Asimismo, recibieron testimonio sobre el reclutamiento de menores entre los 12 y 16 años, con el agravante de la explotación o abuso sexual en el caso de las niñas.
Juan Carlos Quintero, de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat) se refirió al impacto que ha causado el desplazamiento en el fraccionamiento familiar, y en la interrupción de la vida social y comunitaria, así como en la anulación de los liderazgos sociales, toda vez que en las comunidades visitadas, que pueden tener entre 10 y 15 juntas de acción comunal, no se registró presencia de ningún dignatario de estas asociaciones locales.
La interrupción del derecho a la educación en los niños, niñas y adolescentes fue otro de los hechos graves. La comisión evidenció que la mayoría no recibe clases desde enero, mientras que unos pocos lo hacen de manera esporádica y precaria por medios virtuales.
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“Adicionalmente, encontramos demasiadas afectaciones psicosociales, impactos emocionales y físicos que nos preocupa de sobremanera”, expresó Lina Mejía de la organización Vivamos Humanos.
También señalaron con preocupación algunas infracciones cometidas por la Fuerza Pública, a partir de testimonios y más de 200 denuncias, que dan cuenta de hechos relacionados con el lanzamiento de artefactos explosivos de manera indiscriminada, violando normas del derecho internacional humanitario.
El representante de Ascamcat indicó que, con el fin de persuadir a los actores armados para que respeten los mínimos humanitarios, dejaron instalados unos pasacalles visibles, pues “hasta la guerra tiene reglas, y la regla es respetar a la población civil”, dijo.
La comisión se comprometió a trasladar las peticiones de las comunidades a las entidades competentes y espera realizar un seguimiento y continuar con otras comisiones de verificación.
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