Más de 47 mil niños son beneficiados con estos programas en la región en los seis años de permanencia con los aliados que creen en la zona del Catatumbo y el poder transformador de la educación.
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Martínez asegura que la percepción de la población no es tan vulnerable cuando comienzan a acceder a sus derechos. “Me voy con la tranquilidad que estamos en el buen camino, que todos puedan vivir su plena ciudadanía. Eso significa para adultos, jóvenes y niños acceder a sus derechos y que los maestros y rectores van a ayudar a subir la autoestima, a mandar mensajes positivos frente a la posibilidad de construir un mejor presente y un futuro en este departamento y a la lógica seguir siendo un país de bandera con maravillosas cosas en América Latina”, agregó.
La agenda continúa en Ábrego, Hacarí y La Playa para evaluar esos ejercicios psicosociales donde se trabaja con los niños y niñas, hablar con profesores, rectores y la comunidad. La idea es que tanto Noruega como Suecia sientan que su dinero está siendo bien invertido en este territorio a través de Save The Children.
La adolescente Andrea Gisela Barbosa Chinchilla manifiesta que la experiencia es muy significativa, ya que a través de dinámicas y juegos se incentiva el aprendizaje para superar los conflictos sociales.
“Ha ejercido influencia no solamente en las instituciones sino en las propias vidas sobre temas muy importantes como son los mecanismos para superar la pobreza, los efectos del conflicto y ahora en la pandemia el regreso a clases y esos métodos de bioseguridad. Además, los deberes y derechos en los territorios con encuentros virtuales y presenciales, expresar y dar la opinión, descubrir el potencial y levantarnos en ambientes seguros”, señaló la menor de edad beneficiaria.
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