Apenas poco más de dos meses de maternidad pudo disfrutar la jueza Heidy Vivian Polanía Franco hasta su misteriosa muerte el día de ayer, 17 de diciembre. Fueron horas de tensión y angustia que vivieron sus allegados, quienes, al no tener respuesta de su parte, tomaron acción propia.
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Después de más de diez horas de silencio, el jefe del esquema de seguridad asignado, quien solía acompañarla, realizó varias llamadas a su teléfono, pero nunca fueron respondidas. Fue por eso que, en la tarde, dicho personal se puso en contacto con la mamá de la jueza, quien también manifestó no tener novedades de su estado.
Cerca de las 5:30 de la tarde, una llamada de auxilio llegó a oídos de las autoridades por parte de una desesperada madre, fue así que tras comprobar que el personal del edificio de apartamentos no había tenido noticia de ella, se decidió actuar.
Pronto se inició un operativo, múltiples uniformados se trasladaron rápidamente al barrio La Riviera, específicamente en la calle 10 entre avenidas 8E y 9E.
Ingresaron al edificio y tras identificar el apartamento en el que residía la mujer, notaron los lamentos y llantos del bebé, de apenas dos meses, pero no sonaba rastro alguno de la mamá.
Incluso golpearon la puerta repetidas veces en espera de una señal de vida que nunca llegó. Fue en ese momento que tomaron la decisión de ingresar a la vivienda, forzando la entrada con ayuda de un cerrajero, quien tuvo la difícil tarea de revelar una triste escena.
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A primera vista parecía que nada había sucedido, los llantos del menor eran lo único que interrumpía la tranquilidad, misma que anticipaba una tragedia. Pues la señal de vida que esperaban nunca llegó y toda duda se disipó al llegar a la habitación principal.
Allí sobre la cama, estaba tendida Vivian y a su lado su pequeño hijo, quien por lo menos se movía a la par de sus lamentos. La tensión se adueñó totalmente de la situación, pero permanecía una gran duda: ¿estaba viva?
Su quietud y la ausencia de señales de muerte no permitían establecer su estado a simple vista. Fue por eso necesario acercarse para comprobar que, en efecto, la mujer no tenía signos vitales.
El bebé fue trasladado a una clínica privada de la ciudad, donde lo valoraron y de forma preliminar se estableció que su estado de salud era estable y su vida no está en riesgo.
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