¿Alguna vez se ha preguntado cuál es el proceso detrás del cartón de huevos que llega a su casa? Partiendo de esta pregunta, Germán Muñoz Moreno, avicultor desde hace más de 30 años, cuenta cómo su labor conlleva todo un esfuerzo que mezcla la pasión, disciplina, esfuerzo y tradición por el campo.
Él empieza su día a las 7:00 de la mañana de lunes a domingo. Dice que desde que era muy pequeño le fascinaba la vida del campo. Disfruta de la labor avícola porque es prácticamente el negocio familiar y el entorno en el que creció.
Con la jeringa en mano y una gran precisión por los años de experiencia, vacuna a las pollitas, mientras cuenta que el secreto de una buena postura de huevos está en los cuidados desde el primer día.
"Desde que llega la pollita de un día de nacida hay que desinfectar todo en el galpón como son los comederos y los bebederos. Después, en la primera semana, empieza la aplicación de las vacunas contra Newcastle, bronquitis infecciosa y Gumboro, con sus respectivos refuerzos y posteriormente se aplican los biológicos para protección contra la viruela aviar, coriza infecciosa, salmonela y pasteurelosis", cuenta.
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Omar Alvarado Muñoz, médico veterinario de la Universidad de La Salle y experto en sanidad y producción avícola, lo apoya mencionando que, para obtener al final un huevo de consumo, lo principal es partir de una buena pollita.
“El ave debe venir de una incubadora certificada, con alto valor genético y vacunación completa. Esas vacunas son obligatorias desde la planta de incubación y garantizan la sanidad del lote cuando llega al galpón”.
Según Alvarado, el plan de vacunación forma parte esencial de la bioseguridad, pues actúa como una “armadura” para las aves que a las 16 semanas comienzan su vida productiva.
En ese punto, explica Germán Muñoz, se les hace una limpieza del organismo llamada choque antimicoplásmico, que las prepara para poner sus primeros huevos. “Ahí ya están listas para colocar, y el primero siempre sale muy bonito”, cuenta con orgullo.
Ese momento se conoce en el campo como ‘pipiar’, porque los huevos son pequeños, el preludio de lo que vendrá. Las gallinas empiezan con un 2% de postura, luego suben al 6%, al 8%, hasta llegar casi al 95%, detalla Germán, quien conoce de memoria cada etapa del proceso.
En números -dice- mil gallinas producen el equivalente a entre 32 y 33 cartones de huevos al día. También desmonta el mito popular según el cual la gente cree que una gallina pone dos huevos diarios.
“Eso no es cierto. No todas ponen todos los días”, dice el curtido avicultor, quien sabe muy bien que con el tiempo la producción baja, sobre todo después de la semana 45. Para él, el secreto está en la constancia y la comida.
“Una gallina bien alimentada y cuidada se nota en el huevo”, dice mientras mira a sus aves.