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Daniela Pinzón, decidida a conquistar la segunda corona para Norte de Santander
Con propósito, carisma y un traje artesanal que deslumbró, la cucuteña compite por el título de Señorita Colombia en la edición 91 del certamen, en Cartagena.
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Ruby Escamilla
Ruby Escamilla
Domingo, 16 de Noviembre de 2025

La historia de Daniela Pinzón Visbal en el Concurso Nacional de Belleza parecía haber sido escrita al margen del calendario y en contra de las predicciones. 

Hasta hace apenas seis meses, la abogada cucuteña de 26 años había sido electa virreina departamental en la noche de elección y coronación de Norte de Santander. La corona se la llevaba, entonces, Viviana Pabón Muñoz. Pero ese capítulo, que parecía definitivo, tendría un giro inesperado.

La renuncia voluntaria e irrevocable de Pabón cambió el rumbo del certamen. El Comité de la Fundación de Belleza de Norte de Santander activó el reglamento, revisó el acta, y en cuestión de horas la decisión quedó en firme: la banda y las responsabilidades de Señorita Norte de Santander 2025 recaían ahora en Daniela Pinzón, la mujer que hasta hacía un instante solo tenía en mente cumplir su papel como virreina.


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Aquel momento la marcó. No solo por el ascenso inesperado, sino por todo lo que ese giro significaba. Lo dijo con absoluta claridad en su primera declaración como reina: “Definitivamente pienso que, si bien puede catalogarse como atípica la situación, para mí esto es una diosidencia. El tiempo de Dios es perfecto, y lo que está escrito, escrito está. Cuando tus sueños se manifiestan con fe, todo baja como bendición”.

Recordó incluso que, justo antes de leer los resultados del certamen departamental, el comité había advertido que, si la reina no podía cumplir sus obligaciones, ella debía estar lista para asumirlas. Y así ocurrió. 

“Y hoy soy yo quien, con mucha responsabilidad, asume el honor de llevar a Norte de Santander con orgullo”, dijo entonces, con la serenidad de quien siente que llegó al lugar exacto, aunque no estuviera en el plan original.

Norte en Cartagena

Hoy, en Cartagena, Daniela vive sus días más intensos. Participa junto con otras 25 candidatas en la edición número 91 del Concurso Nacional de Belleza, en una Heroica que durante ocho días ha vuelto a convertirse en epicentro del folclor, la tradición y la elegancia nacional.

Desde el lunes 10 de noviembre, la agenda no ha dado tregua. Las candidatas llegaron al Hotel Hilton, recibieron sus bandas oficiales, participaron en actos protocolarios, hicieron parte del Cañonazo, visitaron la Casa Sede del CNB y desfilaron ante los empleados del hotel anfitrión. 

El miércoles se cumplió uno de los eventos más esperados: el Desfile de Traje Artesanal “Un país hecho a mano – Colombia Biodiversa”. Fue una verdadera fiesta de texturas, técnicas ancestrales y discursos simbólicos sobre identidad.

Allí, la cucuteña dio uno de los pasos más memorables de su participación. Encarnó a una ‘Diosa del Rayo del Catatumbo’, con un traje completamente elaborado a mano por el diseñador Randy Severiche. 

La pieza, compuesta por dos elementos centrales en tonos dorados, incluía un espaldar adornado con guacamayas, mariposas y una estructura hecha a partir de hilos dorados de torsión controlada, tejidos uno a uno. 

Cada pieza fue hilada, trenzada y ensamblada manualmente, sin bordados industriales ni brillos añadidos. Las pepas de madera talladas completaban el conjunto con un acento orgánico y cálido.

El público aplaudió. Las cámaras la siguieron. Su imagen se extendió por redes sociales con una fuerza inesperada. Y ella, desde su Instagram, acompañó la presentación con un mensaje cargado de simbolismo: “Desde el corazón del Catatumbo emerge una diosa que guarda los secretos del cielo y la tierra…”.

Luego añadió: “Soy luz de montaña, eco de río, alma de frontera… Porque cuando el Norte brilla, brilla Colombia entera”.


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Aunque el jurado eligió a las señoritas Valle y Bolívar como las mejores de la noche, la presentación de Pinzón Visbal quedó en la memoria colectiva como una de las más llamativas y mejor construidas a nivel conceptual.

 

PASARELA

 

Preparación más allá del físico

Mientras avanza la recta final del certamen —que culminará mañana, lunes 17 de noviembre, con la elección de la nueva Señorita Colombia— Daniela reflexiona sobre su proceso y su propósito. Cuando

La Opinión habló con ella, no dudó en afirmar que su camino va mucho más allá del brillo escénico.
A la pregunta sobre cómo se está preparando para representar al departamento y qué la diferencia entre las demás candidatas, respondió:

“Mi preparación va mucho más allá de lo físico, es una preparación integral, que intenta combinar mente, cuerpo y propósito. Además, me esfuerzo mucho en mantener una conexión viva con mi gente, que es realmente todo el propósito de ser Señorita Norte de Santander”.

En ese sentido, su trabajo comunitario así lo demuestra. Como consejera municipal de juventudes y líder del proyecto social “Alas Reales”, trabaja con niños desplazados que llegan a Cúcuta buscando refugio. Esa experiencia —dice— es tan formativa como cualquier entrenamiento de pasarela.

Al hablar de la construcción de su discurso, aseguró que se prepara leyendo y observando y “viviendo la realidad de mi gente. He trabajado con mujeres, jóvenes, campesinos y líderes sociales, que han podido enseñarme más que cualquier libro. Siento que esta verdadera conexión con mi territorio junto con mi rol como consejera juvenil municipal y mi proyecto Alas Reales me ha podido permitir prepararme de una manera mucho más integral en todo este camino de visibilizar una banda o título”.

Una reina que opina

La nortesantandereana también considera que las reinas tienen un rol activo en la conversación pública. Cuando se le preguntó si una Señorita Colombia puede ser referente social sin que eso se confunda con activismo partidista, responde que “opinar no es hacer política partidista”. 

Explica que se trata  de “ejercer nuestra ciudadanía, creo que el silencio puede ser cómplice y por eso tenemos la necesidad de usar nuestra visibilidad para promover valores como la unión, la empatía y la opinión crítica invitando a la reflexión”.

Su visión parte de una convicción: que el liderazgo femenino también implica asumir responsabilidades, no evadirlas.

Mirar al futuro 

Independientemente del resultado del certamen, la representante de los nortesantandereanos sabe que su rol seguirá siendo determinante en los escenarios juveniles y comunitarios.


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“Para mí este reto bien podría materializar un sueño que he tenido y he conservado en mi corazón por muchos años. Realmente ese es el mensaje que le quiero llevar a la juventud y a la niñez: que verdaderamente crean y confíen en sus talentos potenciales y que siempre luchen hasta el final y no se rindan por sus sueños”.

Su visión va acompañada de decisiones creativas importantes. Sobre el vestuario que llevará a la velada de elección y coronación dice que tomó la decisión de continuar con el  diseñador colombiano Julio González, “quien fue el encargado de mi vestido departamental, el cual amé y aquí todo el mundo tuvo que ver con ese vestido tan precioso y por eso quise volverlo a intentar con él, y si Dios lo permite hasta el Miss Internacional”. “Les puedo adelantar que para esta ocasión es una propuesta totalmente opuesta a mi vestido departamental.”

Finalmente, sobre quienes aseguran que se ve demasiado joven para el concurso, responde con una mezcla de humor y claridad: “Aparentar menos edad debe ser un talento. Para mí es un halago, pero en realidad tengo 26 años de edad, no estoy tan chiquita para ser aspirante a Señorita Colombia, pero soy feliz de aparentar menos”.

Un destino que se escribe en voz alta

En las últimas horas antes de la coronación, la joven cucuteña continúa su camino con la serenidad de quien entiende que la vida —y los certámenes de belleza— también se construyen desde los giros inesperados. La renuncia de una candidata la convirtió en reina. Su discurso la convirtió en referente.

Su traje artesanal la convirtió en tendencia. Y su trabajo comunitario, en una figura que mira más allá del escenario.

Mañana se sabrá si su nombre acompaña al de la nueva Señorita Colombia. Pero, pase lo que pase, Daniela Pinzón Visbal ya dejó claro que esta historia no se escribió por accidente. Se escribió con propósito.


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