A pocos días de finalizar el año 2022 se esfuma la idea de construir una Casa de la Cultura para el municipio de Ocaña, ya que los dirigentes de la región a pesar de las promesas son incapaces de materializar el proyecto.
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En medio de las celebraciones de los cumpleaños del municipio, las campañas proselitistas han anunciado con bombos y platillos los trámites para hacer realidad el sueño de muchos artistas, sin embargo, esas iniciativas se las ha llevado el viento.
Durante los actos de los 450 años, el Ministerio de Cultura asignó 600 millones de pesos para la adecuación del espacio y únicamente el alcalde o gobernador debían donar la casa.
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Pero los mandatarios de turno fueron incapaces de adquirir el inmueble y dos años después esa plata está a punto de perderse. Artistas de la región señalan que los dirigentes guardan un silencio sepulcral, mientras Ocaña con tanta riqueza carece de una Casa de la Cultura.
Nómadas de la cultura
El secretario de Educación, Cultura y Turismo de Ocaña, Raúl Rolando Castro Ojeda califica como lamentable que la ciudad con 452 años de historia, sea una de las pocas de Norte de Santander, sin un escenario de esa naturaleza.
“Creería yo que es la única. En los 450 años nos emocionamos mucho con un supuesto anuncio del Ministerio de Cultura sobre un aporte de 600 millones de pesos, no para la construcción sino la adecuación de una casa”, dijo el funcionario
Hace claridad de que el Ministerio en ningún momento notificó sobre esa situación y únicamente se obtuvo la información por otras fuentes donde esa cartera no aprobó desde cero la construcción, sino la adecuación de un predio.
El problema radica en el inmueble para acondicionarlo. El municipio ni siquiera tiene terrenos para construir desde cero y los que tiene la Gobernación de Norte de Santander fueron descartados.
“Una de esas opciones apenas, que se tenía calculadas era la Escuela Adolfo Milanés, pero no acabarla sino aprovechar que funciona en una sola jornada, para que, en la tarde y noche, pudiera cumplir esa función. Convertirla en un centro de artes en donde niños y jóvenes pudieran ser los primeros participantes de los programas allí establecidos”, reitera Castro.
Lamentablemente la información fue mal difundida e interpretada, finalmente la comunidad se opuso y ante eso la Gobernación de Norte de Santander retiró cualquier posibilidad de asignar algunos de sus predios para este tema dejando a Ocaña, sin la posibilidad de tener casa de la cultura.
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“Insisto es lamentable, no tiene presentación que el municipio donde más se irradia exposiciones culturales, en esta región del país, no cuente con un escenario para Casa de la Cultura. Nosotros tenemos 12 escuelas de formación, no contamos con un solo sitio dónde trabajar, estamos como nómadas, buscando canchas, salones prestados en colegios cercanos, espacios que no son los idóneos para trabajar con más de mil niños”, agregó.
El dedo en la llaga
Por su parte, la poetisa y dramaturga ocañera, Bexy Amparo Mendoza Cuadros asegura que es inadmisible no gozar de ese privilegio en una ciudad con tanta tradición cultural.
“Los directos responsables han sido los alcaldes incapaces de aglutinar una fuerza ciudadana encaminada a formular un proyecto para la adquisición de una casona y adecuarla como epicentro del arte”, indicó.
Señala que es muy triste observar municipios más pequeños del país e incluso de la zona del Catatumbo que cuentan con espacios para liderar procesos artísticos en los centros culturales. “Falta mucha gestión por parte de los mandatarios y los distintos sectores para conectar la ciudad con el arte”, añadió.
Manifiesta que infortunadamente las escuelas de formación artísticas existentes en la ciudad funcionan para “pagar favores políticos” y no salen del entorno histórico con programas de extensión cultural en los distintos barrios.
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La artista también propuso la adecuación del hogar de paso existente en sector de La Esperanza para impulsar esos programas de formación y nadie se interesó. “Decepción total, por respeto al arte no queremos fundaciones de fachada que dictan clases a pedazos, se tomen las fotografías como evidencias para canalizar recursos sin cumplir procesos, queremos que el arte en Ocaña sea distinto”, puntualizó.
La casa en el aire
La Casa de la Cultura "Marco A. Carvajalino" fue creada en el año de 1969 por una Junta Cívica de ocañeros, entre quienes se contaban varios miembros de la Academia de Historia, como Rafael García de la Rosa, Mary Sánchez Gómez, Juan Romano Marún, Astolfo Castilla Jácome, Luis Alberto Yaruro Páez y otros.
Su sede inicial, junto a la Academia, fue la casona frente al edificio "La guaca", calle 11 con carrera 13. El alcalde la época que la inauguró fue Armando Solano Barriga. Más adelante, siendo ministro de Obras Públicas, Argelino Durán Quintero, compró la casona de San Agustín a la familia Aycardi para que allí funcionara el Museo, la Academia y la Casa de la Cultura. En ese entonces oficiaba como alcalde Raúl Pacheco Ceballos. No se sabe si hubo un acuerdo municipal de creación porque nunca apareció ese documento en los archivos. Para administrar la Casa de la Cultura en la sede de San Agustín, se nombró a Nydia Mozo de Carrascal, primero, luego a Oswaldo Carvajalino, (en una etapa en la cual la institución pasó a convertirse en Instituto de Cultura y Bellas Artes de Norte de Santander, sede Ocaña); después a Armando Jiménez (quien fue gerente de Cormicro).
El mandatario Luis Eduardo Vergel Prada entregó esa Casa de la Cultura a Bellas Artes bajo la dirección de Miguel Ángel Quintero Durán, quien la convirtió en sala de exposición y los objetos del Museo Antón García fueron arrinconados y desprotegidos hasta que muchos se deterioraron. Cuando el predio pasó de Obras Públicas a Invías, salió una disposición del Ministerio de Cultura donde se indicaba que todos los inmuebles donde se llevaba a cabo actividad cultural debían pasar a ese ministerio. Se hizo el traspaso legal del caso y hoy el predio pertenece al Ministerio de Cultura junto con el Museo.
La Casa de la Cultura desapareció porque nunca tuvo una disposición legal que le adjudicara una sede. Cuando fue alcalde José Aquiles Rodríguez, como no había acuerdo municipal de creación, se hizo otro que creó el Instituto Casa de la Cultura, pero tampoco se le asignó sede.
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“Allí desapareció la Casa de la Cultura hasta el sol de hoy. Estas instituciones son muy importantes para la comunidad porque en ellas se producen los procesos de formación artística y literaria, son entidades de formación y capacitación informal que permiten el acceso de todo público a sus servicios, como talleres, exposiciones, montaje obras de teatro, danza entre otras”, dijo el presidente de la Academia de Historia de Ocaña, Luis Eduardo Páez García.
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