Hermosos cañaguates que florecen en lomas, parques, avenidas y hasta en patios de antiguas casonas de Cúcuta transforman el paisaje y le imprimen además de color, brillo y alegría. Agosto, por tradición, es el mes en que florecen y su intenso color amarillo se puede observar a kilómetros desde cualquiera de los puntos cardinales de la ciudad. Es como una señal renovadora que decora y rememora leyendas y letras de canciones que permanecen en la memoria colectiva de los cucuteños y visitantes. En el vecino país de Venezuela, tienen por nombre Araguaney, y allá institucionalizaron la especie en el árbol nacional.
Igual sucede en Valledupar, donde el cañaguate fue llevado a letras de legendarias canciones vallenatas, como ‘Ay hombre’, de Jorge Celedón, y la ‘Cañaguatera’, que interpreta el rey de reyes Alfredo Gutiérrez.
En Cúcuta, al contrario, el amor y la belleza se conjugan con su presencia durante los ocho días que duran en caerse sus flores. Sus pétalos son como una sonrisa que hace gala a la hospitalidad de las gentes de la bella, noble, valerosa y encantadora ‘Perla del Norte’.
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