Al cierre del tercer trimestre del año, el desempeño económico de Venezuela continuó su senda de crecimiento, impulsado principalmente por el aumento de la actividad petrolera y, en menor medida, por el dinamismo de otros sectores no petroleros, pese a las tensiones en el Caribe por parte del gobierno de Estados Unidos.
La presentación de una radiografía de la economía del vecino país por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) permitió conocer el panorama actual y lo que depara el 2026. En el encuentro estuvieron el director de ProColombia en ese territorio, Carlos Luna; el director de la región Oriente de la Cámara Colombo Venezolana, Víctor Méndez; y empresarios de ambos países.
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El representante del PNUD Venezuela, Daniel Barráez, dijo que la economía de esta nación está estrechamente vinculada a la evolución del petróleo; esta actividad pesa el 22,7% en la canasta. En el tercer trimestre de 2025, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 8,7%, impulsado por el sector petrolero (+16,1%) y el no petrolero (+6,1%), según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV).
La venta exterior del crudo, en el tercer trimestre, se destinó a China (85,9%), Estados Unidos (6,0%), Cuba (4,0%), el Caribe (2,1%) y Europa (2,0%).
La actividad no petrolera pesa el 69,1%. Allí, la agricultura participa con el 5,3%; la manufactura, con el 7,4%; y la minería, con el 1,1%, de acuerdo con los datos entregados por Barráez, con base en estadísticas del BCV.
“Las exportaciones del país crecen a un ritmo similar al de la actividad petrolera, a 18,4%. El consumo privado se mantiene cercano al 5%, tasas similares a las del año pasado; y el gasto público es menor al 1,1%, un patrón que se observa en economías que han pasado por procesos inflacionarios”, añadió el economista.
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Inflación vs. salario
Así como las cifras oficiales muestran resultados positivos en la economía, por otro lado, los ciudadanos luchan contra la pérdida del poder adquisitivo, pues la inflación acumulada a septiembre, de acuerdo con cálculos del PNUD, alcanzó el 256%, con una tasa anualizada cercana al 390%.
Daniel Barráez expresó que las proyecciones indican que 2025 terminará con una inflación del 500%, resaltando que el aumento sostenido de los precios erosiona la capacidad de compra y mantiene la presión sobre el tipo de cambio.
“La cifra contrasta mucho con la inflación del 50% registrada en 2024 y regresa al país a niveles de 2023, junto con una depreciación de la moneda muy elevada y presiones fiscales en términos monetarios que, combinadas, están impactando la inflación”, expresó el representante del PNUD.
La hiperinflación deja en nada el ingreso de los trabajadores. Durante el tercer trimestre, el salario mínimo integral en el sector público se mantuvo en US$161 ($603.750) mensuales, desagregados así: salario mensual de US$1, ticket de alimentación de US$40 y Bono de Guerra Económica de US$120. Este valor refleja un incremento nominal del 20,5% frente al monto del mismo período del año anterior (US$134).
Mientras tanto, en el sector privado, el sueldo integral promedió los US$41 ($153.750). Esto representó una disminución anualizada del 6,3% y una merma del 1,2% frente al trimestre anterior.
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Este comportamiento se vincula al proceso de devaluación del tipo de cambio durante el período, que afecta el salario mínimo, el cual se mantuvo fijo en Bs 130, mientras que el cestaticket permanece indexado al tipo de cambio. Así, en términos reales, el poder adquisitivo del venezolano continúa en caída, con un índice de 49,6 puntos frente a los 56 del año anterior.
Una de las conclusiones del informe del PNUD es que el estancamiento de los ingresos petroleros netos —limitados por la prima de descuento asociada a las sanciones internacionales y por la reciente caída de los precios internacionales del crudo— restringe el acceso a divisas y reduce el margen de maniobra de la política económica.
Además, las tensiones geopolíticas en el Caribe añaden un componente adicional de incertidumbre que, si bien podría traducirse en una prima de riesgo sobre los precios petroleros en el corto plazo, incrementa la percepción de inestabilidad política, con implicaciones potenciales para la inversión y el comercio.
Potencial en comercio binacional

De acuerdo con Carlos Luna, la reactivación de las relaciones económicas y diplomáticas entre ambas naciones y la normalización del comercio a través de la frontera con Norte de Santander, desde septiembre de 2022, mostró un incremento del intercambio del 300% a corte del año pasado.
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“Lo que hemos identificado con empresarios, gremios y entidades en Venezuela es que existe una gran posibilidad de que algunos productos que Colombia importa de terceros países, tras realizar análisis de mercado, puedan traerse en mejores condiciones desde Venezuela. Pero esto hace parte de la estrategia que deben tener el Gobierno venezolano y los empresarios para identificar, dentro de su oferta exportable, qué puede resultar atractivo para los colombianos”, añadió.
El director de ProColombia en Caracas enfatizó que consideran que el mercado binacional aún tiene mucho por dar y crecer de manera exponencial.
El dato
A octubre de 2025, la producción de Petróleos de Venezuela (PDVSA) se mantuvo en un promedio de 1,071 millones de barriles diarios (MBD).
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