Las madres comunitarias de la región de Ocaña no están de acuerdo con el modelo de alternancia propuesto por el Gobierno Nacional para el segundo semestre del año.
Aseguran que no cuentan con los elementos mínimos de bioseguridad para la atención de los niños en espacios reducidos, donde los padres de familia se abstendrán de enviar a sus hijos a los hogares comunitarios.
La representante de la Asociación en Ocaña, Carmen María Ballesteros, con más de 10 años de experiencia en el trabajo con la primera infancia, expresó su preocupación sobre el regreso a las labores presenciales con los pequeños.
"La situación a nivel nacional cada día se complica más, debido a que desde Bogotá se viene dando la orden de empezar con la alternancia a partir de julio. No es que las madres no queramos trabajar, sabemos que tenemos un compromiso o un contrato firmado, pero la situación que estamos viviendo en el municipio no es la mejor”, manifestó Ballesteros.
Señaló que las condiciones no están dadas para laborar con esa franja de la población infantil. "Si a nosotros los adultos se nos hace difícil usar un tapabocas, imagínese como serán los niños. Durante la pandemia el trabajo de las madres se duplicó", recalcó la vocera comunitaria.
Invitó a la nueva directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en Ocaña a apoyar a las madres comunitarias. “Estamos trabajando y velamos por la niñez colombiana, queremos pedirles a los padres de familia a que socialicemos el tema".
Según la líder, las condiciones de las viviendas no son las más adecuadas, los espacios son reducidos y se pretende que las adecuaciones de los hogares se hagan con lo recibido dentro del salario y no están de acuerdo.
"Las madres comunitarias y FAMI (Familia, Mujer e Infancia) no hemos tenido ninguna ayuda durante la pandemia, nosotras sólo contamos con Dios, con lo que el sindicato haga y con lo que cada una de nosotras por fuera podamos realizar", puntualizó Ballesteros.