Unreasonable México, una aceleradora de proyectos que lleva ocho en el ecosistema emprendedor de ese país, elaboró un estudio sobre el emprendimiento en Centroamérica y Suramérica, para descentralizar sus servicios y responder a las necesidades de los emprendedores de esas dos regiones del continente.
El estudio, desarrollado con el apoyo de Bitácora Social, una agencia de antropología, consultó a familias, amas de casa, jóvenes y emprendedores sociales y tradicionales sobre la economía y la migración, y, a partir de ahí, diseñar un programa de aceleración especial para los emprendedores de Latinoamérica.
Karla Soledad, gerente de conexiones de Unreasonable México y speaker invitada a INCmty, explica que, antes de llevar la misión de la aceleradora mexicana a Colombia, Honduras, Guatemala o El Salvador, es importante conocer el panorama del emprendimiento en esos países, porque cada uno tiene realidades diferentes, que requieren de un manejo específico.
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“Antes de ofrecer un programa para emprendedores latinos, queremos conocer el contexto. No podemos lanzar un programa de aceleración sin conocer a la gente de esos países, porque, si bien como mexicanos vivimos muchas realidades sociales económicas y de emprendimiento, no sabemos si lo que se vive en Nicaragua, en El Salvador y en Colombia es lo mismo que se vive en México”, afirma Soledad.
El estudió identificó que hay una gran intención de progresar en el extranjero y que, por esa razón, hoy se ven esos movimientos masivos de personas hacia Estados Unidos, tanto por el contexto político, económico y social de un país, como por las dificultades que enfrentan los emprendedores para ejecutar proyectos en sus países de origen.
En ese sentido, hay dos hallazgos. El primer obstáculo que enfrentan los emprendedores latinoamericanos es la falta de acceso a financiamiento. La razón: los fondos de inversión y los inversionistas se fijan más en emprendimientos tradicionales, creen que son más redituables en el tiempo, y se piensa que los países centroamericanos son un mercado pequeño para crecer.
El segundo obstáculo tiene que ver con la falta de acceso a la capacitación porque el aprendizaje es algo continuo que no se termina con un programa de educación superior en la universidad, y que se debe seguir fomentando en la etapa adulta. La vocera de Unreasonable México señala que el hecho de no tener capacitación continua, puede llevar a los emprendedores a quebrar.
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“Descubrimos que hay diferentes temas en los que tienen más urgencia los emprendedores por aprender. Primero, temas financieros. Cómo llevar los números duros de sus emprendimientos. Segundo, temas que ayuden a su equipo a crecer, es decir, cómo crear una cultura organizacional y cómo encontrar a las personas con las habilidades para crecer a mi ‘startup’. Tercero, temas legales y administrativos. Si yo soy una emprendedora nicaragüense y quiero llegar a Colombia, hay una serie de temas legales administrativos que tengo que dominar y no lo sé”, afirma Soledad.
Otro de los problemas que identificó el estudio sobre el panorama del emprendimiento en Latinoamérica son las instituciones de cada país, con una burocracia que no apoya para nada a los ecosistemas de emprendimiento. A esto se suma los problemas compartidos relacionados con el medioambiente, la migración, los derechos humanos y la violencia contra la mujer, los cuales, también, se pueden solucionar con emprendimientos sociales.
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“No se trata de atacar a una persona que migra a un país sino de crear empresas rentables, escalables, con impacto, para que la gente no se vea forzada a migrar, a tener que salir de su país. Si las personas salen de su país es porque no hay oportunidades de emprender, en cambio, si las y los emprendedores empiezan a tener estos casos de éxito, empiezan a generar desarrollo económico, riqueza, seguridad y estabilidad para la sociedad”, dice Soledad, speaker invita a ICNmty.
Entre los hallazgos más relevantes del estudio está que el 42% de las emprendedoras sociales en Latinoamérica son mujeres, es una buena participación, pero todavía hay mucho por hacer, porque la mayor representación sigue siendo de los hombres.
Soledad cuenta que las mujeres emprendedoras aún tienen dificultades para conseguir capital, porque la mayoría de fondos son destinados para las empresas creadas por hombres. “Hay que impulsar la mentalidad de las mujeres de que pueden ser emprendedoras, que pueden ser activas económicamente y que pueden ser proveedoras de una familia. Las mujeres pueden emprender en cualquier espacio”.
Otros datos destacados son que la edad promedio del emprendedor es de 34 años y que el 63% de las personas que emprenden, lo hacen a partir de una preocupación personal, por un problema social o medioambiental, las cuales comienzan a despertar interés en los fondos de inversión e inversionistas, debido al impacto que tiene en la sociedad por un mundo más amigable con el medioambiente.
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