Para la industria minera de Colombia, este no ha sido su mejor año, dada la caída de los precios internacionales del carbón, lo cual ha tenido como consecuencias bajas en la productividad y en las exportaciones, y medias gubernamentales. En el caso de Norte de Santander, la situación se ha agravado por el recrudecimiento del conflicto armado en el Catatumbo.
Esa realidad ha llevado al cese temporal de algunas operaciones en yacimientos y áreas de coquizadoras, lo que pone en riesgo miles de puestos de trabajo; esta industria brinda 70.000 empleos directos e indirectos en el departamento.
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De acuerdo con fuentes del sector consultadas por La Opinión, un ejemplo de esa difícil situación es que una empresa decidió sacar a 60 trabajadores al concluir el año, porque no puede seguir sosteniendo esa nómina, recalcando que liquidarlos “cuesta mucho dinero”.
Es por esto que, durante los últimos meses, muchos obreros de minas han migrado hacia otras actividades económicas. Ese escenario lo ha observado el alcalde de Salazar de Palmas, Juan Carlos Baibor, en su territorio.
“El sector minero tiene una crisis. La mayoría de personas que dejó de trabajar ahí se fue para el campo, en la recolección de café y cultivos de caña; un grupo pequeño está en el comercio informal, aprovechando la actividad turística que genera el municipio”, confirma Baibor.
El mandatario local reconoció que algunos de esos exobreros carboneros se dedican informalmente al comercio en torno a la actividad turística que se da en las riberas del río Salazar. Destacó que ellos provienen de Arboledas, El Zulia, Santiago, San Cayetano y de Gramalote, entre otros municipios.
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‘Escasamente dan para pagar personal’
El representante de la Asociación de Mineros de Sardinata (Asomisar), Diego Reyes, advierte que los efectos de la crisis en el carbón para el departamento son graves, porque la minería es la principal fuente de trabajo. Por eso no duda en notificar que las consecuencias se definen en dos palabras: desempleo y hambre para miles de familias.

Como ejemplo presenta el caso de dos canteras cerradas por un corto lapso tiempo, dejando a “1.000 personas sin trabajo” temporalmente. Además, sostiene que por el precio tan bajo del mineral en el mercado, “las minas escasamente dan para pagar personal”.
“No se cierran, porque reiniciar labores o abandonar una mina tiene un costo muy alto, con pérdidas grandes. Un ejemplo claro es que la mayoría de las minas del departamento cerró el último día de noviembre, lo cual nunca se había visto; y reabrirá después de mitad de enero, tampoco había sucedido esto en 20 años”, revela el líder carbonero.
Según argumenta Diego Reyes, probablemente más de 4.000 personas del sector transporte, un 30% de los ocupados, están paralizados, debido que más de 250 volquetas se quedaron sin trabajo.
“Cada conductor es cabeza de hogar, a esto se le suman los ingenieros y los tecnólogos, quienes han perdido sus empleos, y más de 3.000 personas que trabajan dentro de las minas. Este número puede aumentar y se viene una crisis grande para el departamento”, es la notificación del vocero de Asomisar.
Tres choques, en 2025
Para el presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Productores de Carbón (Fenalcarbón), Carlos Cante, el 2025 fue un año de retos e incertidumbre, con tres choques: la dinámica del mercado, la caída del precio del dólar y las decisiones del Gobierno nacional.
“Un choque de mercado, porque hemos tenido la relocalización de los mercados de consumo y el exceso de coques provenientes de Indonesia; un choque cambiario, puesto que nadie esperaba una tasa como la que hemos observado; y un choque institucional, en donde las medidas del Gobierno nacional han incidido en la pérdida de la competitividad de los carbones y el coque colombiano”, manifiesta Cante.
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Según el economista, con corte al tercer trimestre del año se reportó la reducción en la producción y las exportaciones de cerca del 33%, con mayor caída en los carbones térmicos, que tuvo 10.5 millones de toneladas menos. Mientras que entre carbón metalúrgico y coque se contabiliza una disminución de un millón y medio de toneladas, con respecto a 2024.

Carlos Cante detalla que el panorama que viven ha generado una difícil situación financiera, principalmente para el pequeño minero, que puede facturar al año $40.000 millones, con un margen de ganancia cercano al 2%, sin contar impuestos.
Al final, todo eso se traduce en más desempleo, porque una pequeña cantera, que genera entre 1.000 y 3.000 toneladas al mes, al pasar de fase de producción a la de mantenimiento por falta de producción, deja de contratar entre 30 y 60 personas.
El presidente de Fenalcarbón asegura que desde el gremio han defendido permanentemente a los empresarios del sector, controvirtiendo judicialmente tales medidas desde el punto de vista tributario, logístico, aduanero y administrativo.
Igualmente, resalta que han llevado la voz de los carboneros y coquizadores de manera técnica y estructurada ante el Congreso de la República, la Corte Constitucional y el Consejo de Estado.
El transporte, afectado
El costo del flete es otro de los inconvenientes que arroja nubarrones sobre este campo de la minería. El valor promedio del transporte por tonelada, en la ruta entre Cúcuta y Barranquilla es de $136.900.
De acuerdo con el director territorial de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar), José Ronaldo Peñaloza, “muchas empresas no están despachando, porque el costo de la operación no les da”.
“Para el transporte de carga, la caída de exportaciones y producción de carbón ha sido bastante devastador, puesto que el transporte en el país lo mueven dos productos: petróleo y carbón. Con menos mineral son menos vehículos que se colocan en puertos y, por ende, la carga de importación, que usualmente son materias primas alimenticias o de alimentos para animales y el agro, se ven afectadas, porque tienen que aumentar fletes”, detalla.
José Ronaldo Peñaloza manifiesta que el alza del flete estandarizada por el Sistema de Información de Costos Eficientes para el Transporte Automotor de Carga (SICE-TAC), de parte del Gobierno, ha afectado también “muchísimo a los generadores de carga”, como el de los carboneros, lo cual termina teniendo efectos negativos en el transporte.
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“Esos fletes impuestos no van muchas veces con la oferta y la demanda del mercado, sea porque se necesite aumentar más o bajar un poco esos valores, para tener una realidad de la oferta-demanda, que depende de variables, usualmente, externas, macros”, señala el líder de Colfecar.
Afirma que el sector carbón, prácticamente, ha dejado de producir más de 15 millones de toneladas al año, por lo que se resiente el mercado de trabajo en el transporte de carga.

Cae su aporte al PIB
El exministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta Medina, considera que el carbón desde las regiones y los encadenamientos territoriales pueden aportar crecimiento económico medible en empleo, inversión y recaudo.
“En este gobierno, el campo minero- energético ha estado frente a una gran encrucijada, como resultado de una política pública hostil, porque a través de su programa y de su plan de desarrollo se han hecho el propósito de marchitar a este sector. Y lo han venido logrando”, enfatiza.
Acosta dijo a La Opinión que, desde el último trimestre de 2023, esa industria, en lugar de contribuir a la dinámica del crecimiento de la economía, se ha convertido en un verdadero lastre, por su decrecimiento dentro del Producto Interno Bruto (PIB).
El experto indica que ha caído la participación de este sector en la economía nacional, lo cual ha resentido los ingresos de la Nación.
“La transición energética –política de Gustavo Petro- requiere de importantes inversiones y no hay ninguna fuente alternativa a la que hoy tenemos, para financiarla. En el Gobierno han prevalecido los lineamientos que vía –red social- X da el presidente de la República”, apunta.
El exministro recuerda que, según las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), esa industria participaba con el 5,7% en el PIB; ahora está en 3,5%, lo que significa una pérdida de más de 2 puntos porcentuales.
Al comparar con los niveles de prepandemia, de acuerdo con un informe de ANIF, la explotación de minas y canteras decreció 5,7%, a corte del tercer trimestre de 2025, y suma siete trimestres negativos.
Ese resultado se explica por la menor extracción de minerales metalíferos (-18,2%; -2,6 p.p.); menores exportaciones de oro (-0,5%); seguido de petróleo y gas natural (-3,7%; -2,2 p.p.); y de carbón (-5,6%; -0,9 p.p.), por menor demanda por parte de las termoeléctricas.
El dato
De acuerdo con la Asociación de Carboneros de Norte de Santander (Asocarbonor), en un año normal, cuando alcanzan su capacidad plena, dicho renglón económico en el departamento logra producir cinco millones de toneladas anuales del mineral.
Eso equivale a 444.000 toneladas por mes y 18.500 toneladas por día. Para extraer esta última cantidad de carbón, desde el socavón hasta la bocamina, se necesitan más de 13.300 hombres trabajando al mismo tiempo.
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