Una lucha titánica sostienen algunos empresarios de la región para reactivar las rutas en el aeropuerto Aguas Claras de Ocaña, con el fin de generar el desarrollo económico, social, cultural y agropecuario en la zona del Catatumbo.
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El alto flujo de vehículos pesados, derrumbes por la ola invernal, bloqueos por parte de los grupos insurgentes y el pésimo estado de las arterias viales amerita la conexión aérea con otras regiones del país. Sin embargo, los intentos han fracasado por la falta de apoyo institucional, la indiferencia de los dirigentes de turno y la carencia de subsidios en los tiquetes para las apartadas regiones del país.
Analistas señalan que ese factor ha ocasionado un atraso considerable en comparación con otras ciudades del país y se debe aprovechar la coyuntura política de la transformación del Catatumbo, y la apertura de la frontera, para estrechar lazos de comercialización de los productos de la región.
Se habla de la creación de un complejo universitario en El Tarra y la activación de una Empresa Social del Estado, ESE, para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la región, pero a la par se deben generar los espacios para la llegada de los profesionales en los distintos campos del conocimiento humano, indican líderes sociales.
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El empresario Jorge Eduardo Navarro Ferrero ha intentado, en doce ocasiones, reactivar la ruta y ha fracasado por falta de apoyo, pues no ha logrado un equilibrio financiero.
Transporte aéreo, motor del progreso
El representante a la Cámara por la jurisdicción especial para la paz, Diógenes Quintero Amaya, resalta la importancia del transporte aéreo, terrestre y pluvial para el desarrollo de los territorios.
“Prácticamente estamos aislados con el resto del país y tenemos un atraso como de 50 años en comparación con otras regiones de Colombia. Aquí se requiere un mayor compromiso por parte de la clase parlamentaria, alcaldes, gobernadores, dirigentes y toda la institucionalidad para apoyar esas iniciativas”, recalcó.
Así como se otorga una subvención aeroportuaria en otras partes del país, ese mismo tratamiento se le debe dar a la convulsionada zona del Catatumbo, los pasajeros corren a tomar los aviones al municipio de Aguachica, sur del departamento del Cesar, porque allá sí aplican esos subsidios, caso que no ocurre con Ocaña, indica el parlamentario.
Asegura que el Sistema Aéreo a Territorios Nacionales, Satena, fue creado para facilitar el transporte hacia las zonas más apartadas y esa filosofía no se cumple en esta región del país. “No entiendo, cómo se anuncian vuelos hacia Venezuela y se olvidan de la provincia de Ocaña y el Catatumbo”, agrega.
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Recuerda que esa aerolínea, vinculada al Ministerio de Defensa Nacional ya estuvo con una ruta en Ocaña, pero por falta del equilibrio financiero alzó el vuelo y no regresó. Manifiesta que el aeropuerto cuenta con todas las especificaciones técnicas, a tal punto que los aviones presidenciales y maniobras de las fuerzas militares aterrizan en esa pista.
Diferencias abismales
El exdirector del aeropuerto de Aguas Claras en Ocaña, Luis Albeiro Páez Echávez, señala que falta mucha voluntad política por parte de los dirigentes de la región, gobernantes de turno y representantes legales de las distintas empresas e instituciones.
“Los esfuerzos son en vano, mientras no exista un compromiso real y sentido de pertenencia de los hijos de la región. Se han hecho muchos intentos por reactivar los vuelos, pero no se cuenta con el apoyo”, agregó.
Señala que el 75 por ciento de los pasajeros que salen del aeropuerto de Aguachica, son de la provincia de Ocaña y cuando una aerolínea ofrece los servicios sale vacía ya que Satena cobra la tarifa plena sin descuento alguno y en el sur del Cesar se logró un subsidio especial.
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Es por eso que los usuarios prefieren pagar doble peaje para ir al aeropuerto Hacaritama, esperar la aeronave debajo de un palo de mango y sufrir para hacer las necesidades en el monte, porque no existen las condiciones para ahorrar unos pesos. Otra opción es someterse a una travesía en carro por las carreteras deterioradas y exponiéndose al peligro por la circulación de tractocamiones.
Despertar del letargo
Explica que existen mejores condiciones para la aeronavegabilidad en Ocaña con las fases aire tierra con una pista, plataforma y calle de rodaje en óptimas condiciones, estación de bomberos, torre de control, área administrativa, terminal, parqueaderos, vías de acceso, sala de espera con silletería para 50 personas, televisores, aire acondicionado y unidad sanitaria. Además, la berma, zonas verdes, cerramiento perimetral para evitar el ingreso de semovientes y un cuerpo de vigilantes.
Páez aduce que la gente hace el esfuerzo para salir desde Aguachica por varios factores, el primero la falta de subvención de los tiquetes y en segundo lugar la situación del orden público donde el aeropuerto de Aguas Claras ha sido objeto de varios hostigamientos y ataques a la Fuerza Pública sobre la arteria vial.
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El exdirector del aeropuerto invitó a los dirigentes de la región a despertar de ese letargo y pensar más en los programas sociales encaminados a promover la inversión otorgando incentivos especiales.
Con alas, pero sin viento
Si las aves necesitan del viento para volar, los aeropuertos requieren de aeronaves para que cumplan con sus funciones y justifiquen las altas inversiones económicas que implicaron su construcción, indica el comunicador social, Nahún Sánchez Castilla.
“En la ciudad, tenemos el aeropuerto de Aguas Claras, pero no hay servicio aéreo regular y eficiente desde que desapareció Aces a comienzos del presente siglo. Durante los casi 15 años que estuvo vinculada con nuestra región la empresa antioqueña contábamos con vuelos diarios a Cúcuta, Bucaramanga, Barrancabermeja, Bogotá y Medellín, con precios asequibles para viajeros de distintos estratos”, recalca.
Asegura que, desde ese tiempo cómodo, ninguna otra empresa de aviación ha dado la talla por los altos costos en los pasajes y la irregularidad en los vuelos. “La presencia de un ocañero en los altos mandos de la fuerza aérea como el general retirado Jesús Álvarez Torrado no significó nada, no obstante, las gestiones que haya realizado”.
En el gobierno de Yebrail Hadad Linero y gracias a la ´palanquita´ del paisano, la empresa estatal Satena cubrió las rutas a Cúcuta y Bogotá, pero las tarifas inalcanzables no posibilitaron las respuestas esperadas de pasajeros y como era de esperarse se suspendió el fundamental servicio.
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La adecuación de la pista del aeropuerto Hacaritama de Aguachica y la inauguración con ‘bombos y platillos’ por el ex vicepresidente del país Germán Vargas Lleras, ilusionó a los habitantes de la antigua provincia de Ocaña, los aguachiquenses y en general del sur de los departamentos del Cesar y Bolívar.
El calvario de viajar
En la actualidad llegan vuelos no regulares en servicios de ambulancias, valores, chárter y operaciones militares, pero se requieren los comerciales. “Es una cuestión cultural y es necesaria la unión de las distintas entidades como alcaldías de los municipios de la provincia, la Gobernación del Norte de Santander, entes judiciales, universidades, colegios para apoyar estas iniciativas”, precisa el anterior administrador del aeropuerto Luis Albeiro Páez.
“Por ahora, nos toca el calvario de subir o bajar por el alto de Sanín Villa cuando nos desplacemos en buses o automóviles hacia esos destinos, porque los trabajos de rectificación contemplados en la polémica Ruta del Sol fueron suspendidos como consecuencia del escándalo de Odebrech. La estrechez de la carretera y el excesivo tránsito de tractocamiones provenientes o con rumbo a Cúcuta obligan a que el paso sea lento y peligroso, asegura Nahún Sánchez Castilla.
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Dentro de la involución que se ha vuelto costumbre en nuestra ciudad, ¿será que podremos soñar con la posibilidad de poder viajar en avión hacia las ciudades donde trabajan o estudian nuestro hijos o familiares?. ¿Será que nuestras alas contarán con el viento necesario para volver a volar?, pregunta el comunicador social y periodista.
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