¿Habías previsto verte detrás de cámaras, como gerente de RTVC?
Nunca. Nunca me imaginé en este rol. Realmente fue una sorpresa cuando recibí la propuesta del presidente (Petro).Es algo que jamás pedí. Simplemente llegó y de repente por esas circunstancias tan particular en mi vida en ese momento, acababa de perder a mi esposo, que no tenía rumbo, nada tenía sentido, decidí escuchar esta nueva señal del destino. Ir por un camino nuevo a ver qué pasaba.
¿Fue una gran decisión?
Sí. Me siento muy satisfecha con el trabajo que hemos empezado hacer. Hay mucho por hacer. Y me produce mucho entusiasmo, el trabajo día a día.
¿Estos tres meses cómo los resume?
Han sido tres meses de un trabajo intenso, un empalme riguroso, de acercamiento a la gente de la entidad, conocer a profundidad cómo funciona RTVC, ver cuáles son las necesidades para empezar a trabajar. Y de proyectarse.
¿Es difícil gestionar para la cultura?
Sí. Es casi imposible. Uno quisiera que la gestión cultural fuera más sencilla. Es complicado.
¿Cómo ha sido ese salto de la televisión en blanco y negro a esta era tecnológica?
Recuerdo que veía televisión en blanco y negro y el control había que cambiar manualmente. Y recuerdo cuando llegó la televisión a color. Siempre he tenido alguna cercanía con esos hechos puntuales de los medios públicos. Siempre me interesó. Hemos visto los cambios, como se han ido transformando los medios, cómo la gente se acerca más y pueden ser creadores de contenido. Siempre he sido obsesiva de la tecnología. Me gusta estar al tanto, me gusta leer y aprender.
¿Qué pasará con el Festival de Cine Verde?
Mi hija Juliana Paniagua, que es una de las cofundadoras del festival se ha encargado de la dirección y está ahora al mando.
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