El jueves en la noche me llama el joven periodista Diego Aretz para conversar sobre los temas de país, me pregunta mi opinión sobre algunos de ellos. Es muy difícil ser optimista por estos días con lo que sucede en Colombia, o como mejor me lo decía un amigo que vive en Valencia en España: “el mundo anda mal, por aquí no vamos bien, pero si se compara con lo que pasa en Colombia, nada que ver”. Algo de eso le decía a Diego, quien me preguntaba por años difíciles de Colombia que había vivido antes. Y así es, quienes ya hemos vivido el paso del tiempo, hace unos treinta y cinco años enfrentamos momentos duros con el narcoterrorismo, que incluso lo viví de cerca en razón a que en mi caso por aquellos años trabajé con uno de aquellos hombres que se sacrificó inútilmente por este país: el exministro Enrique Low Murtra. Recuerdo un coctel de aquellos años, que como si se tratare de una ironía, los homenajeados esa noche eran el exministro que preparaba maletas para irse de embajador a Suiza – hasta allá le llegaron las amenazas -, y Luis Carlos Galán.

El informe de Fenalco es demoledor, si durante el primer trimestre del 2023 tres sectores tuvieron un comportamiento negativo, en el primer trimestre de este año son seis. El presidente Jaime Alberto Cabal califica de alarmante el comportamiento de la inversión que cayó en un 13%, algunos sectores como minas descendió 1.5%, la industria manufacturera un menos 5,9%, comercio bajó 0.8%, y ni para que seguir con la tragedia. El recaudo ha  bajado tanto que ni siquiera desde la pandemia se registraba una caída del 40.9%. Hace algunos años en el país se acuñó una frase de Fabio Echeverri que mostraba como iban las cosas: “La economía va bien, pero el país va mal”. Algo así en términos coloquiales, a mi no me interesa las peleas de Uribe contra Petro, apago el televisor para no escuchar los insultos, pero en mi casa se hace mercado, mis hijos van al colegio, de vez en cuando voy con mi familia a Cartagena, y allá ellos en sus agarrones. La economía iba bien así la política no y así funcionaba el país.

Ahora no, por estos meses si el país va mal, la economía va peor. Alcanzaba a escuchar en estos días la gente que está saliendo del país, igual que el dinero, nadie invierte, la caída en la compra de carros es del 45%. No creo para nada que se trate de un “golpe blando” como habla el presidente, es la realidad de lo que estamos viviendo. Era claro que la derecha del país no le iba a abrir las puertas a Petro ni le iba a ayudar en su mandato, pero de ahí a decir que no lo dejan gobernar, y que estamos en esta situación por culpa de ellos, es una exageración. Y eso que Petro no ha mencionado hasta ahora, menos mal, el libro del pensador italiano Curzio Malaparte que escribiera sobre “Técnicas de un golpe de estado”; en pocas líneas, denunciaba que tanto un gobierno de izquierda como de derecha, tomándose los medios de comunicación y manejo de servicios públicos, podía en cualquier momento dar un golpe de estado. Algo de lo que estamos viviendo. La publicación de ese libro le costó el destierro a Curzio. Ni para imaginar aquí un conversatorio entre Petro y María Fernanda Cabal opinando sobre ese libro aquí en Colombia.  

Que recuerde hacía muchos años no sucedía que tanto la economía como la política iban por el peor de los caminos como si viviéramos “la tormenta perfecta”; la gente asustada, el presidente que de una y otra forma habla de una constituyente que genera incertidumbre e inestabilidad. Petro ha tenido la oportunidad histórica de ser el primer presidente de izquierda del país, y como vamos, su legado podría ser desastroso.