Después de 18 años de casada por la Iglesia católica, dos de esos separada, Reina López* estaba a las 9:05 de la mañana del pasado jueves en el Tribunal Diocesano de Cúcuta, en espera de tener asesoría para iniciar su procesos de nulidad matrimonial.
Ella cree que su situación es causal de sentencia a su favor, porque desde el primer año de unión sacramental, luego de 7 años de novios, su esposo comenzó “a mostrarse como en realidad es”, describiendo que sus problemas mentales por su adicción al alcohol les “dieron mala vida” a ella a su hija, así como sus “infidelidades”.
Lea además: Incautos caen en Norte de Santander en estafas a través de mensajes de texto
Amalia Durán*, quien también acudió a la sede judicial de la Iglesia católica, fue asesorada por uno de los sacerdotes del lugar, luego de llevar cuatro años separada, en busca de poner fin a su relación matrimonial religiosa de 15 años, que además le dejó dos hijos.
Destacó que la diferencia de edad, pues su esposo le lleva 18 años, tener tan solo 19 años al momento de recibir el sacramento y estar en embarazo, lo que la presionó, son motivos suficientes para anular el matrimonio eclesiástico.
Ambas mujeres coincidieron en decir que decidieron dar este paso porque ya sanaron y quieren estar en paz y en comunión con Dios. Además, que durante su vida en pareja lucharon hasta donde más pudieron por mantener sus hogares.
¿Es difícil tramitar la anulación?
Para aclarar lo que concierne a la nulidad matrimonial, La Opinión conversó con el sacerdote Jorge Alexander Perutty Gómez, vicario judicial de la Diócesis de Cúcuta, licenciado en Derecho Canónico y párroco de la iglesia La Sagrada Familia.
La Iglesia señala que la nulidad matrimonial es la declaración pública de los tribunales eclesiásticos tras un proceso judicial que sentencia que un matrimonio nunca llegó a surgir por ausencia de algún requisito necesario para su validez. Así, la declaración no anula un matrimonio válido, sino que reconoce que ese matrimonio nunca fue contraído válidamente.
(Sacerdote Jorge Alexander Perutty Gómez, vicario judicial de la Diócesis de Cúcuta.)
“La gente cree que el proceso es muy difícil, es un tabú. No son tan complicados como dicen. Los procesos ordinariamente se hacen en las diócesis. Muy poquitos irían a Roma. El tribunal de Cúcuta perteneció hasta el 2015 al Tribunal Regional de Bucaramanga. Desde el 2016 Cúcuta tiene tribunal propio y sacamos las causas para esta Diócesis”, explicó el vicario.
Le puede interesar: Los abuelos del general Santander
El religioso sostuvo que hasta 2015 se necesitaban dos sentencias conformes, una del Tribunal Regional de Bucaramanga y otra del Tribunal Único de Apelación, en Bogotá, para la nulidad. Con la reforma del Motu Proprio del papa Francisco se establece una sentencia como suficiente, por lo tanto muy raros casos van a segunda instancia.
El interesado podría apelar la decisión en cualquier momento a la Rota Romana, pero de Cúcuta ningún caso ha llegado hasta allá. Además, se recomienda antes de iniciar el proceso es esperar dos años, porque ha habido casos en los que en medio de la causa se reconcilian los cónyuges, perdiéndose el esfuerzo y el tiempo de los peritos en el tribunal.
No se requiere abogado
El presidente del tribunal eclesiástico indicó que una vez asesorado al demandante, se acepta la solicitud y se nombra inmediatamente una sala, la cual conforma un grupo de jueces que estudiará el caso, para al final dar sentencia.
También se designa un instructor, quien va a llevar la causa, es decir, hará las preguntas a los testigos y a los esposos, buscará las pruebas y se encargará de darle cuerpo a todo el proceso.
El vicario judicial Jorge Perutty informó que las partes no requieren abogados, pero si desean tener el acompañamiento de uno de ser en Derecho Canónico. El Concordato permite que la Iglesia tenga su propia jurisdicción, que es distinta a la civil.
¿Cuánto puede durar el proceso? ¿Es costoso?
“La gente pensaba que la nulidad matrimonial era un proceso largo, dispendioso y tocaba ir hasta el Santo Padre, pero desde hace muchos años se ha empezado a entender que las diócesis tienen tribunales eclesiásticos propios”, señaló el párroco.
Lea también: ¿Qué hay detrás de la construcción de Cúcuta? Un recorrido por la ciudad republicana de Colombia
El vicario judicial sostuvo que, para quienes son de escasos recursos, estos procesos resultan gratis. Quienes pueden costearlos se establecen los costos, según sus ingresos.
En cuanto al tiempo de duración, añadió que el ideal es que el trámite dure máximo un año, pero ha habido procesos que se han resuelto en diez meses, como otros que se han extendido mucho por fallas en los testigos, quienes son actores fundamentales para la nulidad.
Durante el proceso se consulta a médicos, psiquiatras, psicólogos, sacerdotes y los profesionales que se requieran.
Causales de nulidad
El sacerdote aseguró que “estamos ante el fenómeno de que los matrimonios están muy endebles y la familia tiene grandes dificultades, no solamente por los esposos, sino por los hijos; muchas veces el cansancio de eso hace que se rompa en lazo matrimonial”.
El vicario judicial expresó que la nulidad toma en cuenta lo que ocurrió antes del casamiento y no la causa que llevó a la ruptura. Esas causales las han mantenido la Iglesia y son:
- Impedimentos dirimentes. Son alrededor de una docena de prohibiciones para contraer matrimonio: edad, impotencia, consanguinidad, tener un matrimonio anterior vigente…
- Vicios del consentimiento. defectos graves que afectan la validez de matrimonio. Por ejemplo ignorancia y error, que se entiende como falta de madurez al casarse; problemas de naturaleza psíquica, que es la falta de capacidad para entender el matrimonio; el miedo, que es cuando la pareja acepta casarse luego de salir embarazada la mujer por temor a la reacción de sus padres; el dolo, que es el engaño para que el otro acepte casarse, como prometer hijos cuando se es estéril.
La pandemia influyó
El párroco Perutty subrayó que la pandemia de COVID-19 generó un aumento en las solicitudes de nulidad. En el 2019, antes de esta emergencia, recibieron 65 causas y el promedio de sentencias fue de 30, pues estudiar 100 folios de cada caso no es engorroso.
En 2020, cuando el coronavirus encerró a la humanidad, llegaron 23 causas, pero en cambio pudieron dedicar más tiempo al análisis de los casos y se dieron 56 sentencias. En 2021, fueron 21 sentencias y el año pasado recibieron 78. En 2023 van casi 40 causas, es decir, están en la media del 2022.
Lea aquí: ¿Cuánto costaría viajar a Miami para ver a Messi?
“Esto no es solamente la pandemia, es que es que hoy somos muy sensibles y para los matrimonios, ante el primer problema, lo más fácil es terminar”.
Añadió que, en el tribunal de Cúcuta, las principales causales de sentencia de nulidad son la inmadurez por parte de los contrayentes, problemas de naturaleza psíquica y mental, el miedo, el dolo y la simulación, este último por ejemplo es más difícil de probar, porque es cuando una pareja lleva 8 años de noviazgo y la familia presiona la boda, mientras que la pareja no siente ese deseo del matrimonio.
El jurista canónico Jorge Alexander Perutty Instó a los jóvenes a tener en cuenta que el noviazgo es la etapa del discernimiento, donde ellos tienen que constatar si tienen el mismo proyecto de vida y quieren construir juntos un camino de vida matrimonial.
Manifestó que cuando alguien desea casarse por la Iglesia debe entender que “quiere llevar una vida sacramental y con Dios”.
Finalmente, vale decir que si hay hijos dentro del matrimonio, con la nulidad, los derechos y obligaciones permanecen inalterados por parte de los padres.
Gracias por valorar La Opinión Digital. Suscríbete y disfruta de todos los contenidos y beneficios en https://bit.ly/SuscripcionesLaOpinion.