A pesar de los problemas sociales que vive Norte de Santander, en el último año más hogares mejoraron su situación económica. Esta realidad se refleja en que la pobreza monetaria cayó 3,5 puntos porcentuales (p.p.) y la monetaria extrema, 1,7 puntos.
De acuerdo con los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), la incidencia de la pobreza monetaria pasó de 38,8% (2023) a 35,3% (2024). Así, la región se posicionó en la mitad de la tabla entre 23 departamentos y Bogotá D.C.
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En este período, 55.000 habitantes salieron de esa condición y la cifra se ubicó en 588.000 (643.000 en 2023). Este número de personas sobrevive al mes con un ingreso de $428.215, que es la línea de pobreza monetaria en Norte de Santander, según la entidad, lo que significa 30% de un salario mínimo mensual.
Esa línea varió 5%, lo que representó un aumento de $22.464, respecto al año anterior ($405.751).
En cuanto a la pobreza monetaria extrema, cayó de 10,4% a 8,7%, por lo que 26.000 habitantes dejaron de padecer esta situación y la cifra se ubicó en 146.000 personas, quienes cubren sus necesidades básicas con un ingreso de tan solo $212.945 al mes. La línea de pobreza monetaria extrema subió $6.680 (3,2%) respecto a 2023.
Casi un tercio salió de pobre
El economista e investigador Mario Zambrano, docente de la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP), indicó que, entre 2021 (49,1%) y 2024, la pobreza monetaria registró una reducción absoluta acumulada de 13,8 puntos porcentuales.
“En términos proporcionales, se alcanzó una reducción relativa acumulada del 28,1%, lo que implica que, respecto al nivel inicial, casi un tercio de la pobreza fue superada en cuatro años, un resultado que permite comparar con otras regiones o periodos”, añadió Zambrano.
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El experto dijo que, al analizar el ritmo de mejora, la tasa promedio anual de caída fue de 10,4%, lo que refleja un proceso sostenido y constante más allá de las variaciones anuales. No obstante, Zambrano recalcó que el “35,3% sigue siendo preocupante y necesita un esfuerzo mayor para superarlo”.
Por otro lado, al mirar los resultados entre departamentos, en términos absolutos, el mejor desempeño de reducción lo tuvieron Norte de Santander (-13,8 p.p.), Risaralda (-13,1 p.p.) y Santander (-12,9 p.p.). Frente a la tasa anual promedio en ritmo de mejora, el top tres lo ocupan Bogotá, Risaralda y Caldas (-13,7%, -13,6% y -12,2%).
“Los mejores pueden ser producto de la recuperación pospandemia, la importancia de la política social a nivel nacional y departamental y la mejora en el mercado laboral. A los que no les fue tan bien presentan tejido productivo débil, graves disfuncionalidades del mercado laboral, persistencia de factores de exclusión social y alta dependencia de transferencias monetarias con efectos heterogéneos”, sostuvo.

Clase media se empobrece
El DANE también reveló que la pobreza monetaria en la clase pobre en Cúcuta (área metropolitana) bajó 2,9 p.p.; de 37,4% (2023) a 34,8% (2024). Un año después de la llegada de la pandemia de COVID-19, el indicador era de 46,7% (2021).
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En la clase vulnerable se mantuvo igual, pues, la variación fue -0,7 p.p., al pasar de 34,4% a 33,7%. En 2021, el 30,9% de la población de esta clase social padecía la pobreza monetaria.
En las clase media y alta, la incidencia de esa pobreza se ubicó en 44,1% y 1,6%, con variaciones de -0.7 p.p. y 0,2 p.p., respectivamente.
Llama la atención que mientras en los niveles socioeconómicos pobres y vulnerables más personas salieron de esa condición, en media y alta sumaron 32.000 (301.000) y 2.000 (16.000), respectivamente.
Mario Zambrano dijo que la pobreza, en términos de incidencia, sigue siendo mucho mayor en los pobres y vulnerables que en la clases media o en alta.
Sin embargo, lo alarmante es que la media está experimentando un aumento significativo, lo que muestra un proceso de empobrecimiento relativo. En la clase alta, aunque el fenómeno es pequeño en magnitud, la presencia de pobreza indica que no es un grupo completamente protegido.
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