“Él estaba con el grupo de ciclistas, pero se separó de ellos para ir a una cena que había organizado el colegio Gremios Unidos, donde trabajaba como profesor de matemáticas y, al parecer, tuvo una caída a mucha velocidad en el asfalto. El casco terminó partido en dos y lo tuvo que auxiliar un paramédico que pasó por el lugar, porque se pidió una ambulancia para trasladarlo, pero nunca llegó”, manifestó el familiar.
También llegó una patrulla policial, pero no lo subieron. Según el uniformado, porque había un protocolo que se debía seguir y no podía saltarlo.
Aún así, cuando el paramédico vio que Julio Alfredo, de 39 años, se movió un poco, tomó la decisión de trasladarlo en su carro a una clínica de Cúcuta y junto con el uniformado pudieron registrarlo en el centro asistencial para que lo trataran de forma urgente.
“Ahí si agradecemos mucho la labor del uniformado, porque como no sabían qué tipo de seguro lo cubría para atenderlo, casi no lo dejan ingresar. El policía tuvo que pelear y casi sentar en la camilla a nuestro familiar para que lo diagnosticaran. Ya durante los días que estuvo internado, lastimosamente nunca respondió a los test que hicieron los especialistas”, aseguró.
Un día antes de su deceso, los médicos les dijeron a sus familiares que Julio Delgado tenía una muerte cerebral y que afectaría todos sus órganos con el tiempo, pese a los intentos que hicieron para buscar cualquier tipo de respuesta corporal o cognitiva.