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Sueños imposibles
La educación es uno de nuestros sueños imposibles.
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Viernes, 27 de Mayo de 2016

Los colombianos tenemos varios sueños imposibles, fruto de la frustración en distintos casos por culpa de la corrupción o de la ineptitud de los gobernantes, algunos de los cuales han sido hábiles para salir en televisión pero poco para mostrar realizaciones en favor de sus compatriotas. Por eso, son muchos los sueños que tenemos quienes queremos un mejor país, donde se resuelvan los problemas y nos saquen del subdesarrollo y el atraso.

Revisando las publicaciones de prensa y los noticieros de radio y televisión hallamos el catálogo de frustraciones. Que es muy grande y explica tanto la reducción de la popularidad del presidente Juan Manuel Santos como el surgimiento de grupo político capitaneado por exmandatario que ha sabido explotar las falencias para mostrarse como el salvador de Colombia. La Colombia actual puede con mucho, por eso, ser el texto para clase de politología, para los alumnos de una de las tantas universidades que ofrecen desde astronomía hasta crianza de gallinas.

Precisamente, la educación es uno de nuestros sueños imposibles. Mi nieto mayor quiere ser médico, pero es más fácil ir a la luna que estudiar la profesión de  Hipócrates. Un semestre en reputada universidad vale la friolera de 25 millones de pesos suma solo al alcance del ganador de un baloto o de un exportador de cocaína.

Eso para no hablar de la especialización, que representa inmenso costo, ya que durante los cuatro años que dura la práctica el galeno no puede trabajar en nada distinto y debe dedicarse únicamente a estudiar. Si es casado, obviamente debe poner a la mujer y a los hijos a ayunar o a vivir de la generosidad de los parientes. Eso explica, en pocas palabras, la escasez de especialistas

Además de la salud, otro sueño imposible es la movilidad, que se ha vuelto espantosa en las ciudades grandes, como Bogotá, donde millones de personas apenas consiguen trabajo compran un carro o una moto y se lanzan a la calle. En la capital, para darse una idea del problema, hay dos millones de autos particulares y un millón de motos Esos vehículos, sumados a los buses y los taxis explican las horribles congestiones que sufrimos todos los días.

No hablemos del transporte entre ciudades. Los trenes se los robaron y apenas son recuerdo para los viejos. Locomotoras y vagones están tirados en depósitos al aire libre y se pudren ante la indiferencia. Igual suerte corren buses y hasta carros del Congreso, involucrados en lavado de activos. Tampoco hablemos del metro de Bogotá, que no tiene futuro.

Y para no ir más lejos, no mencionemos las fuentes de trabajo. Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un joven sin palanca consiga un trabajo.

El catálogo de frustraciones explica los problemas presidenciales en materia de mala imagen-Yo creo que sí. Y hay más…gpt

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