Por décadas, la subregión nortesantandereana del Catatumbo se ha asociado exclusivamente con narcotráfico y violencia, y a eso ha sido reducida por muchos. Sin embargo, más allá de ese fantasma que persigue a sus habitantes también hay actos que contribuyen a la paz del territorio.
Un ejemplo de ello es el proyecto bufalino que desde el 2008 viene haciendo sus aportes al desarrollo de la zona, bajo el liderazgo de Ascamcat, y que ahora fue transferido a personas en proceso de reintegración en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación de Caño Indio (Tibú).
“Esta iniciativa se genera a partir de dos componentes: uno productivo, que busca afianzar las capacidades y medios para la reincorporación económica, y otro componente social que está ligado a la difusión, promoción y defensa de los derechos humanos, generación de habilidades para la reconciliación, convivencia, la construcción de paz y la protección colectiva del territorio”, explicó la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
Según esa entidad, en este nuevo traspaso se hizo una inversión compartida por más de $676 millones para el fortalecimiento del proyecto de cría y recría de búfalos.
Así funciona el proyecto
Esta iniciativa tiene su génesis en el año 2000, cuando las Naciones Unidas, a través del PNUD, financió un proyecto de cría de búfalos a la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), que permitía a los campesinos acceder a estos ejemplares cuyo valor era hasta de cinco veces frente a un bovino, logrando adquirir 73 animales.
El proyecto arrancó con una pasantía para el manejo de la cría de búfalos, cercas eléctricas, ordeño, entre otras prácticas, pero la ACVC también empeñó su palabra con el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio y el PNUD, de que a los 10 años devolvería el proyecto bufalino a una organización campesina, con arraigo en el territorio.
En 2008, la elegida fue la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), que en los últimos años administró el mismo número de ejemplares, sacando provecho de su cría y aportando a la generación de riqueza y empleo en la región, beneficiando a cerca de 30 familias que cambiaron las economías ilegales, por la cría y procesamiento de derivados lácteos de esta especie.
Nuevamente, y tras cumplir el periodo a su cargo, Ascamcat cumplió con su promesa y ahora transfirió el proyecto (con 70 hembras y tres machos), a los exintegrantes de las Farc que hicieron su proceso de reintegración a la vida civil en el antiguo ETCR de Caño Indio, así como a las comunidades aledañas.