Recordar la racha sangrienta que se da en la zona de frontera que comunica a Cúcuta con Ureña y San Antonio, en Venezuela, trae consigo sentimientos de dolor, resignación y hasta indiferencia por parte de los dolientes que a diario pierden a sus seres queridos a manos de los grupos armados ilegales que delinquen allí.

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Aunque para las autoridades es claro que miembros del Ejército de Liberación Nacional (Eln) son los autores de los homicidios que se dan especialmente en las trochas fronterizas, ni siquiera tienen cómo demostrarlo, por lo que, en su mayoría, estos asesinatos quedan impunes y se convierten en casos para el archivo.

“Una cosa es saber que fue el Eln y otra tener una causal que relacione a este grupo armado ilegal con los homicidios de manera directa. Al final, la Fiscalía no puede señalar ni tener el material probatorio contra este grupo armado ilegal para responsabilizarlo sobre cada asesinato en la frontera”, explicó una fuente judicial.

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Más allá de este obstáculo, se suma el miedo que sienten los familiares de las víctimas, por lo que, en su mayoría, ni siquiera se atreven a denunciar los macabros hechos que rondan a los asesinatos.

“Uno tiene que vivir con el dolor de perder a un familiar por la violencia y también con el miedo de que esas personas (asesinos) quieran hacer algo contra nosotros. Lo mejor es dejar todo a la justicia divina”, explicó una familiar de una de los hombres que fue asesinado este año en una de las trochas de Villa del Rosario.

Los tres amigos

El pasado 19 de julio fueron asesinados Juan Gabriel Duarte Vega, de 42 años, en la trocha Los Mangos; Robinson Mora Osorio, en la vereda La China, y Jimmy Geovanny Vargas Angarita, en Heliópolis, quienes eran amigos y compañeros de trabajo.

Todo se inició la mañana del martes 18 de julio, en el sector Las Chiveras, de Ureña, en Venezuela, cuando al menos cuatro desconocidos obligaron a Juan Duarte y a Robinson Mora a irse con ellos en un vehículo.

Luego, el turno fue para Jimmy Vargas, quien era conocido como ‘Maradona’, quien también tuvo el mismo desenlace de sus amigos.

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Hacia la 1:40 de la madrugada, del miércoles 19, hallaron el cadáver de Duarte Vega, en la trocha Los Mangos.

Ocho horas después, se descubrió el asesinato de Robinson Mora, en la vía hacia San Faustino. Él recibió cuatro impactos de bala en cabeza y pecho.

Y a las 10:00 de la noche, mataron a Jimmy Vargas, de 50 años, quien recibió dos impactos en la cabeza. El hecho ocurrió en la calle 4 con avenida 1, de la urbanización Heliópolis.

Desde el momento de los hechos, se conoció que, al parecer, el Eln asesinó a los tres amigos por negarse a pagar una extorsión.

Precisamente, uno de ellos había sido amenazado y advertido de que no podía volver al territorio venezolano, donde trabajaba vendiendo mercancías, después de negarse a pagar la ‘vacuna’.

Sin embargo, por la difícil situación económica, decidió volver a trabajar y allí cayó en las redes de este grupo armado ilegal.

Hasta el momento, las autoridades no tienen ningún avance en la investigación de la muerte de estos amigos, tan solo se limitan a argumentar que las disputas de los grupos armados ilegales generan los homicidios en la zona de frontera.

‘No hay control’

Un defensor de derechos humanos aseguró que la falta de autoridad del Gobierno nacional contra estos grupos armados ilegales facilita su accionar, lo que deja desprotegida a la población de la frontera.

“El Eln sigue haciendo de las suyas sin que se combata en esta zona, por eso siguen pasando estas cosas”, dijo el defensor.

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