Lo que se había acordado
Los compromisos a los que hace referencia el ministro de Defensa y que “traicionó” la disidencia, son los que suscribieron el pasado 13 de abril las delegaciones del Gobierno y del EMBF, durante un encuentro extraordinario en el que evaluaron avances, dificultades del proceso y definieron unos planes de acción para implementar en el territorio.
Ese día, incluso, le pusieron fecha a la realización del séptimo ciclo de conversaciones, el cual se desarrollará entre el 18 y el 24 de mayo, en Villavicencio.
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“Reafirmamos nuestro compromiso inquebrantable de seguir construyendo una paz sostenible hacia la terminación definitiva de la confrontación armada, que contribuya a las transformaciones territoriales, a la revitalización de la selva y la dimensión socioambiental del campesinado, los pueblos indígenas y afrodescendientes”, dijeron ese día las partes en un comunicado conjunto.
Y anunciaron que durante los siguientes meses, la mesa de diálogo se iba a concentrar en lograr acuerdos en los siguientes temas:
-Revitalización de la selva y un reconocimiento de la dimensión social y ambiental del campesinado.
-Profundizar el respeto de la población civil.
-Contribuir a implementar una política, de la mano con las comunidades, que supere la dependencia de las economías ilegales en los territorios.
-Definir el plan marco para la construcción de una ruta definitiva hacia la paz.
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Unos días más tarde, el 17 de abril, en plena Semana Santa, el Gobierno publicó el Decreto 0448, mediante el cual se confirmó que las partes estaban camino hacia una fase mucho más avanzada del proceso de paz y por eso se tenían que crear condiciones “logísticas y de seguridad”, para transitar a zonas de ubicación, donde se dará el preagrupamiento de las estructuras que hacen parte de la disidencia.
La primera de esas zonas que se definió fue el Catatumbo, a donde llegarán los frentes y estructuras que hacen parte del Bloque Magdalena Medio del EMBF.

En el Decreto presidencial se estableció, además, que la suspensión de las operaciones militares durante un mes, tenía como objetivo asegurar “el avance en la construcción de condiciones para que el restante de los integrantes del EMBF transiten hacia el desarrollo de una fase avanzada del proceso de paz, mediante el tránsito a zonas de ubicación”.
Sin embargo, en una carta que se conoció ayer y que le habría enviado la disidencia de Calarcá al presidente Petro, se advierte que la única zona de ubicación que reconocen, es la del Catatumbo, puesto que es la única de la que se habló en la mesa de conversaciones y dicen que esta no puede hacerse “extensiva” a otros puntos de la geografía en donde esa agrupación armada tiene presencia.
Llamado al presidente
Lo sucedido en el Guaviare, con el ataque de la disidencia de Calarcá contra el Ejército, avivó las preocupaciones en Norte de Santander frente a la posibilidad de un preagrupamiento de los distintos frentes que hacen parte del bloque Magdalena Medio en la zona del Catatumbo.
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Defensores de derechos humanos como Enrique Pertuz, de la Corporación Red Departamental de Defensores de Derechos Humanos, hicieron un enérgico llamado al presidente Gustavo Petro para que reconsidere su propuesta, pues dicen que pareciera que ni el jefe de Estado ni sus ministros de Defensa y del Interior conocieran lo que está pasando en esta subregión.
“La gran preocupación es qué pasaría si esta disidencia de las Farc no firma el acuerdo de paz con el Gobierno Nacional, teniendo en cuenta que este grupo se encuentra en una guerra con el Eln en esta zona. El asunto no es menor, porque estamos hablando de una concentración de unos 1.700 a 2.000 hombres”, planteó Pertuz.
Dijo que en el contexto actual del Catatumbo, los bloques y frentes que allí se concentren no se van a detener frente a los ataques y enfrentamientos que en este momento existen con el Eln. De ahí que el ambiente hoy es de zozobra, miedo e incertidumbre.