Los damnificados de la avalancha ocurrida en la vereda El Tarrita, comprensión rural de Ábrego, no dan el ‘brazo a torcer’ y ayer decidieron mantener, hasta nueva orden, el cierre temporal de la carretera Ocaña-Cúcuta.
A pesar de las mesas de diálogos, no llegan a los acuerdos definitivos y exigen la presencia del director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgos para que asuma el compromiso del reasentamiento humano.
Los campesinos aseguran que ni siquiera han definido la adquisición de predios y muchos han retornado a la zona bajo se propio riesgo a desempeñar actividades comerciales a la orilla de la carretera.
“Aquí estaremos hasta las últimas consecuencias, hemos aguantado mucho por parte de los funcionarios sin voz, ni capacidad de decisión”, afirmó, Wilmar Ortiz, vocero comunal de la Quebrada Paramillo.
Al comienzo, el bloqueo intermitente era de dos horas y habilitaban el paso, ante la falta de entendimiento se aumentó a 4 horas, generando grandes filas de vehículos.
“Damos plazo hasta este viernes para concretar una propuesta viable, de lo contrario cerraremos la arteria de manera permanente para llamar la atención del Gobierno nacional”, señaló la presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Brisas de El Tarra, Torcoroma Peñaranda Vergel, quien expresó el malestar por los dos años largos de espera sin respuesta alguna.
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Recordó la demanda millonaria en contra del Estado interpuesta por 118 familias afectadas debido a la negligencia ante una tragedia anunciada con antelación.