El cautiverio en el que se encontraban, desde el pasado 16 de enero, 11 habitantes del Catatumbo finalmente terminó. Las víctimas habían sido secuestradas por el Ejército de Liberación Nacional (Eln), en medio de la guerra que libra contra las disidencias de las Farc desde comienzos de año.

En las últimas horas se conoció la entrega humanitaria de los retenidos, entre quienes se encontraba un firmante de paz del programa de reincorporación y una ciudadana venezolana.

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Esta liberación se dio tras un proceso liderado por la Iglesia Católica, la Cruz Roja, la delegación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Defensoría del Pueblo, a través de sus delegados en Ocaña y Cúcuta.

Presuntamente, de acuerdo con fuentes consultadas por este medio, las personas fueron sacadas de sus hogares por hombres armados, en medio de la confrontación, para someterlas a un ‘juicio revolucionario’, pues las señalaban de haber pertenecido a las Farc o de tener alguna vinculación con el grupo enemigo.

En la imagen captada durante el recibimiento se observa a las víctimas posando de espaldas para proteger sus identidades, al defensor del Pueblo en Norte de Santander, Pepe Ruiz, y a otro funcionario de la entidad, así como a representantes de la ONU.

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Además, varios integrantes del grupo armado ilegal rodean a los liberados, entre ellos alias Ricardo, comandante del Eln en la zona del Catatumbo.

Hay más secuestrados

El presidente de la Asociación Nacional de Víctimas (Anivicac), Olguín Mayorga, se mostró complacido por este hecho e informó que entre los liberados hay nueve hombres y dos mujeres.

“En el territorio permanecen más personas en poder de los grupos armados, y se espera que en los próximos días se puedan presentar otras liberaciones. Seguimos en gestiones para lograr que todos recuperen su libertad”, dijo Mayorga.

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La Defensoría del Pueblo destacó que “ninguna de las personas reportó problemas de salud al momento de la verificación” y que la entrega humanitaria se llevó a cabo “en el marco del acompañamiento institucional, que garantiza la protección de la vida, la integridad y la dignidad de quienes han estado privados de la libertad”.

Una vez cumplido el protocolo y confirmado el estado de salud de cada uno de ellos, los exsecuestrados se reencontraron con sus familias. Sus nombres tampoco fueron revelados, para evitar poner en riesgo sus vidas.

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