¿Fracturas en el Estado Mayor?
El coordinador de Corporeddhh también manifestó su inquietud por las contradicciones en las que –considera– incurre el presidente Gustavo Petro en el acuerdo anunciado, toda vez que en principio se había hablado de firmar la paz con los tres bloques del Embf y al final solo se ha anunciado solo con el Frente 33.
En este sentido, refiere la presunta fractura al interior de esta organización, que margina del acuerdo al bloque del Magdalena Medio, al mando de alias Calarcá, quien ha dicho que uno de sus innegociables es la dejación de armas.
Por otra parte, manifestó Pertuz su inquietud sobre el futuro de John Mechas, comandante del Frente 33, quien tiene orden de captura internacional.
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“De firmarse este acuerdo de paz, qué va a pasar con Mechas ¿Tiene el presidente algún elemento jurídico que permita que este señor firme y después termine llevándoselo la DEA (Administración de Control Antidrogas de Estados Unidos) para juzgarlo a raíz de las acusaciones que tiene?”, se pregunta Pertuz.
Rechazo y muy poca fe
Desde la Asamblea de Norte de Santander también hubo reacciones frente al establecimiento de una ZUT en zona rural de Tibú.
En principio, Gregorio Correa, presidente de esa corporación, rechazó que, una vez más, se haya tomado una decisión sobre el territorio sin considerar la institucionalidad regional.
Señaló que “en decisiones como estas, aunque el Gobierno nacional tiene las facultades para hacer lo que quiera en el territorio colombiano, se debe tener el consenso y poner de conocimiento a la institucionalidad de Norte de Santander, de la región del Catatumbo, sus alcaldes, empezando por el de Tibú. No creo que a él lo hayan tenido en cuenta para conocer su disponibilidad de ayudar”, expresó Correa.
El presidente de la Asamblea considera inoportuna esta medida, en vista de que todavía no se ha logrado una estabilidad en las condiciones de seguridad en el Catatumbo, situación que ha impedido que miles de familias regresen a sus casas y fincas.
“Obligar a los grupos al margen de la ley a que hagan demostraciones de paz, es como querer apagar una llamarada de fuego con un balde de gasolina”, señaló Correa, al tiempo que advirtió sobre los riesgos para la población tibuyana de meter en su territorio a más de cuatro mil hombres armados.
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Frente a la implementación de la ZUT, Correa se ratificó en su poca fe, tal como lo hizo frente a la Conmoción Interior, la reactivación económica y la presencia del Estado. “No hemos visto nada y sé que este proyecto de un laboratorio de paz, lo que va a ser es un laboratorio de guerra en el Catatumbo porque no es el momento ni tampoco el lugar”.
En la misma línea se expresó su colega Juan Diego Ordóñez, quien aseguró que si bien siempre estará de acuerdo con los procesos de paz, no en casos como el que se plantea ahora: a cualquier costo.
El diputado considera irresponsable que el Gobierno nacional pretenda establecer una zona de pacificación en un territorio donde hay enfrentamientos por el control de la ruta del narcotráfico.
Comparó la estrategia de Petro con la del presidente Juan Manuel Santos en 2016 y señaló que la única forma que ve posible el cese de la violencia, las masacres y el desplazamiento forzado, es que el Gobierno se siente con todos los grupos al margen de la ley y mirar las voluntades reales de las partes.
“Amanecerá y veremos, pero lo cierto es que nuestro departamento no aguanta más el abandono”, expresó Ordóñez.
En los próximos días se espera que la comisión encargada de los diálogos en la Mesa de Paz entregue mayores detalles sobre la forma cómo se implementará esta ZUT, las condiciones de seguridad, logísticas, geográficas y administrativas por las que se regirá este plan, así como los tiempos en que debería avanzarse en cada fase del proceso.
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