Las bajas temperaturas acompañadas de granizadas tienen en alerta a los campesinos de la vereda Santa Lucía, del corregimiento Quebrada de la Esperanza de Ocaña.
Los labriegos se reunieron con el coordinador de la oficina de Desarrollo Rural, José Luis Amaya Pérez, para exponerle la situación y solicitar la intervención del municipio.
De acuerdo con el presidente de la Junta de Acción Comunal, Luis Barbosa Ortiz, las pérdidas ascienden a más de 200 millones de pesos.
En el más reciente aguacero acompañado de vientos huracanados y granizo, resultaron afectadas 25 familias y más de 100 hectáreas en las que se cultiva cebolla principalmente.
Otros productos que se dan en la región y constituyen la base del sustento económico de las familias son yuca, frijol, aguacate, tomate, pimentón y pepino.
Una vez se cumplió la reunión con Amaya y se verificó en terreno las afectaciones en viviendas y en cultivos, se anunció que se hará un diagnóstico para cuantificar finca a finca las pérdicas y enviar el reporte a la Gobernación de Norte de Santander y a la oficina de Gestión del Riesgo y Atención de Desastres.
Uno de los afectados fue Emel Antonio Amaya Salazar, quien perdió 30 millones de pesos. “Prácticamente todo se dañó y quedamos en la olla. Se vino una tormenta con granizo y los fuertes vientos ocasionaron que se levantaran los techos de las viviendas y arrancaron los productos”, agregó.
Otro de los afectados fue Jhon Harold Rincón Armesto, quien perdió todos los cultivos y se declaró en crisis económica.
“Tenía 5.000 plantas de pimentón con una inversión de 5 millones de pesos y cuando estabamos por recoger la cosecha se presentó la intensa lluvia”.
El hombre solicitó apoyo del municipio por tanto el capital había sido adquirido en cooperativas agropecuarias. “La cosecha se perdió pero las deudas siguen vigentes y este panorama es común a todos los afectados”.