Cuando Aguas Kpital Cúcuta inició su operación, la situación de los servicios públicos en la ciudad era crítica. Apenas el 37 % de la población más privilegiada disfrutaba de una continuidad cercana al 100 % en el suministro de agua potable, mientras que el 15 % carecía por completo de acueducto y alcantarillado.
El sistema, además de insuficiente, estaba marcado por profundas desigualdades: solo algunos sectores del valle de la ciudad se beneficiaban, mientras que las zonas altas eran las más afectadas.
En un principio se pensaba que la dificultad radicaba en la baja capacidad de producción de agua potable, pero pronto se identificó el verdadero obstáculo: los cuellos de botella en la infraestructura de distribución. Las redes matrices, conocidas como las “autopistas del agua”, impedían que el servicio llegara de manera eficiente a las zonas más apartadas y elevadas.
Con esta premisa, la empresa adoptó la estrategia “Agua para todos”, una apuesta firme por la equidad en el acceso al agua y al saneamiento básico. Bajo esta visión, se priorizaron inversiones en barrios históricamente excluidos, donde antes era impensable la presencia de un operador de acueducto, y menos aún si era privado.
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Este proceso estuvo acompañado de un trabajo cercano con líderes comunales y actores sociales, quienes ayudaron a consolidar una cultura de confianza y responsabilidad compartida: el pago justo, el uso consciente del recurso, el cuidado de las redes y la denuncia de fraudes.
Fue así como nacieron las Obras Kpital, eje de la inversión que permitió transformar la historia de Cúcuta sector por sector y metro a metro. Se reemplazaron redes viejas y obsoletas por infraestructura moderna, lo que impactó directamente la calidad del servicio en cada comuna y comunidad, con mayor presión, continuidad y eficiencia.