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Ocaña
Contaminación ambiental persiste entre los ribereños del río Chiquito, en Ocaña
Reclaman limpieza y reparación del canal.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Sábado, 4 de Octubre de 2025

Olores nauseabundos, proliferación de zancudos, sarpullidos en la piel y problemas en las vías respiratorias denuncian los ribereños del río Chiquito, que atraviesa Ocaña de sur a norte, donde los moradores exigen la intervención de las autoridades ambientales.

Debido a los fuertes aguaceros de los últimos días, las redes hidrosanitarias presentan averías, lo que genera contaminación en sectores como Betania, El Retiro y Las Llanadas, según indican los moradores, quienes solicitan a los gobernantes continuar con la canalización de las aguas negras hasta los cruces especiales sobre la avenida Francisco Fernández de Contreras.


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Los representantes de las comunidades afectadas exigen una inspección ocular, estudios técnicos, limpieza, reparación del alcantarillado y de los sistemas de desagüe, con el fin de mitigar en parte la dificultad acentuada en los últimos días.

El dolor de cabeza para las autoridades ambientales corresponde a la canalización de las aguas negras en Ocaña.

 

Un problema de vieja data

El vocero comunal, Domiciano Jiménez, señala que el canal, construido hace más de 50 años, estaba proyectado hasta el puente de Las Llanadas, pero por razones de presupuesto solo alcanzó hasta El Retiro, quedando inconclusa la obra.

“Toda una vida nos hemos aguantado los fuertes olores. Construyeron el colector para remediar el foco de contaminación, pero debido a los malos trabajos ya colapsó y las aguas negras siguen llegando al cauce del río”, agregó.

Se estima que para la culminación de ese proyecto se requieren unos 18.000 millones de pesos, pero ha faltado voluntad política para gestionar recursos destinados al saneamiento básico ambiental.

“Todos los gobernantes dicen lo mismo: se comprometen en campaña y cuando se montan allá se olvidan de las necesidades. Vienen funcionarios, toman fotos, hacen un informe y no instalan tuberías de mayor calibre y buena calidad”, recalca.

La Secretaría de Vías, Infraestructura y Vivienda instaló unos bolsacretos a mediados del presente año, pero el problema sigue latente.


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“La mayoría de esas barreras se las llevó la creciente. No queremos pañitos de agua tibia; pedimos que se gestionen, a través del Plan Departamental de Aguas, los recursos para conjurar la dificultad, antes de que se caigan las casas”, agregó el afectado, quien además denunció el agrietamiento de algunas habitaciones debido a las fallas geológicas.


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El dolor de cabeza para las autoridades ambientales corresponde a la canalización de las aguas negras en Ocaña.
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