Las horas pasan y los allegados de Franklin Geovanny Espinel Lemus no encuentran claridad en su homicidio, pues ante sus ojos no debía nada, no tenía amenazas, solo se dedicaba a trabajar. Precisamente haciendo eso fue que lo asesinaron, motivo por el cual las principales sospechas apuntan a que se tratara de una confusión.
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Su crimen fue presenciado por varios residentes del barrio Chapinero, en la ciudadela Juan Atalaya, quienes vieron como en la calle 4 con avenida 4, en una pequeña callejuela, el Gordo, como era conocido Franklin, estaba en un taxi, instalándole el papel ahumado a un vidrio.
Fue sobre las cinco de la tarde del pasado domingo, 30 de noviembre, que la tragedia lo alcanzó. Mientras estaba sentado en el asiento del conductor, del vehículo KIA, de placa SPZ 129, fue sorprendido por dos criminales en moto.
Aparentemente, uno de ellos se movilizaba en una motocicleta Yamaha FZ, quien, portando mangas negras, se detuvo junto al taxi, desenfundó un arma de fuego y apuntó al Gordo. Desde la lejanía, lo único que los testigos lograron distinguir fue el color plateado brillante, antes de que iniciaran los estruendos.
Cuentan que había otro sujeto involucrado, quien estaba en otra moto, ‘echando ojo’ mientras se cometía el crimen. El pistolero apretó el gatillo por lo menos en 10 oportunidades, sin mediar palabra ni dejar tiempo para que reaccionara la víctima.
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Los balazos dieron en todas partes, la mayoría en el cuerpo de Espinel, pero otro dio en una de las puertas del vehículo e incluso otro en la fachada frente a la casa en la que estaba parqueado el vehículo.
Acto seguido, los responsables escaparon, mientras que los vecinos se asomaron y se echaron las manos a la cabeza al ver el cuerpo sin vida del Gordo, algunos imploraban el llamado de una ambulancia, aunque ya no había nada que hacer.
Lo que llegó al sitio fue una patrulla de la Policía, junto con la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), para adelantar el levantamiento del cuerpo. Durante la investigación preliminar surgió la primera pista del caso.
Pues se conoció que el taxi no era de Espinel, por lo que no se descarta que el atentado fuera dirigido contra el dueño original del vehículo, en motivos que aún siguen sin esclarecerse. Los allegados de la víctima esperan que se haga justicia.
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