En la casa paterna de Doris Milena Andrade Álvarez, la octava víctima del incendio que se registró la madrugada del pasado sábado en el barrio La Castellana, hay silencio, dolor y resignación. Las miradas entristecidas se paseaban entre familiares y amigos de la estudiante de sicología y comerciante.
Doris Milena no pudo seguir luchando por su vida tras sufrir quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, a pesar de ser trasladada a Bogotá, para ser atendida en la mejor unidad de quemados, el jueves perdió la vida, dejando tristeza y enseñanzas entre sus seres queridos.
Andrés Amaya, uno de los tres hijos de la mujer, confesó que perdió al amor de su vida, a la persona que le enseñó a prepararse para la vida y a la que describió como “la mejor mujer del mundo”.
Sin ocultar la tristeza que lo invade, al igual que a sus demás familiares, Andrés aseguró que siempre mantendrá presentes los aprendizajes que le dejó su mamá, la devoción a Dios y que continuará los caminos que ella siempre le mostró para salir adelante, para “enorgullecerla desde donde esté”.
“Nos hará una falta increíble. Nos duele seguir sin ella, pero tenemos muchas cosas que demostrarle, estoy seguro de que estará contenta en que sigamos adelante, seguir con nuestras metas, seguir cuidando a mis hermanitos y de la mano de Dios, para demostrarle que lo que algún día nos enseñó, lo vamos a llevar a cabo”, dijo Amaya.
El regocijo espiritual rodea al hijo de Doris Milena, quien se refugió en un abrazo con sus abuelos, que también llevan en sus rostros la pérdida de su hija, a la que recordarán como una buena persona, amorosa, servicial y trabajadora.
“Cualquier persona que hubiese tenido contacto con ella, solamente tiene cosas buenas que decir, siempre se enfocó en Dios, su familia y sacarnos adelante, cada día nos enseñó cosas buenas para prepararnos para la vida”, recordó el joven.
La solidaridad
El hijo de Doris Andrade le agradeció a los cucuteños que se solidarizaron con el dolor y la difícil situación que afrontó su familia desde la madrugada del sábado 9 de enero, cuando se registró el voraz incendio en tres casas del barrio La Castellana, que dejó también siete víctimas más, entre estos la familia Rangel Páez.
El doliente aseguró que, entre amigos, familiares conocidos y desconocidos, aportaron un grano de arena para que fuera posible el traslado de su mamá hacia Bogotá y los médicos hicieran lo posible por salvarle la vida, aunque finalmente ocurrió su muerte.
“Sentimos su amor y deseo muchas bendiciones a cada una de las personas que hizo su aporte y espero que Dios le recompense grandemente”, dijo Andrés Amaya.
Asimismo, envió un mensaje de reflexión para los cucuteños y pidió que cada momento de la vida se pase rodeado de amor, de unión familiar y de experiencias de felicidad.
Dijo que así como le pasó a su familia y a las demás víctimas de ese sorpresivo incendio, que les cambió su tranquilidad y felicidad, para dejar dolor y lágrimas, así cambia todo en cualquier momento, por lo que, según él, hay que pasar la vida en medio del camino de Dios y del amor.
Por ahora, la familia de Doris Milena espera que el cadáver de su ser querido retorne a Cúcuta para darle el último adiós.