Una fuerte polémica se desató en Ocaña tras la decisión del Concejo Municipal de dejar en estudio el proyecto que buscaba autorizar la enajenación de un lote para la construcción de la nueva sede del SENA, inversión que supera los 46.000 millones de pesos y que beneficiaría a más de 35.000 aprendices de la región del Catatumbo.
El ambiente político se ha tensado en las últimas horas. Exalcaldes, líderes sociales, docentes y ciudadanos han expresado su inconformidad con la postura de la mayoría de los concejales, a quienes acusan de frenar un proyecto estratégico para el desarrollo educativo y laboral del municipio.
El origen del conflicto
La controversia gira en torno al predio donde hoy funciona la Escuela Normal Superior, adquirido en 1994 durante la administración del entonces alcalde Luis Vergel. Según explicó el exmandatario, el terreno —de cuatro hectáreas, de las cuales solo 1,5 están ocupadas— fue comprado con fines educativos y pertenece al municipio, por lo que podía destinarse a la construcción del Centro Multisectorial del SENA mediante un convenio interinstitucional.
Sin embargo, la propuesta de autorizar su enajenación no obtuvo el visto bueno del Concejo. Ocho concejales de la coalición mayoritaria votaron en contra o dejaron el proyecto en estudio, lo que en la práctica detuvo el proceso y pone en riesgo los recursos asignados por el Gobierno Nacional.
Vergel calificó la decisión como “un acto irresponsable” que podría hacer perder una oportunidad histórica. “Contábamos con el apoyo del Ministerio de Trabajo, el Ministerio de Educación, la Gobernación, la Alcaldía y el SENA. Todos estaban de acuerdo, pero el Concejo decidió entorpecer el trámite más sencillo: otorgar facultades para disponer del lote”, manifestó.
El exalcalde también lanzó críticas directas al concejal Luis Eduardo Botello, hijo de un pensionado del SENA y uno de los principales opositores del proyecto. “Pregúntele a su padre qué es el SENA antes de tomar una decisión equivocada”, expresó Vergel al rechazar lo que considera una postura sin fundamento técnico ni sentido de compromiso con la comunidad.
Una decisión indignante
La reacción ciudadana no se hizo esperar. Líderes comunales, empresarios y académicos lamentaron que Ocaña, tras más de una década de gestiones, esté a punto de perder una inversión millonaria por decisiones políticas.
“El daño no es al alcalde ni a una administración. El daño es para los jóvenes del Catatumbo que soñaban con tener un espacio digno para formarse y mejorar su calidad de vida”, expresó el concejal Evelio Rangel, quien votó a favor del proyecto.
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Rangel aseguró que los argumentos usados por algunos de sus compañeros son simples pretextos para dilatar la aprobación. “Dijeron que el proyecto tenía vacíos, pero eso se puede subsanar. Hoy lo archivaron de facto. Decir que sigue en estudio es mentirle a los ocañeros”, afirmó con molestia.
El riesgo de perder la inversión
De acuerdo con Gerardo Rincón Clavijo, coordinador académico del SENA, los plazos para legalizar el proyecto son cortos y el tiempo ya no alcanza.
“El cronograma estaba definido: firma de la minuta el 14 de octubre, escrituración el 24, pago de impuestos y registro antes del 6 de noviembre. Pero al no aprobarse la enajenación, todo se detiene”, explicó.
Rincón advirtió que, de no concretarse antes del 7 de noviembre, los recursos podrían reasignarse a otras regiones del país que sí tengan listas las condiciones legales.
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