasajes en avión a uno, el tiempo de espera lo cuadran allá”.
Lea también: Una discusión por celos terminó en el asesinato de tío y sobrino en Tibú
Una mujer que vive en San Antonio del Táchira (Venezuela) fue la que se encargó de llamar a este joven nortesantandereano para que le entregara la mitad del dinero antes del viaje y decirle cómo sería todo.
El viaje a Ciudad de México
Una vez tuvo todo cuadrado, Pedro compró los pasajes, pero para evitar que lo devolvieran, adquirió todo por medio de una agencia de viajes, “uno paga un tour y así no despierta sospechas”.
Él salió de Colombia el 18 de julio y el primer susto que se llevó fue cuando llegó a migración en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, donde los funcionarios de migración lo interrogaron. “Lo bueno es que el ‘coyote’ le paga a los agentes para evitar que nieguen el ingreso a México, pero eso sí, uno debe contestar el cuestionario que le hacen, por eso lo preparan unos días antes”.
Añadió: “ahí se debe contestar en que hotel uno se va a quedar, cuánto tiempo será el viaje y cuál es el motivo, entonces se deben decir datos exactos y que va en un tour hacia las pirámides y la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe”.
Una vez Pedro Luis* terminó la entrevista con el funcionario y logró seguir adelante, afuera de la terminal aérea lo esperaba una mujer, al parecer, de nacionalidad estadounidense. Pero antes de encontrarse con ella, tuvo que tomarse una foto y enviársela por WhatsApp, para que lo reconociera.
Le puede interesar: Lo nuevo que debe saber sobre la ley de choques simples o de "latas"
“Ella me vio, nos saludamos y me llevó hasta la puerta del hotel, pero antes de irse me dijo que no saliera por ahí porque a los migrantes los reconocen muy fácil la Policía y si me agarraban, me iban a sacar plata, porque a ellos les gusta extorsionar a la gente”, contó este joven.
Al otro día, a las 8:00 de la mañana, Pedro salió en el tour de las pirámides (de Teotihuacán) y horas más tarde regresó a dormir.
Al tercer día, como el ‘coyote’ no lo había contactado aún para definirle cuándo sería su travesía hacia la frontera, decidió ir a conocer otros sitios de esa población, ya en la noche, recibió la tan esperada llamada y le dijeron que al otro día saldría de viaje.
La travesía hacia el ‘hueco’
Cuando le explicaron cómo sería el paso por la frontera, le dijeron que los tiquetes se los entregarían una hora antes del vuelo a la ciudad por donde iniciaría verdaderamente su travesía. El 21 de julio, salió hacia Culiacán.
“Yo iba tranquilo porque al sitio que uno vaya llegando, ellos van cuadrando a migración, a veces pagan anticipado o le dicen a uno cómo se debe entregar el dinero. Por lo menos al llegar a Culiacán ya sabía que debía darle 50 dólares al agente”, sostuvo.
Lea también: ¡Pilas! Si maneja moto debe cumplir con nuevas medidas en Cúcuta
Pero en esta ciudad solo duró tres horas, pues ya le habían comprado otro pasaje para que volara hacia Mexicali, capital de Bajo California y frontera con Estados Unidos. “Al llegar ahí, me dijeron que metiera 150 dólares dentro del pasaporte para que cuando el de migración revisara, los agarrara y no me pusiera problemas. Entonces yo lo hice así, pero cuando entregué el pasaporte y el funcionario lo agarró, me regaño, me dijo que eso no era para guardar dinero, ante eso, me volvieron a escribir por WhatsApp y me indicaron que le diera la plata a otra persona en el aeropuerto”.
Una vez pasó los trámites migratorios, el nortesantandereano salió del aeropuerto y le indicaron que debía ir a un centro comercial a esperar un conductor de Uber que lo recogería. Y efectivamente, hacia las 8:30 de la noche, le indicaron, por un mensaje, que debía ir a un restaurante ahí cerca, donde el conductor de un Uber lo recogería.
Cuando llegó a ese sitio, vio que habían cuatro personas más esperando, a todos los subieron al mismo carro, luego de andar 20 minutos llegaron a una casa.
“Los cinco fuimos los primeros que llegamos a esa vivienda. Éramos, tres colombianos y dos cubanos. Ahí nos tocó esperar hasta que nos dieran la indicación que ya había paso por la frontera”, pero durante la espera, llegaron más migrantes, alrededor de 77 personas.
Lo que pudo percibir este joven es que en Mexicali hay muchas casas que son usadas por los ‘coyotes’ para recibir a los migrantes. Se trata de un jugoso negocio, pues pueden llegar a cobrar hasta 10.000 o 20.000 dólares por persona. Todo depende de la valoración que ellos le hagan a quienes los buscan.
Lea también: Mató al hijastro de dos años, a golpes
Hacia la 1:00 a. m., un hombre que se les identificó como ‘Temo’ llegó a la casa y les señaló cómo sería el paso hacia la frontera. “Lo primero que nos dijo es que no podíamos llevar nada que nos fuera a cansar en la caminata, que antes de llegar al muro había un río artificial, que tiene como tres metros de ancho y que la profundidad depende de cómo tuvieran abiertas las compuertas para el paso de agua, porque es usado para regar los cultivos. Luego nos contó que al terminar el muro uno se encontraba con un hueco y que por ahí nos debíamos meter”.
Hacia las 2:30 de la mañana, comenzaron a llegar varias camionetas al frente de la vivienda, donde fueron subiendo a los migrantes en grupos de 15 0 20, luego de andar un cuarto de hora, los bajaron y les indicaron el camino a seguir.
“Nos señaló que debíamos caminar por ahí hasta llegar a un árbol partido en dos, donde nos encontraríamos con otra persona, que se llama Gustavo, él nos indicaría cuál sería el camino para pasar bien por el río. Al llegar ahí, nos quitamos los pantalones, las medias y los zapatos para no mojarnos. El agua me llegaba hasta un poquito más arriba de la rodilla”, dijo Pedro Luis*.
Le puede interesar: Torturas y amenazas: así mató un coronel a los tres jóvenes de Sucre
Cuando él se quitó los pantalones, no se dio cuenta de que se le cayeron la billetera y el celular, por lo que después de haber pasado el afluente tuvo que regresarse a buscarlos, encontrándolos.
“Yo iba muy tranquilo porque el ‘coyote’ nos dijo que una vez pasáramos el río, ya estábamos en Estados Unidos, aunque debíamos caminar unos 20 minutos, y nos encontraríamos con una oficina de migración para de inmediato pedir el asilo”, explicó.
No le creyeron
Este joven iba tan convencido de que las autoridades estadounidenses le creerían toda su historia que se imaginó que cuando dijera todo, lo subirían a un bus y lo trasladarían a un albergue para esperar que una corte determinara el tiempo que recibiría el asilo político.
Lea también: ¿Qué pasó con el patrullero Edwin Santiesteban en Cúcuta?
Pero jamás se imaginó que en el albergue que lo dejarían, donde hay varias carpas que miden 12 metros de largo por tres metros de ancho, con colchonetas, cobijas y un sistema de aire acondicionado que enfría demasiado, sería mientras alistaban su viaje de regreso hacia Colombia, pues no le creyeron nada.
“Yo pensé que a mí me iban a dejar entrar sin ningún problema, pues llevaba todo el sustento de que estaba amenazado acá, pero me dejaron 11 días en el albergue, sin decirme nada. Yo estaba en Yuma, en el estado Arizona. Luego me llevaron en avión hasta Preston (en el estado Idaho), luego me movieron hacia Laredo, en Texas”, comentó Pedro Luis*.
Una vez él llegó a esa última ciudad, las autoridades lo dejaron en otro albergue y dos días después le indicaron que lo llevarían con la policía para tomarle una declaración, en ese momento pensó que por fin lograría hacer realidad su sueño de quedarse a vivir en Estados Unidos, pero no fue así.
La primera semana de agosto, las autoridades migratorias no lo llevaron con la policía, sino que fueron directo al aeropuerto y lo subieron a un avión con rumbo a Colombia, pues decidieron retornarlo a su lugar de origen. “Nadie me dijo nada. La azafata en el avión fue quien nos indicó que venía de regreso para Bogotá, luego me vine para Cúcuta”.
Finalmente, tras ver frustrado su sueño y después de haber perdido el dinero invertido, este hombre reconoció que fue ingenuo al creer que el proceso sería tan fácil. “Ya tenía todo organizado, y pensaba que tenía casi asegurado el asilo en ese país. Conseguí un sitio donde me quedaría, y hasta tenía un carro negociado para comenzar a trabajar en Uber, pero la suerte no me acompañó”.
*Nombre cambiado.
Una riesgosa travesía por el ‘hueco’
Lo que le sucedió a Pedro Luis* es lo mismo que le ha pasado a miles de colombianos que por el afán de buscar dinero, creen que yéndose a países como Estados Unidos, así sea de manera irregular, lograrán cumplir sus sueños. En muchos casos, lamentablemente, esa travesía termina convirtiéndose en un ‘infierno’.
Lea aquí: Jíbaro le disparó a una mujer de 64 años que denunció la 'olla' en Cúcuta
Humberto Velásquez, subdirector de control migratorio de Migración Colombia, aseguró que antes de la pandemia (COVID-19) la detección de colombianos ingresando irregularmente por el ‘hueco’, entre México y Estados Unidos, era relativamente baja, “porque se había logrado tener un buen nivel de visados hacia ese país, con buenos tiempos de respuesta, además, la situación económica del país también hizo que esto estuviera en unos niveles normales o aceptables”.
Añadió: “Pero después de la pandemia es que se han generado unas situaciones graves que han llevado a que la gente comience a buscar otros rumbos con nuevas oportunidades, sin llegar a pensar que pueden ser víctimas. Pues la situación económica de muchos que tenían sus negocios y fracasaron, han tratado de salir del país a como de lugar, porque muchos de ellos tienen familiares en Estados Unidos, ya sea de manera regular o irregular”.
Para las autoridades migratorias colombianas es claro que de cada 100 personas que salen del país por los aeropuertos hacía México, habrá un buen porcentaje que intenta llegar a EE. UU. de manera irregular y lo estarían haciendo por medio de intermediarios locales o americanos, que les ofrecen lograr llegar a la zona sur.
“Y es que México no le exige visado a los colombianos porque, junto con Perú y Chile, forma parte de la Alianza del Pacifico, existiendo unos compromisos de facilidad migratoria. Entonces el colombiano viaja tranquilamente a México porque el número de inadmitidos es muy bajo, de 100 colombianos que llegan allá, solo el 5% u 8% son devueltos, muchos de los que ingresan a ese país van de turismo a Cancún y Ciudad de México, pero otros aprovechan para irse a la frontera y tratan de pasar con ayuda de los ‘coyotes’,” explicó el funcionario.
Las autoridades también tienen conocimiento que muchos colombianos que van con la intensión de llegar a Estados Unidos, llevan todo muy bien organizado. “Incluso sabemos que muchos van a Cancún con reserva hoteleras y pagando algunas visitas a parques y otras cosas para no despertar ninguna sospecha, pero finalmente la intensión es encontrarse con los ‘coyotes’ allá para que los muevan hacia Tijuana, donde luego de dos o tres días de dejarlos en casas o apartamentos y de darles las instrucciones, los llevan a Mexicali para que por la ruta del río Colorado inicien la travesía para pasar al otro lado de la frontera y así llegar a la población de Yuma (Arizona)”, explicó el funcionario de migración.
Agregó: “Al llegar a territorio estadounidense se encuentran con los Border Patrol (Policía fronteriza), que son las autoridades encargadas de vigilar la frontera, que andan a caballo o cuatrimoto para patrullar el desierto y detener a los migrantes que ingresan ilegalmente. Los ‘coyotes’ les recomiendan que si ven a la Border Patrol se entreguen y cuenten una historia del por qué llegaron a ese territorio y ellos le van a dar una citación para que se presente a una corte para ver si continúa con el proceso de refugio o asilo, o si no, les dan una orden de salir del país”.
Aunque algunos ‘coyotes’ también les indican a los migrantes que si ven a los uniformados, lo mejor es esconderse para seguir esa travesía por el desierto, siendo algo muy riesgoso para sus vidas.
Cuando los Border Patrol agarran a algún migrante en Yuma lo entrevistan y luego lo llevan a un albergue, donde tienen que esperar a que definan si lo acogen o lo devuelven.
Según cifras de Migración Colombia, semanalmente las autoridades estadounidenses están enviando hacia Bogotá un avión con 130 y 150 pasajeros, todos colombianos que intentaron pasar la frontera ilegalmente, principalmente por el desierto de Arizona, pero no lo lograron.
Le puede interesar: Entró en operación el primer túnel de la doble calzada Cúcuta-Pamplona
“En Colombia se está atacando fuerte las bandas de ‘coyotes’, pero hemos visto que muy pocos ciudadanos acuden a esas organizaciones acá en el país, siempre lo hacen es cuando ya están México. Esas redes que están acá son buscadas por migrantes que llegan de otros países o continentes como Venezuela, Así, África, Haití y Cuba, entre otros”, señaló Velásquez.
Cada vez que retornan a los migrantes hacia Colombia, las autoridades de migración toman contacto con estas personas para saber cómo fue que llegaron a ese país de forma irregular o por qué las regresaron, y así comienzan a construir las investigaciones que en muchas oportunidades terminan con capturas.
Lastimosamente, cuando los funcionarios de Migración Colombia detecten a alguna persona que este saliendo del país con el fin de pasar irregularmente hacia EE. UU., no pueden hacer nada para evitarlo, “porque no hay algo legal que lo evite, la única forma de evitar que algún adulto salga del país es porque un juez lo ordena, de resto no se puede hacer nada. Tenemos campañas para sensibilizar a las personas y que entiendan los riesgos que están asumiendo”.
La fuente recordó que tienen muchos reportes de colombianos desaparecidos en México, especialmente por las zonas fronterizas, porque son lugares que son dominados por los carteles de narcotráfico y quien quiera pasar por ahí debe pagar, pero si no lo hace corre peligro.
A la persona que es deportada o retornada a Colombia no le queda ninguna anotación, puede viajar tranquilamente al otro día a otros países, pero en Estados Unidos si quedan incluidas en una lista ‘negra’ que no le permitirá viajar allá de manera legal.
Pasos con mucho riesgo
En esa travesía que hizo Pedro Luis*, conoció que por la frontera entre México y Estados Unidos hay varios pasos por donde la gente se arriesga. “Por donde yo me metí es por San Luis, pero hay otros pasos como ‘algodones’, por este lado dependiendo el ‘coyote’ lo puede dejar a uno cerca al río Colorado o lejos, pues ahí hay una disputa entre ellos, entonces es de mucho riesgo”.
Lea también: El confuso hecho en un colegio de Cúcuta que terminó siendo un aparente robo
Añadió: “como a veces a la gente le toca caminar hasta dos horas para llegar al río, se les dificulta pasar rápido y seguro, porque las personas están cansadas y como el Colorado es más grande, terminan ahogándose. Además, eso es una llanura, donde en estos momentos no hay nada de cosecha, entonces lo pueden ver a uno como a cinco kilómetros de distancia y de inmediato lo agarran y lo deportan”.
Por esos pasos, los migrantes se pueden encontrar culebras, arañas y alacranes. “La gente que se mete, sin pagarles a los ‘coyotes’, corren el riesgo de ser secuestrada y les piden dinero a sus familiares, sin importar en qué país estén, les dan dos días para buscar el dinero y lo peor es que cuando pagan, se los entregan a migración para que les saquen más dinero”.
Entre los compañeros de travesía, Pedro Luis* tuvo un brasileño que por segunda vez trataba de pasar la frontera. “Él nos contó que intentó pasar por el río Colorado, pero casi se ahoga, se salvó porque en esos momentos iba pasando una patrulla de migración y vio que se estaba ahogando, entonces lo salvaron”.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en http://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion