El capitán Francisco Javier Merchán Granados, piloto de la Policía Nacional y oriundo de Mongua, Boyacá, fue una de las víctimas mortales del ataque con dron a un helicóptero oficial en Amalfi, Antioquia, acción atribuida al Frente 36 de las disidencias de las Farc.
En medio del derribo, el oficial de 35 años alcanzó a enviar un desesperado mensaje por radio: “Ayúdenme no me dejen morir, mis hijas me necesitan”, relató mientras esperaba ser rescatado.
Merchán llevaba 15 años en la institución y deja dos hijas: una bebé de seis meses y una niña de nueve años. Su familia asegura que, incluso en sus últimos momentos, se mantuvo aferrado al recuerdo de ellas y de su esposa.
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Cuando finalmente fue encontrado, el capitán tenía sobre su pecho la fotografía de su familia guardada en el celular, como un amuleto de resistencia. Sin embargo, la ayuda médica llegó tarde y falleció antes de ser trasladado a un hospital.
Su hermano Jorge lo recuerda como un hombre alegre, servicial y profundamente comprometido con su labor. Su vocación, dicen, estuvo influenciada por la tradición familiar: su padre fue policía y su hermana también perteneció a la institución.
Una vida dedicada al servicio
Desde su infancia, Merchán soñó con ser piloto de la Policía. Con disciplina y valentía cumplió ese propósito, participando en diferentes operaciones contra el narcotráfico.
Hoy, su recuerdo queda en la memoria de sus compañeros y en el corazón de quienes lo amaron.
El ataque al helicóptero, atribuido a las disidencias lideradas por alias ‘Calarcá’, dejó un saldo de 13 policías muertos y varios heridos, convirtiéndose en uno de los hechos más dolorosos de los últimos años para la institución.
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