Como una gigantesca alarma roja de un nuevo episodio de violencia, el fuego proveniente del sector Llano Grande, en la vía Ocaña – Teorama, avisaba de una nueva barbarie que se cometió en el Catatumbo, la cual le costó la vida a Pedro José Vega Vaca, de 32 años de edad, y Yeison Aguilar Ortega, de 26.
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Tras una noche marcada por los movimientos sísmicos en Norte de Santander, tres hombres se prepararon para continuar su jornada de trabajo. Cerca de la medianoche de ayer, 25 de septiembre, transitaban por esta carretera cuando fueron interceptados por sujetos armados, con uniforme camuflado y su rostro cubierto.
Detuvieron dos camiones de carga de combustible ilegal ‘pategrillo’ y obligaron a sus tripulantes a descender del vehículo. Al parecer, porque se habrían negado a pagar una extorsión, en medio de la oscuridad los retuvieron en el suelo para luego cometer un cruel acto, no sin antes empezar a grabar.
El hecho quedó registrado en un video grabado con un teléfono celular, a manos de uno de los criminales. “Somos de parte del Frente 33 de la disidencia de las Farc, a nombre de Richard Suárez, resulta y pasa que la gentecita no quiere hacer caso. Gente que no pague el ticket al Frente 33, se le va a dar plomo, quemarle los carros, aquí pagan porque pagan”, dijo el criminal que tomó la vocería, antes de desatar la violencia.
Le ordenó a un sujeto que abriera fuego contra los hombres indefensos y así fue, sonaron catorce disparos y solo se veía la llama en medio de la oscuridad. El violento ataque causó la muerte de Pedro y Yeison, quien era conocido como Marrana, en el acto, además de dejar malherido a un tercero.
Acto seguido, los delincuentes prendieron fuego a los dos vehículos, generando una humareda de colores rojizos que decoró la noche para la comunidad de Llano Grande, quienes al día siguiente dieron con el macabro hallazgo.
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Incluso desde la noche tomaron videos de lo sucedido, sin embargo, no fue hasta que llegó la claridad del día que decidieron asomarse a la escena, para encontrar los camiones totalmente incinerados y que, a pesar de haber pasado varias horas, aún seguían ardiendo, manteniendo la oscura humareda.
Tendidos en la carretera estaban los dos cadáveres, uno de ellos bocabajo, el otro con su cuerpo un poco ladeado sobre el costado derecho, pero debajo de ambas cabezas se había formado un prominente charco de sangre, que tiñó las piedras a un costado de la vía.
Y como testigo, también único sobreviviente del hecho, estaba el tercer hombre, quien aparentemente sería conocido bajo el apodo de Gato, sentado sobre una roca, con la mirada pérdida y en completo silencio. En su cuerpo tenía varias heridas de bala, su posición corporal era de resignación y casi de estar en shock, sin asimilar lo que había pasado.
El hombre fue auxiliado y llevado a un puesto de salud, donde, al cierre de esta edición permanecía recibiendo atención médica, mientras que las autoridades fueron alertadas. Según información judicial, tropas de la Fuerza de Tarea Vulcano, unidad de la Segunda División del Ejército Nacional, llegaron a la zona.