El gobierno del presidente Donald Trump continúa afectando a miles de migrantes en Estados Unidos, especialmente a las comunidades latinoamericanas.
Desde principios de este año, las deportaciones masivas no han cesado, y las historias de dolor y desarraigo siguen marcando la vida de muchas familias.
Un caso reciente a conmocionado a la comunidad latina: el de Gladys y Nelson González, una pareja colombiana que residía legalmente en el país desde 1989, pero que fue deportada en febrero después de una cita rutinaria con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
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Un sueño americano roto
Gladys y Nelson, ambos de 55 y 59 años, llegaron a Estados Unidos buscando un futuro mejor, y tras más de tres décadas, construyeron una vida estable.
La historia de los Gonzáles podría parecer la de cualquier otra familia inmigrante que vivió de manera legal en EE.UU. sin mayores problemas. Desde el año 2000, la pareja cumplía puntualmente con los requisitos establecidos por el sistema migratorio, presentándose ante las autoridades para regularizar su estatus.
Sin embargo, su reciente cita con el ICE no terminó como esperaban: fueron arrestados de manera abrupta y deportados, sin tiempo para despedirse de sus seres queridos.
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Según su abogada, Monica Crooms, si bien era sabido que en algún momento tendrían que regresar a Colombia, nunca imaginaron que la expulsión ocurriría tan de golpe.
Junto con sus tres hijas Gabby, de 23 años; Stephanie, de 27; y Jessica, de 33, formaron una familia que se integró profundamente a la sociedad estadounidense. Las tres nacidas en Estados Unidos, no cesan en su lucha por lograr que sus padres regresen a su lado.
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