Los medios terminaron informándonos que la Cámara de Representantes aprobó la reforma política propuesta por el presidente en cuarto debate. Listas cerradas, alternadas y paritarias para Congreso, asambleas departamentales y concejos municipales del 2026 en adelante.
También que los congresistas puedan ser ministros o altos funcionarios, que solo los jueces y no la Procuraduría podrán sancionar, suspender o destituir funcionarios de elección popular.
Que la traición ideológica, ahora llamado “transfuguismo” es viable por una sola vez, para inscribirse en un partido o movimiento distinto al que lo avaló, sin incurrir en doble militancia, y sin renunciar a la curul. En otros términos, se institucionaliza la traición a lo Iscariote. Claro que Borges y Papini, dicen que allí no hubo traición.
También aprobaron la realización de coaliciones de atornillamiento para hacer “superlistas”, que era la única manera que la ley electoral daba a los partidos enanistas, pequeñitos, diminutos para que alcanzaran a sumar un 15% no alcanzado en elecciones pasadas. Grave que esa restricción, ahora la puedan ++utilizar los partidos grandes que se quemaron por disputas de corrupción.
¿Se imaginan a conservadores y liberales, al Centro Democrático unidos, en una sola lista, enfrentando a los grupos de canela de la izquierda? ¡Vaya, vaya! con esa democrática reforma política.
Dios debería iluminar a los inconformes de ambas cámaras, para que en los cuatro debates que restan para aprobar este acto legislativo, los reconsideren en 2023.
Pero la reforma política debe ir más al fondo y desde el principio. Los miembros del Congreso deben relevarse dentro del período del ejecutivo en ejercicio. Aquí que somos tan copietas, vean como se introdujeron instituciones propias del régimen parlamentario a este que es presidencial y obviamente nunca han podido operar.
Pues copiemos el sistema de renovación del Congreso norteamericano, con las elecciones llamadas del “midterms”. Como lo hicieron ahora el 8 de noviembre que pasó, cuando renovaron la totalidad de la Cámara de Representantes y casi el 20 % de los senadores americanos.
Es la manera de sancionar al ejecutivo, haciéndole un balance, cuando no cumple con el programa de gobierno, o gobierna mal, a mitad de su gobierno.
No es correcto nuestro sistema que se alínea en un 90% en el día de la instalación del congreso, como lo hicieron los partidos mermeladas Conservador, Liberal e increíblemente el Centro Democrático.
Es el legislativo quien le da el visto bueno al Plan de Desarrollo del presidente Petro ¿pero comprometido desde el inicio como hacerle control?
Como se ve, el problema de fondo no es, si las listas son cerradas o abiertas. El problema es ético, para los partidos o movimientos políticos.
Adenda: Feliz Año.