En el primer semestre del 2022 empezó a tomar fuerza el concepto que Gustavo Petro tenía un teflón muy importante en cuanto a imagen se trataba, al punto que no le afectó en nada la campaña sucia que desde sus huestes se hizo contra el hoy fallecido Rodolfo Hernández, quien a la postre fue quien le disputó la silla en Casa de Nariño en la segunda vuelta.
Tampoco rompieron ese ‘teflón’ político jugaditas que crearon sus socios cercanos que en diversos videos se vio como creaban estrategias para hablar mal de sus competidores, incluso llegando a inventar situaciones que les afectaron.
Mucho menos le evitó ser el triunfador con más de once millones de votos el acuerdo que lideró su hermano, Juan Fernando Petro, quien estuvo en varias cárceles hablando con jefes de grupos delincuenciales para construir la llamada paz total, estrategia que en la actualidad la sigue ejecutando pese a que las contrapartes que están alzados en armas no han mostrado mayor compromiso con los múltiples proceso que ha puesto en marcha.
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En ese electorado no caló el discurso de la derecha, en especial del uribismo, que esperaban replicar la idea del 2018 cuando mostraron a Gustavo Petro como la extensión del Castro-Chavismo, es decir la mezcla de la extrema izquierda que se han mantenido en el poder por décadas en Cuba y Venezuela.
Y es gracias a ese ‘teflón’ que hoy a poco menos de 20 meses para las elecciones presidenciales del 2026, Gustavo Petro, es quien se está echando a los hombros esa nueva campaña que le permita a la izquierda progresista colombiana mantenerse al menos cuatro años más en el poder. El sueño de Petro, como lo ha dicho, es que al menos el progresismo sea el que esté en la Casa de Nariño durante al menos tres gobiernos.
El analista político Luis Estrada asegura que el mandatario lo que está buscando es un escenario similar a los años anteriores en que consolidó su imagen de líder de izquierda, el que denunciaba la corrupción y al que le cerraban todos los caminos la tradicional derecha.
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“A Petro le irá a quedar difícil volver a su vieja estrategia que le dio resultado. Los éxitos de Petro no sólo se deben ver en el 2022 cuando ganó la Presidencia sino que consolidó al Pacto Histórico como la gran coalición de izquierda, se debe mirar el 2018 cuando fue un actor clave en la elección presidencial al quedar de segundo y llegar a la Casa de Nariño y fue cuando se empezó a consolidar a la Colombia Humana como opción de poder”, sostiene el analista.
En la misma línea de Estrada opina el analista Fernando Sanín, para quien “el yo soy el pobrecito que no dejan avanzar, que es lo que pretende mostrar Petro, no irá a calar otra vez en el electorado, incluso así pueda llegar a poner a su candidato en la segunda vuelta presidencial, para enfrentarlo, muy seguramente al candidato con el podrán llegar los sectores de la derecha colombiana si es que se unen”.
Sanín destaca que podrán ser muchos los asuntos que le pueden pasar factura a Petro para el 2026, pero en particular el referente a la corrupción le afectará. “Gustavo Petro se mostró como el presidente que acabaría con la corrupción pese a que se rodeó con dirigentes tradicionales de la derecha a quienes siempre les han identificado como esa práctica, pero al poco tiempo se empezaron a conocer varios hechos que han manchado de manera contundente a su gobierno”.
En cuanto al gobierno como tal, uno de los primeros fue lo sucedido con la entonces ministra del Deporte, María Isabel Urrutia por contratación indebida en la entidad, pero será muy difícil superar, por más petición de perdón que ya hizo, el escándalo de corrupción al interior de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, UNGRD, en donde los entonces director y subdirector, Olmedo López y Sneyder Pinilla, feriaron miles de millones de pesos que correspondían, entre otros a los carrotanques en los que se llevaría el agua a los municipios de La Guajira, tal y como se comprometió Petro tras la semana de gobierno que tuvo en esa región del país.
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El profesor y exconcejal de Bogotá Juan Carlos Flórez resalta una particularidad que ha tenido el presidente Gustavo Petro esta semana cuando enfrentó el anuncio del CNE de abrir investigación a su campaña presidencial y por lo tanto a él. “Petro no ha dejado que ningún otro dirigente salga a defenderlo en este momento”, dice el experto quien recuerda que desea concentrar todo en él para que luego si designe al candidato que él crea que le representará para seguir en el poder en el 2026.
La investigación del CNE la cual, de avanzar tan sólo llegaría a sanción económica y muy seguramente un proceso judicial contra el entonces gerente de la campaña y hoy presidente de Ecopetrol, Ricardo Roa, por haber dejado permitir que los topes de la campaña tanto para la primera como para la segunda vuelta se hayan volado en más de cinco millones de pesos.
Por ahora la misma es el bastión con el cual Petro recurrió a la teoría de que hay golpe de estado en su contra, el cual primero lo planteó como un golpe blando, pero que ahora lo presenta ante sus seguidores y el mundo, como la estrategia de un grupo de políticos corruptos que son sus enemigos y que están al frente de la autoridad electoral para sacarlo del poder.
Luis Estrada sostiene que “esa idea del golpe de Estado que ya lo está posicionando de manera insistente le ayudará, por ahora, para que Petro no sea duramente cuestionado porque el suyo es un gobierno que no ejecuta, sólo hay que mirar los problemas que ha tenido para tramitar el presupuesto general de la nación y la ley de financiamiento, que es otra reforma tributaria, la segunda de su gobierno pese a que en campaña dijo que no las usaría”.
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Ese escenario que plantea el analista es el que precisamente Petro ha estado usando para llamar a sus bases y a la clase obrera y sindical, para que salgan a las calles a reclamar a la clase política, al Congreso de la República que le aprueben las reformas sociales como son la pensional, que ya es ley pero que se encuentra en la revisión de la Corte Constitucional y las de salud y laboral.
Estas dos reformas en el momento no avanzan de la mejor manera en el Congreso, mientras que la laboral apenas espera cumplir el segundo de cuatro debates, la de salud apenas espera tener su ponencia inicial, pero todo esto en la Cámara de Representantes, en donde su gobierno tiene mayorías pero la prueba de fuego está en el Senado, en donde son más sus detractores.
“Aunque suene paradójico lo mejor que le puede pasar para sus intereses políticos a Petro es que las reformas se hundan o no avancen, esto porque de esa forma podrá seguir mostrando su bandera de que no lo dejan gobernar, la misma que le dio éxitos cuando estuvo alcalde de Bogotá al punto que pudo recobrar el poder”, destaca el analista Sanín.
En su estrategia Petro además deberá consolidar a una figura del progresismo que le pueda llegar a reemplazar, alguien que le sea bien cercano, que le interprete su ideario, por lo que no cualquiera podrá ser quien le tome las banderas y compita en el 2026 con opción de poder.
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