La relación entre ambos políticos de izquierda era cercana. De hecho, hace cinco meses, a principios de diciembre de 2024, el presidente Petro se puso de acuerdo con los presidentes de Brasil, Lula Da Silva, y de Chile, Gabriel Boric, para visitar personalmente a Mujica en Uruguay. Sin duda, el exguerrillero de 89 años era mucho más que un político de izquierda, sino una referencia filosófica que trascendía las discusiones políticas.
En el encuentro con Petro se le notó cansado por permanecer varios minutos de pie. Mujica, dijo el mandatario en ese momento, “es un destacado defensor de la paz y un firme promotor del diálogo como única vía para resolver conflictos”, virtud que “resuena profundamente con los esfuerzos de Colombia por alcanzar una paz duradera”, le dijo mientras le entregaba la Cruz de Boyacá y también una bandera con los colores del M-19.
El expresidente Mujica, que gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, fue cercano políticamente a Colombia antes de que el presidente Petro llegara al poder en 2022. De hecho, fue clave en el proceso de paz con las extintas guerrillas de las Farc y construyó una relación cercana con los expresidentes Juan Manuel Santos y Ernesto Samper.
El exmandatario arrastraba un cáncer de esófago que desde enero se le extendió al hígado. Había dejado de hacerse tratamientos y hace unos días había entrado en la fase terminal de su enfermedad, según dijo su esposa.
“Lo que pido es que me dejen tranquilo”, así quería pasar sus últimos días el expresidente uruguayo José Pepe Mujica. “Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo en la que fue su última declaración a un medio, en enero, cuando habló con el semanario.